¿Está la UE preparada para evitar nuevos vertidos tóxicos como el de Hungría?

  • La Unión Europea ha aprendido de la forma más dura que tener sobre el papel algunas de las leyes más exigentes del mundo en protección medioambiental no sirve a la hora de soportar muros de protección o evitar el desastre de mareas tóxicas. El reciente derrame de barro tóxico en Hungría, advierten los expertos, es tan sólo uno de los posibles desastres que acechan a Europa.

(Bruselas, Bélgica). La ley exige a los Gobiernos de la UE que inspeccionen 'instalaciones industriales y se aseguren de que cumplen una directiva europea relativa a la prevención y al control integrados de la contaminación que entró en vigor a principios de 2008, la IPCC.

La normativa nació después de que 'actividades industriales y agrícolas con un gran potencial de contaminación' tuviesen un periodo de transición de ocho años para minimizar los residuos de su producción y aumentaran al máximo las medidas de seguridad'.

Pero la ley no evitó el fallo catastrófico del sistema de almacenamiento de residuos de la empresa metalúrgica MAL en Hungría: cuando un muro de la reserva en la que se almacenaban millones de litros de basura tóxica se derrumbó el 4 de octubre, una marea de barro rojo inundó varios pueblos, causando la muerte de nueva personas y todo indicio de vida en el río cercano.

El primer ministro húngaro Viktor Orban ha echado la culpa de la catástrofe a un sistema 'que sirve a los intereses privados' y ha prometido hacer pagar por lo sucedido a los culpables. A su lado, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, alababa la 'competencia y rápida reacción de las autoridades húngaras'.

Pero las autoridades deberían de mirarse al espejo cuando señalan a los culpables, afirma Lucas Reijnders, profesor de Ciencias Medioambientales en la Universidad de Amsterdam. 'Es muy hipócrita', dice.

El accidente de Hungría es al menos parcialmente consecuencia del fracaso de los estados miembros al implementar y aplicar la ley, y también del fracaso de la Comisión por no tomar medidas contra los Gobiernos que la incumplen, sostiene Reijnders. Ellos 'son realmente tan culpables como el propietario de la planta húngara'.

Los responsables de la empresa húngara dicen que la planta había sido inspeccionada un par de semanas antes del accidente y había pasado las pruebas para recibir el permiso de reapertura.

Pero imágenes captadas en junio por la empresa de fotografía aérea Interspect ponen en cuestión dicha evaluación. Interspect difundió tras el desastre una imagen en la que se aprecia cómo ya se estaba filtrando barro tóxico de la reserva cuatro meses antes.

La de MAL podría ser tan solo una de las varias avalanchas mortales que amenazan Europa. Activistas medioambientales dicen que los países europeos del este son los que registran más desastres potenciales.

Según Reijnders, algunos estudios realizados tras la aprobación de la IPPC han detectado que muchos Gobiernos permiten que las empresas sigan violando las leyes medioambientales con aparente impunidad. 'Se ha tardado 10 años en poner esto en marcha y todavía no pasa nada', se lamenta. 'Es absolutamente increíble'.

La directiva IPPC es tan solo una de las leyes que regulan los residuos tóxicos en la UE. Además de los avances legislativos para evitar los accidentes tóxicos, hay normativas para que 'quien contamine, pague'. La directiva ELD sobre responsabilidad medioambiental, que debería de haber sido implementada por los estados miembros en abril de 2007, exige a las grandes compañías cubrir el coste de la limpieza del medio ambiente que han contaminado, y les sugiere que mantengan una reserva de dinero en previsión de dichos acontecimientos.

Sólo cuatro países han cumplido el plazo para traspasar dicha legislación: Italia, Letonia, Lituania y Hungría.Sin embargo, Reuters ha informado de que MAL únicamente tiene un seguro de responsabilidad por 20 millones de florines (unos 73.390 euros).

Aunque no sea por un margen ajustado, la UE en conjunto está sufriendo por su falta de preparación ante los desastres medioambientales.

Un estudio realizado el año pasado para la comisión de Medio Ambiente por la consultora holandesa Ecorys detectó seis grandes lagunas en la capacidad colectiva de la UE para trabajar en diversos escenarios, que van desde desastres meteorológicos o naturales hasta catástrofes provocadas por el hombre.

Incluyen entre las causas la falta de fondos para cubrir los gastos de transporte y despliegue de equipos de emergencia, tales como aviones antiincendios o equipos para el análisis de químicos. En algunos casos, los Gobiernos incluso carecen de capacidad para ordenar el despliegue de dichos recursos.

Las conclusiones de Ecorys sugieren trabajar más las opciones de cofinanciación, tales como que la Comisión Europea cubra el coste total del transporte y el despliegue de ayuda aportada por los países miembros, y hacer una mejor evaluación de las necesidades y capacidades de los estados.

El papel de coordinación del centro de control e información de la UE debería fortalecerse, según dicho informe, y los expertos deberían de estar dispuestos a ser llamados para su despliegue en muy corto tiempo ante situaciones de emergencia.

Pero para cerrar las lagunas de modo que se afiance la 'solidaridad europea' se necesita una 'reforma profunda', concluye Ecorys.

El comisario de Medio Ambiente Janez Potocnik será probablemente una de las fuerzas impulsoras de esa reforma necesaria. Tras una reciente reunión en la que el ministro del ramo húngaro informó a sus 26 colegas sobre la marea de barro rojo, Potocnik dijo que 'obviamente algo ha ido mal' en el caso de Hungría y que las autoridades deben de tomar medidas.

'No se trata solamente de tener una legislación europea', afirmó Potocnik, 'sino de implementar y aplicarla'. Según el comisario 'la lección más importante del vertido de Hungría es que el coste de prevenir accidentes como este es insignificante cuando se pierden vidas y cuando se comparan a los costes económicos y medioambientales de la recuperación'.

Lucas Reijnders apunta que hay estudios que demuestran que el coste de manejar debidamente los residuos mineros supone entre el uno y dos por ciento de los costes totales de una compañía, algo que 'no haría perder competitividad a la industria europea'.

Hungría asumirá en enero la presidencia semestral rotatoria de la UE, lo que le dará una oportunidad para avanzar en la preparación ante los desastres.

'Creo que han aprendido la lección, porque ha sido un enorme desastre para Hungría. Espero que actúen en consecuencia y hagan que toda la UE aplique estas leyes', opina Lucas Reijnders.

Teri Schultz | GlobalPost
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