España espera sellar un acuerdo global en comercio y medio ambiente en el G20

  • Las tensiones entre las grandes potencias, especialmente entre EEUU y China, no frenan el optimismo de Pedro Sánchez de cara a un acuerdo de mínimos.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / EFE / ARCHIVO
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez / EFE / ARCHIVO

El Gobierno de España se muestra optimista sobre la posibilidad de que haya un acuerdo de mínimos en materia de comercio internacional en la reunión del G20 que se celebra en Osaka este viernes y el sábado, en la que participa el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez.

Un acuerdo que, no obstante, Moncloa no cree que incluya un rechazo explícito al proteccionismo porque las posiciones de algunos países -como Estados Unidos y China- siguen estado muy encontradas.

Y frente a su optimismo en esta materia, España asume que no habrá grandes avances en la lucha contra el cambio climático, pero fuentes del Ejecutivo de Sánchez han asegurado que no van a permitir que se dé un paso atrás.

Por eso buscan en la negociación que la declaración que deben consensuar los principales líderes del planeta cada cual deje claras sus posiciones y se mantenga el compromiso de cumplir el Acuerdo de París y avanzar hacia la neutralidad climática, aunque Estados Unidos vuelva a quedar, como en la última reunión de Buenos Aires, fuera de este consenso.

Este es el panorama que dibujan en el equipo de Pedro Sánchez tras una primera jornada de cumbre en la que el presidente del Gobierno español ha intervenido en el debate sobre la digitalización de la economía y ha tenido numerosas reuniones bilaterales y multilaterales, entre ellas algunos contactos de cara a la cumbre europea que este domingo tiene que negociar en Bruselas el reparto institucional.

El presidente comenzó el día en la reunión de coordinación que celebraron los líderes europeos y a la que se sumó el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.

Un encuentro centrado en el G20 y la defensa del multilateralismo y el acuerdo de París, pero en el que no se habló aún de los cargos europeos que tienen que repartirse en dos días.

Para ello dedicaron otro encuentro Sánchez y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien según fuentes del Gobierno español ha aprovechado la cita de Osaka para mantener otros contactos y continuar preparando, también en conversaciones telefónicas, la importante cumbre de Bruselas.

No es la única negociación que tiene a Sánchez en vilo, porque en España sigue sin haber logrado los apoyos suficientes para su investidura.

El presidente del Gobierno español ha dejado aparcado este asunto estos dos días en Japón, donde llegó tras haber enviado un último mensaje su socio preferente, Unidas Podemos, que sigue sin garantizarle los votos porque pide tener ministerios: no promoverá una segunda investidura fallida si no sale adelante la de julio, como apuntó ayer la ministra María Jesús Montero.

Las únicas referencias a la situación política en España las ha hecho, en su comparecencia de prensa, la ministra de Economía, Nadia Calviño.

Tras subrayar que los líderes del G20 felicitaron a Sánchez por su victoria electoral, aseguró que también le desearon que se forme cuanto antes Gobierno.

Y apeló a la responsabilidad de todos los partidos, incluidos los que encabezan la oposición, PP y Ciudadanos, para garantizar la gobernabilidad y dar así a la economía la "estabilidad política" que necesita para que se acometan las reformas que requiere el país.

Pedro Sánchez, que ha viajado a Japón acompañado por su mujer, Begoña Gómez, cerró la jornada asistiendo con ella a la cena de líderes y acompañantes que se celebró en el castillo de Osaka.

Fue el broche a un día de múltiples contactos, incluido también uno con los líderes latinoamericanos que han viajado a Osaka, en el que no ha estado el brasileño Jair Bolsonaro, con quien se ha saludado brevemente.

Y breve pero sorprendente ha sido el saludo que ha tenido con Donald Trump. Porque tras un primer y cordial apretón de manos entre ambos, el presidente estadounidense señalaba con su dedo índice el asiento a Sánchez, como si le estuviera mandando sentarse.

Una anécdota que en el Gobierno han explicado de dos formas. Por un lado subrayando la charla amistosa entre ambos, y en la que Trump le ha dicho a Sánchez lo que le gusta España, y por otro asegurando que lo que le señalaba el presidente de Estados Unidos era el "buen sitio" que ocupaba.

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