Llama a unir un país fracturado

EEUU inicia la 'era Biden' con la unidad como dogma: "La democracia venció"

Con un discurso lleno de tópicos y un llamamiento a "seguir el camino de la unidad" para "curar" las crisis que afligen a un país dividido, Joe Biden se convirtió en el presidente número 46º de Estados Unidos.

Joe Biden junto a su esposa durante el juramento como presidente.
Joe Biden junto a su esposa durante el juramento como presidente.
EFE

Con un discurso lleno de tópicos y de lugares comunes y un llamamiento a "seguir el camino de la unidad" para "curar" las numerosas crisis que afligen a un país dividido, Joe Biden se convirtió este miércoles en el presidente número 46º de Estados Unidos. Fue la ceremonia de investidura más atípica de la historia de EEUU, con banderas en lugar de público por los estrictos protocolos sanitarios y el despliegue de decenas de miles de efectivos de la Guardia Nacional y agentes de seguridad en Washington ante la amenaza de "protestas armadas", pero Estados Unidos ya tiene nuevo presidente. Su predecesor, Donald Trump, el gran ausente en la ceremonia, aterrizó en Palm Beach poco antes de la juramentación de Biden. El magnate llegó sureste de Florida a bordo del avión Air Force One. A lo largo de la carretera que conduce desde West Pam Beach, donde está el aeropuerto, hasta Mar-a-Lago centenares de seguidores se concentraron para darle la bienvenida con banderas, carteles y camisetas y gorras con los colores de la bandera de EEUU.

A este tipo de estadounidenses -en realidad, a los 74 millones que votaron por Trump- apeló Biden en su discurso, con un predecible llamamiento a la unidad y la promesa de "trabajar duro" con el objetivo de ayudar también a quienes no le apoyaron en las elecciones de noviembre. "Sé que las fuerzas que nos dividen son profundas y reales, pero también sé que no son nuevas", dijo quien aspira a ser "presidente de todos los estadounidenses" y aboga por resolver cualquier diferencia de forma pacífica, en contraposición con las "mentiras" -en referencia a las denuncias de fraude electoral que su predecesor utilizó para movilizar a las masas que asaltaron el Capitolio el 6 de enero- y la violencia. No le faltará trabajo. 

Biden volvió una y otra vez a lo largo del discurso a la unidad como dogma para insistir que el país debe dejar de lado las diferencias políticas y "finalmente hacer frente a esta pandemia como una sola nación", pero también llamó a confrontar el "extremismo político, el supremacismo blanco (que su predecesor nunca llegó a condenar, ni siquiera después de los graves disturbios de Charlottesville de 2017) y el terrorismo doméstico", que aseguró que derrotará. "Aquí estamos solo unos días después de que una turba se creyese que podía usar la violencia para silenciar la voluntad del pueblo -el asalto al Capitolio se produjo precisamente cuando los congresistas procedían a certificar su victoria en las elecciones de noviembre- para parar el funcionamiento de la democracia, para echarnos de este lugar sagrado. No ocurrió y no ocurrirá. Ni hoy, ni mañana, ni nunca", sentenció Biden.

"La democracia ha vencido. Hoy no celebramos el triunfo de un candidato, celebramos el triunfo de una causa: la democracia", destacó el nuevo presidente, el mandatario de mayor edad en ocupar el Despacho Oval a sus 78 años. Entra en la Casa Blanca después de más de tres décadas como senador y ocho años a la sombra de Barack Obama, como su vicepresidente entre 2009 y 2017.  También prometió que su Gobierno "reparará las alianzas" tradicionales del país y "se relacionará una vez más con el mundo", tras el aislacionismo que impuso Donald Trump. La propia Unión Europea confió poco después de la ceremonia en que el "sentido común" en su relación con Estados Unidos se recupere durante la presidencia del demócrata.

Junto a Biden, Kamala Harris hizo historia este miércoles al convertirse en la primera mujer vicepresidenta. También en la primera afroamericana y la primera persona de origen asiático en acceder a este puesto. No fue la única. Harris juró como vicepresidenta de la mano de otra mujer que ha roto moldes, la jueza Sonia Sotomayor, la primera latina magistrada del Tribunal Supremo.  También hará historia Jill Biden, la flamante primera dama de Estados Unidos, quien mantendrá su empleo de profesora pese a las demandas de su nuevo rol, en el que el contraste con su predecesora, Melania Trump, será notable. 

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