En Georgia los mayores de 50 son los que protestan

  • La semana pasada la policía georgiana disolvió una manifestación de manera "excesiva y desproporcionada", según varias ONG de derechos humanos. Los miembros de la 'Revolución de plata' se sienten una generación inútil y discriminada. La nueva estructura de Georgia prefiere contratar a los más jóvenes.
Nicholas Clayton, Tbilisi (Georgia) | GlobalPost

A primera hora de la mañana y bajo una intensa lluvia, la policía antidisturbios de Georgia se acercaba una multitud de manifestantes que se habían apropiado de un palco frente al Parlamento, el lugar donde el Presidente iba a hablar unas horas más tarde.

Era el punto final a una protesta de cinco días orquestada por dos partidos de la oposición de Georgia exigiendo la dimisión del presidente Mikheil Saakashvili. En su apogeo, se calcula que 10.000 personas participaron en las protestas, que bloquearon una importante vía pública frente a la sede de la televisión estatal en la capital, Tbilisi. El miércoles pasado, unos 3.000 manifestantes marcharon hacia el quiosco de música, donde esperaban interrumpir el desfile anual del Día de la Independencia de Georgia.

Los partidos de la oposición afirmaron que marchaban por la democracia. El Gobierno dijo que eran provocadores apoyados por Rusia decididos a sembrar el desorden. Ambas posiciones no se entienden.

Cuando se publicaron las secuencias de cómo se dispersó la violenta protesta, se puso de manifiesto que la mayoría de los que habían salido a las calles no eran jóvenes radicales, sino trabajadores de mediana edad y jubilados, apiñados y a los que les faltaba el aire por los gases lacrimógenos y la lluvia, evitando frenéticamente el balanceo de las  porras y balas de goma. En la refriega, un manifestante resultó muerto mientras que 37 personas resultaron heridas.

Los informes también revelan que la caravana del ex portavoz parlamentario Nino Bujanadze, arquitecto principal de la protesta, aplastó a un policía provocándole la muerte mientras Bujanadze huía de la violencia. Pero este escándalo tampoco se entiende.

Más bien, lo que los hechos dejan claro es que la sociedad de Georgia sufre una fisura profunda ocho años después de su pacífica Revolución de las Rosas que barrió del poder a los reformadores de mentalidad occidental. Aunque la administración de Saakashvili ha recibido críticas muy favorables de los países occidentales sobre su sorprendentemente efectiva política contra la corrupción y las reformas de liberalización del mercado, los analistas locales afirman que el fortalecimiento de la economía de Georgia y las reformas de liberalización han dejado a muchos georgianos atrás.

Las protestas de esta semana se etiquetaron bajo la 'Revolución de plata', ya que la mayoría de los manifestantes se encontraban en sus 50 años de edad o más. Los manifestantes, en su mayoría georgianos educados en la Unión Soviética, hablan ruso, no inglés. Estaban acostumbrados a un mercado de trabajo estable y a una pensión generosa en la época soviética. La nueva Georgia parece no tener lugar para ellos.

De acuerdo con los datos del Banco Mundial, el 55% de los georgianos viven por debajo del umbral de la pobreza. Koba Turmanidze, director del  Centro de Investigación de Recursos del Cáucaso (CRRC, por sus siglas en inglés), dice que en la investigación del centro el grupo de 50 ó más años de edad aparece siempre como un grupo "más pobre y con mayor nivel de desempleo" que el resto.

Las pensiones que reciben los ancianos son menos de la mitad de las cifras oficiales del propioGgobierno de Georgia sobre el nivel de subsistencia mínimo oficial, que para una familia de cuatro miembros es de 223 laris (92 euros) por mes. Una cifra "ridículamente baja", dice Turmanidze.

Además, las antiguas industrias de la Unión Soviética han desaparecido y el empleo en sectores de crecimiento de la economía georgiana, como el turismo, las organizaciones no gubernamentales y los negocios internacionales, requiere de capacidades modernas, una ética laboral occidental y un inglés fluido, especialmente desde que Rusia impuso un embargo comercial sobre Georgia en 2006.

Además, apunta Turmanidze, existe una discriminación estructural en la "nueva Georgia" contra los de la generación pasada.

"La percepción que el Gobierno está promoviendo es que se trata de una generación inútil", denuncia. "La gente ahora asocia a la generación mayor con la década de los 90 y anterior, cuando había mucha corrupción, cuando el país era un estado fallido. Prefieren contratar a alguien más joven, incluso aunque esté menos cualificado".

El propio Gobierno de Saakashvili es un ejemplo de esta tendencia. De los 20 ministros del gabinete, sólo seis son mayores de 38 años. El ministro georgiano de Desarrollo Económico, Vera Kobalia, tiene 29 años.  

Casi la mitad de los coches que circulan por las calles de Tbilisi es un taxi independiente. Los usuarios negocian las tarifas por adelantado con los conductores, que son en su mayoría de mediana edad, con formación universitaria. Debido a la saturación del mercado, la tarifa estándar para cruzar esta ciudad de 1,5 millones de habitantes es de 5 laris (2 euros), con lo que apenas se cubre el precio de la gasolina.

En una reciente encuesta realizada por el Instituto Nacional Demócrata, el 37 por ciento de los encuestados de toda Georgia dijo que estaban en peor situación que el año anterior. En comparación con 2008, el 91 por ciento dijo que la subida de precios se había convertido en la mayor preocupación. La mayoría de los encuestados dijo que la situación del empleo había empeorado.

Turmanidze dice que éstas son las principales preocupaciones para la generación de más edad, para quien "cada lari cuenta". Ahora, están comenzando a sentirse acorralados.

"Francamente estas protestas no son en absoluto extrañas. Esperábamos que la generación mayor sería probablemente la más proclive protestar y no veo que la situación mejore", apunta.

Human Rights Watch, Transparencia Internacional de Georgia y la Asociación de Jóvenes Abogados de Georgia han denunciado los métodos de la policía como "excesivos" y "desproporcionados" y han pedido una investigación sobre la dispersión de la protesta, en la que casi una docena de periodistas también fueron atacados por la policía antidisturbios.

En su intervención antes de que comenzara el desfile militar, Saakashvili pidió un minuto de silencio por las dos personas que perdieron la vida justo a los pies de donde él estaba tan sólo 12 horas antes.

A continuación, declaró: "Estas personas, estos líderes políticos con sus pequeños grupos querían levantar la mano contra la democracia georgiana. En lugar de querer la libertad de expresión, lo que en realidad quieren es la violencia".

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