En Reino Unido puedes pegar a tus hijos... pero "sin que la piel enrojezca"

  • Unas declaraciones recientes del diputado laborista David Lammy han generado una gran controversia en Reino Unido. Insinuó que las leyes británicas que regulan los castigos de padres a hijos pueden tener algo que ver con los disturbios que azotaron Londres el verano pasado. 
Prime Minister David Cameron Visits Tottenham Following Riots
Prime Minister David Cameron Visits Tottenham Following Riots
Michael Goldfarb, Londres (Reino Unido) | GlobalPost

David Lammy es una joven estrella del Partido Laborista británico. Fue ministro de Educación Superior del Gobierno de Gordon Brown.

Pero no le fue fácil lograr el éxito.

De ascendencia afro-caribeña, es hijo de una madre soltera y se crió en uno de los barrios de viviendas protegidas más pobres de Londres: Tottenham.

Estudió desde la secundaria hasta su máster en Harvard gracias a becas, antes de meterse en política y salir elegido diputado por Tottenham a los 27 años.

Lammy volvió a ser noticia el pasado verano, cuando su circunscripción fue pasto de los disturbios que se extendieron por Londres y otras ciudades de Gran Bretaña. Se dice queél contribuyó en buena parte a calmar los ánimos.

Pero su fama de reconciliador se ha terminado pronto.

Unas recientes declaraciones suyas han generado controversia, al asegurar que las leyes que regulan los castigosde los padres a los niños pueden tener algo que ver con los disturbios.

La "Children's Act" británica de 2004 estipula que los padres pueden pegar a los niños, pero "sin que la piel enrojezca".

Dejando a un lado si el Gobierno tiene derecho a establecer unas reglas tan específicas sobre los castigos corporales e intervenir en cómo las familias educan a sus hijos, Lammy sostiene que dicha ley ha generado resentimiento y confusión entre los británicos.

"Muchos electores se me acercaron después de los disturbios y me dijeron que la culpa era del Gobierno laborista", sostiene.

"Me dijeron: "Vosotros hicisteis que ya no podamos dar unos azotes a nuestros hijos", declaró Lammy hace unos días en una radio. Días después el diputado laborista matizó un poco sus palabras en el diario The Guardian. "Sería erróneo decir que azotar o no azotar fue la causa de los disturbios".

Pero la cuestión de los castigos corporales está en la calle, y la verdad es que al plantearlo una figura prominente de la comunidad afro-caribeña se le ha dado aún más relevancia.

The Guardian encargó a Dreda Say Mitchell, también de la comunidad negra, a escribir sobre el tema.

Según ella, la disciplina física es tolerada por su gente y por la clase trabajadora en general, entre quienes existe "un desdén generalizado hacia los supuestos liberales y su disciplina de 'vete y piensa en lo que has hecho'".

A continuación, la columnista de The Guardian Zoe Williams, una liberal blanca, añadía al debate: "No me retracto en esto: la 'izquierda liberal' está en contra de los castigos físicos excesivos no porque seamos blandos o porque no sepamos lo dura que puede ser la vida (aunque no lo sabemos), y no porque tengamos escaso contacto con los servicios sociales. Estamos en contra porque los niños tienen derechos, son personas amparadas por la ley".

Puede que Lammy no quisiese destapar esta tormenta, pero tampoco está dañando a su reputación en algunos sectores. El Daily Mail ha publicado un artículo alabándole, y señalando que el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, tiene suerte de que el joven laborista no sea su oponente en las próximas elecciones.

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