El turista paga a tocateja en Tailandia

  • El visitante extranjero habitualmente tiene que pagar más que los locales. Se trata de una costumbre extendida en Asia.
Los turistas extranjeros suelen tener que pagar más por los mismos servicios | Reuters
Los turistas extranjeros suelen tener que pagar más por los mismos servicios | Reuters
Patrick Winn – GlobalPost para lainformacion.com
Patrick Winn – GlobalPost para lainformacion.com

BANGKOK – Entre los extranjeros que viven en Tailandia y los visitantes frecuentes al país, se trata de una de las prácticas más repudiadas. Algunos la tachan de vergonzosa mientras que otros la califican de mal gusto.

No, no es el trabajo infantil. Tampoco es el tráfico de humanos.

Es el recargo adicional que los extranjeros pagan en numerosos lugares turísticos. Pocos temas provocan reacciones tan viscerales entre los occidentales de Tailandia, y a menudo es tema de conversación en el bar o la cafetería.

El principal periódico tailandés en lengua inglesa, The Bangkok Post, tiene en su página principal un foro sobre esta política de "precios diferenciados" para que los lectores puedan expresar su descontento. Aparte de artimañas para evitar el mencionado recargo, el foro incluye comentarios de algunos que defienden que el mayor precio permite contrapesar la disparidad de ingresos entre locales y extranjeros. Otros lo fustigan con duras palabras.

"El precio diferenciado para los europeos es una especie de bofetada disimulada contra los poderes coloniales blancos (europeos) y una pequeña revancha [los tailandeses]", escribe uno de los visitantes del foro. Otro añade: "el mayor precio es… una humillación y una forma de muy mal gusto de ganar más dinero con los turistas".

Listas de precios

En muchas atracciones turísticas de Tailandia, como los acuarios de propiedad privada o los parques nacionales, los visitantes se encuentran con dos listas de precios. Una muestra el coste en el idioma tailandés, que rara vez se usa en otras instancias, para la población local.

La otra presenta el precio para extranjero en inglés, con recargos que a menudo son entre un 50 y un 100 por ciento mayores. A veces pueden llegar hasta el triple del precio. La diferencia a menudo se traduce entre 3 y 5 dólares, aunque en casos extremos puede llegar a 15 dólares. El personal de las taquillas normalmente clasifican a los no-tailandeses por raza y separan a los blancos e indios para que paguen más.

La Autoridad de Turismo de Tailandia (ATT), que recibe gran parte de las críticas, denomina formalmente la práctica con el nombre de "escala de precio diferenciado". Sin embargo, la ATT "no ejerce control" sobre los lugares turísticos que cobran más a los extranjeros, declara Kaneungnit Chotikakul, su directora internacional de relaciones públicas.

Con todo, Chotikakul indica que la práctica tiene su origen en la diferencia de ingresos entre los tailandeses y el turista tradicional. "En el caso de las atracciones controladas por el gobierno, el menor precio que pagan los tailandeses refleja el poder adquisitivo inferior que tienen en comparación con los visitantes internacionales", añade.

El debate del recargo a los extranjeros se reduce normalmente a posiciones completamente opuestas, básicamente que los "lugares turísticos son racistas" o que "los visitantes que se quejan se creen con derecho y son tacaños".

Pero la realidad tiene más matices, declara Stephen Cleary, escritor británico, editor y traductor que ha vivido 14 años en Tailandia. "Nunca he pagado el precio del turista", afirma Cleary, que insiste que en la taquilla cobran el precio local si el extranjero en cuestión intenta hablar un poco de tailandés. "Me niego a entrar en los lugares en que se niegan totalmente a que los extranjeros paguen el precio de los locales".

Pero no siempre ha tenido suerte. Confiesa que una vez lo persiguió un taxista con una palanca después de negarse a pagar los 5 bahts tailandeses -14 centavos de dólar- que se les impone a los extranjeros.

Discriminación interna

Sin embargo, se muestra sensible con los parques nacionales y los templos budistas, de escasos recursos, y donde los feligreses tailandeses normalmente hacen una donación y los extranjeros, no. Más aún, añade Cleary, a muchos extranjeros se les olvida la discriminación racial que sufren los tailandeses urbanos–a menudo descendientes de chinos y de piel más clara- cuando van de vacaciones al campo.

"La verdad es que muchos tailandeses de origen chino no hacen un escándalo cuando les cobran más caro", afirma. "Quejarse les haría perder prestigio". La ira también se dirige a menudo al gobierno o a la población. Cleary indica que a veces las pequeñas pensiones u otros lugares propiedad de extranjeros también tienen una política de precio diferenciado.

La atracción más criticada por sus tarifas para extranjeros es probablemente el Siam Ocean World, un acuario de lujo de propiedad australiana que se encuentra en el sótano del centro comercial Saim Paragon, uno de los más elegantes de Bangkok. Durante un día de semana, una azafata tailandesa en un llamativo traje de sirena recibe a las familias en el lobby, al igual que su colega en un traje de nutria.

En la taquilla, el panel da la bienvenida a los extranjeros con una oferta familiar por 88 dólares (70 euros). Al lado, en tailandés, el mismo paquete cuesta la mitad. (Un empleado explica que los residentes extranjeros con permiso de trabajo pueden entrar pagando el precio local).

"La gente viene a Tailandia porque es un destino barato. Vienen buscando gangas", afirma Richard Barrow, profesor y propietario de PaknamWeb, un foro en inglés sobre la vida tailandesa. "¿Qué sentido tiene viajar tan lejos para ver un acuario excesivamente caro en el sótano de un centro comercial?", se pregunta.

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