Dos semanas de silencio

La enfermedad de Bolsonaro que le mantiene recluido desde las elecciones

El vicepresidente Hamilton Mourao anuncia que la total desaparición, incluso en las redes sociales, se debe a "una cuestión de salud, está con una herida en la pierna, una erisipela, no puede usar pantalones".

Bolsonaro
La enfermedad de Bolsonaro que le mantiene recluido desde las elecciones.
efe

Jair Bolsonaro, el presidente brasileño, que perdió las elecciones del pasado 30 de octubre frente al líder progresista Luiz Inácio Lula da Silva, cumple ya dos semanas de absoluto silencio debido a una enfermedad. La total falta de información sobre el presidente se ha roto hoy por parte del vicepresidente Hamilton Mourao, que ha anunciado al diario O Globo que el líder de la ultraderecha padece de erisipela, una enfermedad cutánea que le ha producido una herida en una pierna y le impide dejar su residencia oficial en Brasilia, donde permanece recluido.

"Es una cuestión de salud. Está con una herida en la pierna, una erisipela. No puede usar pantalones" ni podría presentarse "en bermudas", ha explicado el vicepresidente, tras representarle en un acto de entrega de credenciales de nuevos embajadores, entre ellos los de Argentina, Daniel Scioli, y México, Laura Esquivel.

También están completamente silenciadas las redes sociales del mandatario, que durante los últimos cuatro años usó de forma febril, incluso para anunciar cambios de ministros. La última vez que Bolsonaro apareció en sus redes sociales fue el pasado 2 de noviembre, cuando publicó un vídeo en el que desautorizó a grupos de camioneros de la extrema derecha que bloqueaban cientos de carreteras en todo el país para protestar por la victoria de Lula en las urnas.

Esas manifestaciones cesaron después de unos días, pero han sido sustituidas por concentraciones de miles de personas a las puertas de los cuarteles en decenas de ciudades del país. La más numerosa de esas protestas ocurre desde hace dos semanas frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, donde miles de activistas ultras exigen un golpe militar que impida la investidura de Lula, quien asumirá el poder el próximo 1 de enero.

Desde el día después de las elecciones, la agenda del presidente repite a diario la misma frase: "Sin compromisos oficiales". Esa prolongada ausencia, explicada ahora por el vicepresidente Mourao, desató una serie de conjeturas en la prensa local, que especuló con la posibilidad de una enfermedad y también con una posible "depresión postelectoral".

Ese último extremo hasta fue barajado por dirigentes del Partido Liberal, que respaldó su frustrada candidatura para la reelección y ahora le espera para organizar la oposición al Gobierno de Lula, que al contrario de Bolsonaro está en una frenética actividad en su condición de presidente electo.

Esta semana, el líder progresista viajó a Egipto para asistir a la cumbre climática de las Naciones Unidas (COP27), ante la que ha ratificado su compromiso con la protección de la Amazonía, casi abandonada durante la gestión de Bolsonaro.

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