¿En qué estaría pensando McChrystal?

  • Los soldados estadounidenses desplegados en Afganistán aún no salen de su asombro. No entienden qué se le pudo pasar por la cabeza al general Stanley McChrystal, hasta la semana pasada jefe de las tropas de EEUU y la OTAN en el país centroasiático, para dejar que el gran público conociese el bajo concepto que tiene de la capacidad de la Administración Obama. Dicen que el general rompió el código de conducta militar y que su expulsión era evidente.
El general McChrystal se retirará del Ejército de EEUU
El general McChrystal se retirará del Ejército de EEUU
Ben Gilbert | GlobalPost

(Kandahar, Afganistán). Los soldados sabían más que nadie el daño que se había producido cuando se enteraron de la noticia de que su comandante, el general Stanley McChrystal, comandante de la fuerza internacional de 140.000 soldados liderada por EEUU en Afganistán, había criticado a su comandante en jefe en un explosivo artículo en la revista Rolling Stone.

Lo sabían, porque ellos acatan las mismas reglas que tenía que respetar McChrystal: el Uniform Code of Military Justice (UCMJ). Según este código militar, un oficial puede ser sometido a un juicio marcial si utiliza cualquier "palabra despectiva contra el presidente, vicepresidente, el congreso" y cualquier otro líder civil en el Gobierno de EEUU. Cualquiera de los soldados desplegados en Afganistán sería apartado de su puesto, o juzgado por un tribunal militar, por una ofensa similar.

"No veo la manera de que Obama no le aparte", dijo un soldado antes de que el presidente de EEUU anunciase que McChrystal había presentado su dimisión. "Si no lo hace, significaría que MChrystal está por encima de la ley".

Con la misma velocidad que la noticia de la entrevista en Rolling Stone se propagó por internet, también llegó a las tropas estadounidenses combatiendo en Afganistán. El artículo fue motivo de cotilleos, preocupación, incredulidad, sorpresa y asombro entre los soldados y oficiales desplegados en la provincia de Kandahar.

Durante una patrulla de combate, con un M-4 en la mano y granadas adosadas al pecho de su traje de protección, un soldado de primera clase le pregunta al reportero de GlobalPost sobre el reportaje en Rolling Stone. Un sargento mayor de brigada le escucha y recuerda al periodista que lo que se diga durante esa patrulla está muy claro que no se puede publicar, según las normas del acuerdo de reporteros integrados en el Ejército, por razones de seguridad.

Un capitán se pregunta cómo un oficial del Ejército de EEUU podía pensar que se iba a librar de las consecuencias si daba esa entrevista."No creo que no supiese que le expulsarían por decir eso", dice un soldado. "Lo ha debido de hacer a propósito, ¿pero por qué?"

A su vez, un grupo de oficiales dejan claro que se sienten traicionados por los medios, una vez más.

"Hay periodistas que construyen relaciones con nosotros y confiamos en ellos, y consiguen las noticias de ese modo", asegura un oficial. "Y hay idiotas que traicionan a sus fuentes por una gran historia y para hacerse famosos. Espero que no seas de estos últimos, porque no vuelven a conseguir otra historia jamás".

El martes por la noche, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF), que dirigía McChrystal, ordenó a todos los soldados dirigir las preguntas de los periodistas sobre el artículo de Rolling Stone a su oficina principal de prensa en Kabul. Los soldados no podían hacer comentarios al respecto. Por ello, no se han utilizado nombres para este artículo.

"Creo que cosas como éstas no se dicen nunca si no hay un mensaje más profundo", dice un soldado. "Uno no hace esto simplemente sin motivo alguno".

Las tropas tienen desde hace mucho tiempo sentimientos encontrados sobre la estrategia de contrainsurgencia de McChrystal. También tienen sentimientos contradictorios por la promesa de Obama de empezar a retirar a las tropas en un año.

Los soldados que se enfrentan a las bombas en las cunetas y emboscadas talibanes se han quejado reiteradamente de las restrictivas reglas para entrar en combate aplicadas desde que McChrystal asumió el mando el año pasado. Dicen que son soldados, entrenados para la guerra, no para crear una nación y hacer de policías. Dicen que sus manos están atadas por las restricciones, ideadas para proteger a la población civil en el marco de la estrategia de contrainsurgencia que se está aplicando en Afganistán.

Aún así, muchos dicen que respetaban la experiencia de McChrystal como soldado veterano, miembro de las Fuerzas Especiales y líder elocuente. Un sorprendente número de jóvenes que se alistaron para "ver algo de acción" entienden la llamada "estrategia COIN" gracias en gran parte a las sencillas y pacientes explicaciones de McChrystal sobre la misión del soldado.

Obama ha dicho que la estrategia para la guerra de Afganistán no cambiará, y que el general David Petraeus sustituirá a McChrystal. Los soldados que luchan en la guerra sientan probablemente no sentirán más que algunas ondas de la bomba que supuso en Washington la publicación del artículo.

"Está tan por encima de nosotros que aquí no lo notaremos", afirma un soldado.

Quienes sí notarán seguramente esas ondas son los periodistas que viajan empotrados con el ejército para narrar el aumento de tropas de EE UU este verano en Afganistán. Muchos soldados y oficiales ven esto como otro episodio más de periodistas que arruinan las reputaciones y carreras de miembros del cuerpo para impulsar las suyas.

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