La primera potencia del mundo tiene 40,6 millones de personas que viven en la pobreza. Estos ciudadanos deben pagar más que el resto para acceder a bienes y servicios. Rebecca Vallas, vicepresidenta del "Programa de la pobreza a la prosperidad" del Center for American Progress cuenta a la BBC que hay seis indicadores que muestran que el país tiene ciudadanos al nivel de países subdesarrollados.
“Las familias no pueden ahorrar por lo que no pueden hacer frente a situaciones de emergencia. Más de dos tercios de ellas afirman tener problemas para conseguir 2.000 euros en un mes para enfrentarse a un gasto urgente como puede ser una factura médica”, destaca Rebecca Vallas.
Esta cabecera afirma que cuando las familias tiene una urgencia de este tipo tienen que recurrir a empresas de prestamos rápidos, una solución que realmente hace que su situación empeore. Hay trabajadores que ni cuentan cuentas en los bancos por lo que tienen que acudir a empresas que les cobran el 5% del importe. En Estados Unidos hay unos 10 millones de hogares en los que ninguno de sus miembros tiene una cuenta bancaria y la mayor parte de ellos son pobres. “En estos casos quedan atrapadas en un ciclo de deudas”, apunta Vallas.
El tener una cuenta en el banco no es una tarea sencilla. Algunas entidades exigen a los clientes contar con una saldo mínimo mensual de 1.500 dólares, algo que no se pueden permitir todas las familias. Si no tiene cuenta, no pueden tener domiciliadas las facturas por lo que las pagan a través de órdenes que tienen un coste de 1,5 dólares cada una.
Ante esta necesidad de los ciudadanos, las empresas que se dedican a los préstamos han crecido como la espuma en los últimos meses. Algunos de los clientes de estas empresas tiene que pagar tasas cercanas al 30%, lo que puede suponer pagos de hasta 500 dólares al mes.
Otro de los problemas a los que se enfrentan muchos ciudadanos tiene que ver con el transporte. Muchos de ellos no se pueden permitir tener vehículos por lo que tienen que elegir entre coger un taxi para ir al supermercado o comprar en las tiendas de pueblo que son más caras.
Estas situaciones hacen que los pobres no solo tengan que pagar más por los gastos cotidianos sino que además no puedan ahorrar por lo que nunca puede mejorar su situación económica. La falta de ahorros también dificulta la posibilidad de que las familias pobres disfruten de las ventajas del sistema bancario.
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