El Tratado de Lisboa supera sus últimos obstáculos después de que Polonia y República Checa acepten firmarlo

  • Finalmente el trabajo diplomático ha surtido su efecto. La aprobación, en segunda instancia, del Tratado de Lisboa por parte de Irlanda ha sido el detonante para que las reticentes Polonia y República Checa acepten firmarlo.
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Buenas noticias para el futuro de la Unión Europea. En sólo una semana parece haberse despejado un camino que hace sólo unos meses estaba totalmente cortado. Primero fue Irlanda que repitió la votación y finalmente decidió aceptar el texto del Tratado de Lisboa, previas modificaciones especiales para sus intereses y después de que la crisis económica y la presión diplomática hicieran el resto.

Ahora llega el turno de Polonia y la República Checa. Los primeros ya aprobaron el texto en su Parlamento, pero su presidente, Lech Kaczynski, decidió no ratificarlo por sus reticencias en materia de aborto y otras cuestiones. Finalmente lo firmará el próximo domingo, según han informaron fuentes presidenciales. "El presidente mantiene su palabra. Aseguró que iba a firmar el tratado sin demora si Irlanda decía 'sí' y el domingo firmará el tratado", declaró un colaborador del presidente, Aleksander Szczyglow, al canal de televisión TVN 24.

Recta final de las negociaciones

Asumiendo que la firma se produzca, el siguiente (y último) obstáculo era la República Checa, presidida por el euroescéptico Vaclav Klaus. Para presionar a República Checa y aclarar el calendario, lapresidencia sueca celebró este miércoles una reunión con lospresidentes de las tres instituciones de la UE -el propio presidente en ejercicio de la UE, Fredrik Reinfeldt;el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; y el de la Eurocámara,Jerzy Buzek- a la que habían invitado al primer ministro checo.Finalmente, éste no pudo asistir por problemas con su avión y participópor videoconferencia.

Justo este jueves el primer ministro checo, Jan Fischer ha anunciado que espera que el presidente Klaus firme el Tratado de Lisboa como muy tarde a finales de año, una vez que el Tribunal Constitucional se haya pronunciado sobre el último recurso presentado por un grupo de 17 senadores.

Si todo sigue su senda, la pelota estará en el tejado del próximo presidente de turno de la Unión Europea, José Luis Rodríguez Zapatero, que llegará con el deber de desarrollar la aplicación de un texto que habrá necesitado muchos años para poder ser aprobado.

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