Elecciones Egipto: Renace el "es la economía, estúpido"

  • Mientras la primera carrera libre por la presidencia de Egipto entra en la recta final, los egipcios dicen que los principales contendientes sólo han ofrecido hasta el momento exiguas recetas para el tema que más les preocupa: la economía.

Debate histórico entre los rivales de las elecciones egipcias
Debate histórico entre los rivales de las elecciones egipcias
Erin Cunningham, El Cairo (Egipto) | GlobalPost

El 81% de los egipcios calificó la mejora de las condiciones económicas –más que cualquier otra reforma política- como "muy importante" en una encuesta realizada por el Pew Research Center publicada a principios de este mes.

A los residentes les preocupa que todos los candidatos estén mal preparados para atajar la creciente crisis económica del país, que incluye la caída de las reservas de divisas, una inversión extranjera insignificante y un déficit presupuestario colosal de 26.400 millones de dólares.

"La mayoría de los candidatos no han sido honestos (acerca de sus políticas económicas)", dice Sayed Radwan, funcionario de 35 años de edad, desde el barrio de Shubra (El Cairo). El candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi, "llegó a Shubra para repartir pollo y cocinar pasta. Se trata de alguien que no se preocupa por sus políticas - que sólo quiere llegar al poder a cualquier coste".

Según el Banco Mundial, alrededor del 40% de los egipcios viven con menos de dos dólares al día.

A pesar de la división política secular-islamista, las plataformas económicas de los tres candidatos- el favorito liberal-secular, Amr Moussa; el candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi; y el independiente islamista, Abdel Meneim Aboul Futuh- son muy similares e igual de imprecisas, dicen aquí los economistas.

"Las plataformas de los candidatos son muy generales", apunta Amr Adly, director de la división de economía y justicia social de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales. "Ésta es la primera vez que tenemos las plataformas electorales, por lo que no estamos enteramente seguros de cómo deberían formar. Sus ideas no son claras, y estoy seguro de que no sabemos todavía cómo determinarán sus acciones las realidades de la vida política".

Las tres plataformas están ancladas en el lenguaje del libre mercado y vinculadas al populismo. Se comprometen a fomentar la inversión extranjera, eliminar la burocracia para las empresas y conceder exenciones de impuestos a gran escala y proyectos con mano de obra intensiva.

En la década de 1990, y durante los años posteriores al régimen de Hosni Mubarak, el antiguo líder presidió una apertura general de la economía de Egipto a los mercados externos y planes de privatización. Pero el movimiento sólo benefició mayoritariamente al propio círculo del presidente, trasladando poca o ninguna ganancia a la gente corriente y empobrecida de Egipto.

De hecho, un mayor crecimiento económico en 2007-2008 llevó a una inflación galopante que depreció a la libra egipcia, paralizando la capacidad del consumidor de comprar productos importados.

"Muchas personas se quedaron al margen", dice Magda Kandil, director del Centro Egipcio de Estudios Económicos, del esfuerzo de privatización de Mubarak. "En la economía creciente, la inflación era alta - y había un sentimiento de injusticia entre los que se esforzaron en comparación con la clase que se benefició (de la privatización)".

Moussa, Morsi y Aboul Fotouh coinciden en la necesidad de reducir la dependencia de Egipto de las reservas de moneda extranjera, una vez impulsadas por las exportaciones de petróleo y gas, altas tasas de turismo y las remesas provenientes del exterior, para cubrir los gastos del gobierno.

Las reservas de divisas extranjeras de Egipto se redujeron de 36.000 millones de dólares antes de la revuelta a los 15.200 millones en abril –según los expertos, lo suficiente para cubrir tan sólo tres meses de importaciones-.

En su lugar, Moussa y Aboul Futuh se han comprometido cada uno por su lado a aumentar los ingresos ampliando la base tributaria a través de nuevas tarifas. Aboul Futuh quiere impuestos para artículos de lujo como los cigarrillos, mientras que Moussa dice que va a implementar un nuevo impuesto a las ganancias de capital.

Morsi, armado con un plan diseñado por los Hermanos que Adly considera que "exagera" la erradicación de la corrupción, quiere aumentar los ingresos, exigiendo una indemnización a los compinches de la era Mubarak, que se beneficiaron de acuerdos sobre la tierra a precios por debajo del mercado.

"Nuestra primera prioridad es reestructurar las instituciones del Estado para deshacernos de la corrupción dentro del gobierno", ha declarado Mohammed Gouda, el portavoz de la comisión económica del Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes. "También vamos a volver a evaluar todos los acuerdos comerciales que fueron negociados para servir a los intereses personales de algunos hombres de negocios".

Los tres candidatos abogan por la eliminación de costosos subsidios energéticos al sector industrial de Egipto, que representan una parte considerable de los 12.000 millones de subvenciones del gobierno a la energía.

Dicen que, en cualquier caso, van a tener disponible desde 5.000 a 6.600 millones de dólares para el necesario gasto en educación, salud y otros servicios sociales.

Pero mientras que cada candidato hace hincapié en que no se reducirán los subsidios de energía para los ciudadanos comunes y corrientes, los economistas dicen que la abolición de los subsidios para la industria pueden llegar a ser repercutidos a los consumidores si no se establecen mecanismos de protección.

"Muchos candidatos están hablando de reducir determinadas subvenciones sin tener en cuenta realmente el resultado", apunta Adly, y añade que cualquier aumento de impuestos sobre las ventas u otros impuestos indirectos también agrava el sufrimiento de los pobres de Egipto, que ya están lidiando con el aumento de los precios de los productos básicos. "La reasignación de estos fondos puede dañar tanto como puede beneficiar".

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