Eva Golinger, una estadounidense entre los fieles de Hugo Chávez

Eva Golinger descubrió un día que amaba la Revolución Bolivariana. Dejó su cómoda vida en los Estados Unidos y se introdujo en Caracas para ayudar a un gobierno y a un presidente que desde 1999 deseaba hacer frente al "imperio" estadounidense que entonces estaba presidido por George Bush, enemigo acérrimo de Hugo Chávez. Era un odio compartido. El venezolano llamaba al presidente de EEUU "burro", "gran ignorante".

Golinger vio la puerta abierta para ayudar al chavismo. Escarbando en documentos desclasificados por el Pentágono, el Departamento de Estado y CIA, dijo haber descubierto que varias ONGs, periodistas y políticos de oposición en Venezuela recibían apoyo de organismos estadounidenses.

Por los servicios prestados, el Gobierno de Chávez le concedió la ciudadanía aunque ella afirma que su madre, Elizabeth Calderón, es natural de Caracas, pero no hay constancia en el REP (Registro Electoral Permanente).

Golinger se había casado en los 90 con el músico de jazz Gustavo Moncada en Mérida, ciudad de los Andes venezolanos en la que pasó unos meses trabajando en un conjunto musical. Ahí aprendió hablar español. Vivieron un tiempo en Nueva York, y a los pocos meses se divorciaron. Terminó su licenciatura y se especializó en emigración y derechos humanos.

El Código Chávez

La puesta de largo en escena llegó con la publicación de "El Código Chávez", una recopilación de documentos secretos del Departamento de Estado con motivo de los sucesos del 11 de abril de 2002, día en que Chávez sufrió un intento de golpe de estado. ¿Tuvo EEUU un papel determinante en este golpe que fracasó? "Allí [en los papeles] se demuestra la participación fehaciente de Estados Unidos", suele decir la abogada.

El libro se publicó hace 5 años en Cuba con una primera tirada de 200.000 ejemplares; después Hugo Chávez se encargó de imprimir miles de ejemplares más y ordenar su traducción al inglés, francés, ruso e Italiano.

Los textos, al decir de expertos, fueron manipulados, "y mal puede haber material de importancia cuando Washington los había desclasificado tres años después de los trágicos hechos".

¿Y las ONG apoyadas por EEUU?

En una entrevista que el periodista el diario El Universal de Caracas, Aleksander Boyd -coordinador de la ONG Proveo, con sede en Londres-afirmó: "Lo que sí veo tendencioso es la denuncia de Golinger sobre los fondos entregados a diferentes partidos y ONGs. Esas donaciones fueron hechas por el National Endowment for Democracy y el Usaid, organizaciones de carácter bipartidista, y por tanto no son ilegales. Además de que la versión según la cual los aportes recibidos eran para tratar de derrocar al gobierno de Chávez, es completamente falsa".

Al margen de la polémica, Eva Golinger sigue su cruzada bolivariana. "Estoy dispuesta a realizar lo que me exija la patria nueva", recalca ufana. Golinger edita en inglés "El Correo del Orinoco", diario cuya línea editorial sostiene la defensa a ultranza de la ideología bolivariana.

Es colaboradora fija en un programa de Venezolana de Televisión de uso exclusivo gubernamental, llamado "La Hojilla", un show nocturno que como su nombre indica es utilizado por el Gobierno desangrar a sus detractores.

Adulancia a espuertas

El pasado 23 de noviembre con motivo del acto en "Defensa de la Patria, su soberanía y contra Imperio", fue oradora de orden en la Asamblea Nacional.

En presencia del Presidente, diputados, gobernadores, alcaldes y representantes del Poder Popular, abrió su alocución con una dedicatoria: "A nuestro amado, imprescindible, incansable y único Comandante-Presidente Hugo Chávez".

Habló igualmente de que "el gobierno de Washington ha destinado un presupuesto multimillonario para socavar la democracia y soberanía venezolana, a través de vínculos con medios de comunicación y campañas mediáticas diseñadas desde los laboratorios del Pentágono y del Departamento de Estado".

El diario The New York Times le ha dedicado un reportaje titulado, "La confesora del presidente" (president's ear), pues el pasado octubre le acompañó en el Airbus presidencial durante una viaje a siete países aliados, desde Bielorrusia (la última dictadura de Europa), hasta Irán.

Un sueño para una revolucionaria norteamericana. Pero también una paradoja, pues Golinger nació en la base aérea militar norteamericana de Langley, en Virginia, sede también de la agencia de espionaje más poderosa del mundo: la CIA.