Estudio de la modernización del sistema de seguridad social

La experiencia de Finlandia con la renta básica: no impulsa la búsqueda de empleo

Esa es la principal conclusión del experimento de renta básica que Finlandia llevó a cabo entre 2017 y 2018.

Por qué apostar por la flexibilidad: el caso de Finlandia
Por qué apostar por la flexibilidad: el caso de Finlandia

La asignación de una renta básica a los desempleados apenas estimula la búsqueda de empleo, pero contribuye a aumentar su seguridad económica y su bienestar mental, según las conclusiones definitivas de un experimento realizado en Finlandia entre 2017 y 2018 y presentadas este miércoles en Helsinki. Este ensayo, cuyo coste ascendió a 20 millones de euros, tenía como objetivo estudiar la modernización del sistema finlandés de seguridad social para adaptarlo a los desafíos de un mercado laboral que cada vez necesita menos mano de obra por la robotización y las nuevas tecnologías.

Aunque otros países como Canadá, Holanda o Escocia también han lanzado experimentos de renta básica, el de Finlandia es el primero del mundo a nivel nacional, aleatorio y cuya participación es obligatoria por ley, lo cual aporta conclusiones más fiables, según sus responsables. El ensayo finlandés consistió en asignar una renta básica mensual de 560 euros libres de impuestos a 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años seleccionados al azar durante 2017 y 2018, un ingreso que siguieron recibiendo aunque encontraran trabajo durante ese periodo.

Al mismo tiempo, se estableció un grupo de control formado por desempleados de la misma franja de edad a los que no se concedió la renta básica, sino que percibieron los subsidios habituales, y con quienes posteriormente se compararon los resultados obtenidos. Según los datos definitivos, quienes recibieron la renta básica trabajaron una media de 78 días en el segundo periodo de comparación establecido -entre noviembre de 2017 y octubre de 2018-, mientras que los parados del grupo de control lograron trabajar 73 días.

Las diferencias del primer periodo de comparación -el año 2017- fueron aún más insignificantes, ya que los receptores de la renta básica trabajaron una media de 49,6 días, frente a los 49,3 días del grupo de control. "En general, los efectos sobre el empleo fueron pequeños. Esto indica que para algunas personas que reciben subsidios de desempleo los problemas para encontrar trabajo no están relacionados con la burocracia o los incentivos financieros", afirmó en un comunicado el investigador Kari Hämäläinen, uno de los autores del estudio.

Según Hämäläinen, los resultados sobre el empleo de este ensayo se vieron afectados en 2018 por la entrada en vigor del llamado "modelo de activación laboral", una reforma que endureció los criterios para recibir los subsidios de desempleo, pero no la renta básica. En cambio, los autores del estudio coinciden en que la renta básica sí tuvo efectos claros en la percepción de los desempleados de su propio bienestar económico y mental, como confirma una encuesta realizada poco antes de terminar el programa piloto.

De los receptores de la renta básica que participaron en la encuesta, el 13% dijo vivir cómodamente y el 47% sin apuros económicos serios, frente al 8% y al 44% del grupo de control, respectivamente. En el otro extremo, un 12% de quienes cobraron la renta básica afirmó que sobrevive a duras penas y un 28% tiene serios apuros económicos, mientras que en el grupo de control las cifras equivalentes fueron del 15% y el 32%, respectivamente.

"Los encuestados que recibieron la renta básica tenían una percepción más positiva de sus ingresos y su bienestar económico que el grupo de control. La mayoría siente que su situación financiera es manejable y que tiene margen de maniobra", señaló Minna Ylikännö, investigadora de la Seguridad Social de Finlandia (Kela).En cuanto al bienestar mental, el 22% de los receptores de la renta básica admitió sufrir depresiones, diez puntos porcentuales menos que el grupo de control.

Asimismo, la satisfacción con la vida de los receptores de la renta básica fue de 7,3 (en una escala de cero a diez), frente al 6,8 del grupo de control.

Un modelo finlandés bajo el objetivo externo

El experimento finlandés despertó un gran interés internacional y muchas voces lo consideraron un fracaso cuando el país nórdico presentó los resultados preliminares en febrero de 2019, algo que las autoridades finlandesas no comparten. "La ejecución del experimento fue un éxito y proporcionó nueva información que no habría sido posible obtener sin él", afirmó en un comunicado el investigador Olli Kangas, máximo responsable del ensayo.

La ministra finlandesa de Sanidad y Asuntos Sociales, Aino-Kaisa Pekonen, coincide con Kangas y cree que "la información obtenida gracias al experimento será utilizada para afrontar la reforma del sistema de seguridad social".

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