Éstos son los números del silencio español ante Marruecos

  • Te mostramos cuáles son las cifras que hacen que el Gobierno español aplique la prudencia como norma cada vez que el régimen marroquí lo desafía. La última vez, con el desalojo de un campamento en El Aaiún.
Marruecos asegura que "milicias armadas" habían tomado el control del campamento saharaui
Marruecos asegura que "milicias armadas" habían tomado el control del campamento saharaui
lainformacion.com

El desalojo de un campamento saharaui cerca de El Aaiún ha provocado una cascada de acusaciones entre el régimen de Marruecos y el Frente Polisario, con cifras cruzadas de fallecidos y detenidos. La imposibilidad de entrar en el Sáhara Occidental impide que ningún medio de comunicación o cualquier organización internacional puede separar la verdad de la mentira. Y en medio de todo ese cóctel se encuentra el Gobierno español, responsable de la tutela de la situación del Sáhara y preso de sus depedencias de Marruecos. ¿Por qué calla España ante los desafíos del país vecino una vez tras otra?

- Inmigración ilegal: Marruecos tiene una situación estratégica decisiva en el globo. Todos los países europeos lo consideran la puerta de entrada de la inmigración ilegal en Europa y España, a sólo 13,2 kilómetros de la frontera norte del país vecino, tiene la responsabilidad de enfrentar el reto de controlar el tráfico de personas. Miles de ciudadanos de Marruecos, Ghana, Malí, Gambia, Mauritania, Sierra Leona, Sudán o Níger han intentado durante años cruzar el mar en patera para encontrar un futuro mejor. El trabajo que el régime de Mohamed VI hace para paliar esa situación es vital.

En torno a la inmigración ilegal ha florecido una red organizada de tráfico de personas, que en los último diez años ha movido más de 2.000 millones de euros. Un sitio en una patera ronda entre los 500 y los 3.000 euros, según datos de la Cruz Roja Española. Eso provoca que miles de ciudadanos -entre 10.000 y 15.000- de varios países africanos acudan y permanezcan en Marruecos en busca de uno de esos sitios y dar el salto a Europa. Huyen de la pobreza y el paro y desean estabilidad económicas para sus familias.

- Tráfico de drogas: Otro elemento esencial por el que el Gobierno español tira de diplomacia para evitar tensiones con su vecino es su colaboración en la lucha contra el narcotráfico. Recientemente, ambos países suscribieron hasta cinco acuerdos en material de drogas e inmigración ilegal.

Durante la penúltima reunión entre el vicepresidente y ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su homólogo marroquí, Taib Cherkaui, el Gobierno español le mostró su preocupación por la proliferación de vuelos incontrolados, desde helicópteros hasta avionetas, que llevan estupefacientes desde Marruecos hasta España.

En ese sentido, la preocupación real no es el volumen de droga que pasa a Europa desde el vecino marroquí, sino porque la existencia de vuelos que trafican con mercancía es un problema real en la seguridad nacional. Hoy es droga y mañana puede ser algo peor.

- Islamismo radical: Desde el atentado de Al Qaeda en EEUU el 11 de septiembre de 2011, la mayoría de democracias occidentales tienen como una de sus prioridades el control del islamismo radical. Marruecos es, a día de hoy, un país vital en la lucha contra el terrorismo islamista, control de la radicalización del mundo musulmán y el paso de información de posibles células terroristas que pueden tener a EEUU y Europa como objetivo.

Tal vez eso explica por qué países como Francia impiden que se debata o vote cualquier resolución de condena de la actitud de Marruecos en el Sáhara Occidental y sus acciones contra el pueblo saharaui. Y que otros como EEUU lo consideren un socio internacional de primer nivel y cuiden una y otra vez las relaciones con nuestro vecino magrebí. Marruecos tiene un arma demasiado poderosa como para cegar los conductos de comunicación.

Marruecos también ha sufrido las consecuencias del terrorismo islamista. Los atentados de Casablanca de 2003, con 45 personas fallecidas, fueron un punto de inflexión en la postura magrebí frente al terrorismo. Desde entonces, el régime de Mohamed VI ha desactivado más de 60 células radicales, muchas de ellas con planes trazados para atentar en Europa. Gran parte de los detenidos en estas operaciones tienen una relación extensa con el radicalismo islamista y son viejos conocidos de la lucha antiterrorista. Tener bien engrasadas las relaciones con Marruecos favorece que esa lucha se intensifique.

- Tensión por Ceuta y Melilla: Otro punto de tensión y de interés de España con Marruecos son las ciudades de Ceuta y Melilla. La pretensión de colocar ambas ciudades bajo bandera marroquí es eterna y eso siempre genera tensiones entre ambos países. La última de gran calado la que se produjo en agosto de este año, en la que la actitud machista y desafiante de los ciudadanos marroquíes que cruzan el paso fronterizo de Beni Enzar en Melilla con las agentes de la Policía Nacional española provocó un verdadero altercado diplómativo.

La frontera siempre es un punto delicado, porque cualquier problema o tensión puede evitar el paso de mercancías y el abastecimiento de la población civil. Los problemas del pasado agosto provocó que los piquetes de asociaciones como la Coordinadora de la Sociedad Cilvil del Norte de Marruecos y el Comité para la Liberación de Ceuta y Melilla impidieran el paso de camiones (llenos de fruta, verduras y pescados) ante la pasividad de la policía marroquí.  Entonces también se criticó la falta de intensidad del Gobierno español a la hora de defender el derecho de las agentes españolas y la seguridad en Melilla.

- Empresas españolas: Marruecos es un país que para las empresas españolas resulta atractivo. Su producto interior bruto (PIB) creció un 4,4% en 2009 y tiene una población (posibles clientes) de más de 30 millones de habitantes. Las empresas españolas exportadoras de mercancías tienen como uno de sus destinos más importantes a Marruecos -España es el segundo proveedor del país vecino, sólo por detrás de Francia-. En estos momentos, Marruecos acoge más de 800 empresas españoles, para las que cualquier resfriado entre el Ejecutivo español y el régimen magrebí puede suponer un 'susto'.

España vende en Marruecos servicios o materias en turismo, banca, telecomunicaciones o energía. Muchos de ellos forman parte de sus sectores fundamentales. El 55% de su economía se fundamenta en el sector servicios -transporte, comunicaciones y turismo, en los que las empresas españoles tienen intereses-. El otro punto de interés importante es el desarrollo de infraestructuras, donde Marruecos tiene prevista una inversión futura de 3.000 millones de euros para hacer autopistas y mejorar sus aeropuertos y ferrocarriles.

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