"España tiene una guerra que pelear en Afganistán"

  • Edward Burke, experto en relaciones internacionales, pide al Gobierno un compromiso claro en Bagdhis, la provincia donde se encuentran las tropas españolas. Advierte que el conflicto será largo y que "no hay opciones fáciles"
Iñigo Antolín
Iñigo Antolín

El investigador de la Fundación para las Relaciones Exteriores y el Diálogo para Oriente Medio (FRIDE), Edward Burke, cree que Afganistán pasa por un momento clave. En la actualidad, España mantiene un contingente de cerca de 800 soldados desplegados en la provincia de Bagdhis. Además, hay un refuerzo adicional de 450 efectivos que estará en Afganistán hasta finales de noviembre para vigilar la seguridad de la segunda vuelta de las elecciones, que se celebran el próximo día 7 de noviembre.

Pregunta. En un artículo reciente, usted reclamaba que España se comprometería definitivamente en la guerra de Afganistán. Esta semana diferentes grupos del Congreso pedían a la ministra de Defensa, Carme Chacon, que "llamara a las cosas por su nombre" en referencia al contexto bélico en el que viven las tropas españolas. ¿Cómo valora la situación actual?

Respuesta. No pido que España haga una declaración oficial de guerra. Me refiero a que se debe cambiar el enfoque. Las tropas no pueden tener ya una mentalidad de acudir a un conflicto ya acabado y para mantener la paz después de una guerra. La provincia de Bagdhis(dividida principalmente entre las etnias tayika y pastún y con una extensión del 4% de lo que supone España) era una zona pacífica del país. Ya no lo es. Hay una gran contrainsurgencia y una guerra que se está librando en esa zona. Las medidas a medias no funcionan en Afganistán.

Actitud defensiva

P. Algunos aliados, caso de Estados Unidos, se han quejado del comportamiento un tanto "defensivo" del contingente español

R. Las tropas españolas ya están luchando. Son soldados capaces, pero efectivamente no están a la ofensiva. Es necesario decir que no hay opciones fáciles en Afganistán y el esfuerzo será grande, pero el Gobierno debe decidir si quiere tener un mando provincial o contribuir con la de OTAN de otra manera en labores de reconstrucción. No se puede estar a medio camino. España debe mostrar que tiene un compromiso serio con la zona y con el respeto a la delicada composición étnica de Bagdhis. No se pueden imponer jefes políticos corruptos impuestos por el Gobierno central en Kabul. Esa provincia es una de las más pobres y más desatendidas y no parece que las autoridades españolas crean de verdad en su compromiso.

P. ¿Cómo puede convencer el Gobierno a los ciudadanos del sacrificio que requiere esta guerra cuando la opinión pública europea empieza a ser contraria al conflicto?

R. Afganistán supone una amenaza para la seguridad de España. Ahora no se puede pensar que la invasión del país en 2001 fue innecesaria. El futuro cercano va a ser duro, pero la opción de retirarse rápidamente supondrá una amenaza terrorista para España y Europa. No hay que olvidar que los encargados del atentado del 11 de marzo tenían una fuerte conexión con Afganistán y Pakistán. Hay que evitar que el país se convierta de nuevo en una sede para las redes yihadistas. Hay que aprovechar el poco tiempo que queda antes de que los ciudadanos se pongan en contra de la guerra.

Olvido durante años

P. ¿Cómo se ha llegado a esta situación de caos después de ocho años de guerra cuando se prometió una reconstrucción del país?

R. Lo cierto es que Afganistán ha estado descuidado durante años. Se asumió una victoria militar y el interés de lo que pasaba allí decreció desde 2002 a 2008. Por ejemplo, nunca se intentó construir una  comisión electoral independiente de verdad. Luego nos quejamos de que sea incompetente y corrupta.  Sin embargo, no creo que la situación sea comparable con Vietnam, donde el Gobierno que del Sur que apoyaba Estados Unidos era muy impopular. Dudo que haya un gran respaldo popular al mullah Omar y los radicales que mandaban antes.

P.  ¿Cómo es la relación del Gobierno central en Kabul con las provincias?

R. Ahora mismo hay una desconfianza fuerte entre la población de Bagdhis y Kabul. Se debería compartir el poder entre los diferentes grupos étnicos. Sin las tribus locales no habrá paz. Algunos de estos grupos se sienten agraviados, por lo que hay que promover la reconciliación. Ahí España tiene que desempeñar un papel diplomático importante para que el Gobierno central capacite a las autoridades locales. Tampoco hay que tener demasiadas ilusiones en el futuro cercano. Va a haber guerra en Afganistán durante un largo tiempo. Hay que hacer esfuerzos durante cinco años y no poner plazos de retirada. Más de 1.500 policías afganos murieron a manos de la insurgencia. Es cierto que es una policía corrupta pero está muriendo por su país. No podemos retirarnos y dejar a los afganos porque tengamos algunas bajas, aunque sean difíciles de aceptar.

P. Hablaba antes de la falta de convencimiento del Gobierno español. ¿Cómo se puede ofrecer una estrategia coherente?

R. En primer lugar, hay que jugar un mayor papel diplomático en la zona. Ahora sólo hay un representante español en la provincia y esa labor no puede recaer en los soldados. Habría que desarrollar una estrategia provincial. Por ejemplo, saber qué se va a hacer en los próximos dos años en cuestiones como educación y salud. Hay que hablar en términos concretos y así tener un plan coherente. El desarrollo humanitario a largo plazo no puede estar en manos militares.

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