Estambul es ahora la opción predilecta para entrar en el mercado inmobiliario

  • Según un estudio de PriceWaterHouse Coopers. El precio del suelo allí sigue estando muy por debajo de ciudades europeas.
Estambul es ahora la opción predilecta para entrar en el mercado inmobiliario
Estambul es ahora la opción predilecta para entrar en el mercado inmobiliario
lainformacion.com
Nichole Sobecki | Global Post

(ESTAMBUL, Turquía) Desde la ventana del que será dentro de pocoel salón de Stein-Gunnar Sommerset se puede ver el Bósforo a lolejos... y las grúas.

Con más de 400.000 personas llegando cada año para trabajar o estudiar,Estambul está en plena ebullición. Destinada a ser la ciudad más grandede Europa, se está convirtiendo rápidamente en un paraíso inmobiliariopara los expatriados o para quienes buscan invertir en una segundavivienda.

El informe "Emerging Trends in Real Estate Europe Report 2010" dePricewaterhouse Coopers concluye que Estambul es la ciudad con másperspectivas de desarrollo en Europa. Por metro cuadrado, todavía estámuy por debajo de los precios en otras grandes urbes como Berlín,París, Barcelona y Roma.

Los datos sobre propiedades en manos de extranjeros en Turquía sonescasos, pero según el Instituto de Estadística en 2008 había 73.000extranjeros residiendo en el país. Entonces, ¿debe usted comprarse unacasa en Estambul?

Para Sommerset, propietario de dos edificios históricos en la ciudad(una casa de madera de 100 años en las famosas Islas de los Príncipes yuna edificio en Suleymaniye que está restaurando), la respuesta y elproceso fue simple.  "Para mí era muy triste ver esas casas del sigloXIX viniéndose abajo", explica Sommerset, un profesor retirado noruegoque se describe a si mismo como "un turista prorrogado".

"Me dije 'veamos qué puede pasar con el esfuerzo de una persona'... yasí es como empezó toda esta aventura".Por un ladrillo fechado que hayen los cimientos del edificio, Sommerset cree que su casa fueconstruida en 1906. En cuando a quién pudo vivir allí, aunque hay pocosdatos comprobados sí sabe que un sinfín de historias en torno a lavivienda.

"Dicen que los antiguos dueños de la casa eran albaneses fabricantes debarquillos para los helados", dice riéndose. El edificio fue construidooriginalmente en los jardines privados del jeque ul-Islam, el principalulema otomano, el árbitro de la ley mahometana. A juzgar por el tamañomodesto de la construcción, es probable que fuese la casa de un ulemaque trabajaba para el poderoso jeque.

Pero invertir en una pieza de historia es una combinación de losproblemas habituales de hoy en día como de fantasías sobre el pasado.

"Estoy convencido de que cualquiera puede ser un fontanero en Estambul,y que cualquiera puede ser un agente", dice Sommerset. "Hay tantascosas que pueden salir mal, que me da miedo".

Aún así, siguen llegando extranjeros deseosos de poseer un trocito de una ciudad tan antigua como rica en cultura.

"Entre la geografía, las vistas, la historia, Estambul es un lugarúnico para tener una propiedad", asegura Ansel Mullins, un inversorprivado, mientras echa una ojeada a las gastadas paredes de piedra deun café. Para quienes quieran evitar vivir una secuela inmobiliaria del"Expreso de medianoche" Mullins ofrece unos cuantos consejos antes decomprar en una ciudad en donde la información oficial es muy difícil deencontrar.

"Me entró el gusanillo inmobiliario al ver tantos sitios interesantespor el camino", confiesa. "Pero puede ser complicado si no conoces lasreglas del juego". Según Mullins, un extranjero tiene que superar cincoobstáculos antes de lograr obtener las llaves de una propiedad.

Uno: encontrar una propiedad. Esto se puede lograr a través de laCraigsList de Estambul, en la que se mueven bastantes inmuebles. Unaslargas caminatas por la ciudad son aun mejor, para entrar en contactocon los edificios y para acumular fuerzas para los cuatro siguientesobstáculos.

Dos: comprobar el título de la propiedad. Adviértase que esto requiereuna visita al Registro de la Propiedad, una mohosa habitación alumbradacon tubos fluorescentes, llena de arriba hasta abajo de librospolvorientos que guardan títulos escritos a mano que se remontan aantes de la fundación del estado turco, y cuyos funcionarios parecenestar allí desde entonces.

Tres: acordar un precio. Un agente inmobiliario, que cobrahabitualmente un tres por ciento de la venta, puede ser útil. Si todova bien, este paso se termina con la firma de un acuerdo de fianza.

Cuatro: solicitar permiso para poder comprar una propiedad en Turquíacomo extranjero. El papeleo lo gestionan los militares, para asegurarque el comprador no tiene mácula alguna y que sus planes como residenteen el país son benévolos. No hay que ponerse nervioso; hay muy pocaspeticiones que se rechazan.

Cinco: regresar al Registro de la Propiedad (sí, es inevitable) ytransferir el título. Los acuerdos se hacen en metálico (es decir, conenormes bolsas cargadas de liras). Tras registrar la propiedad en elayuntamiento, la compra ya está cerrada. ¡Bienvenido al barrio!

Así pues, ¿vale la pena tanto lío, tanto riesgo, tantas noches de sueñoperdido por agentes ilocalizables y códigos de edificación? Paraquienes sean lo suficientemente valientes como para atreverse con unsistema burocrático anticuado, hay muy pocas dudas... o lamentos.

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