Fidel Castro ha sido un hombre tanto más respetado y más odiado cuanto más se alargaba su presencia en el poder. A medida que la Revolución se consolidaba en Cuba, también aumentaba su influencia sobre los movimientos revolucionarios que surgieron en varios países de Hispanoamérica. Perú, Nicaragua, El Salvador, Colombia, Guatemala o México fueron algunos de los territorios donde la sombra de la Revolución Cubana se hizo presente a través de distintos grupos subversivos.
El salvadoreño Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) recibió todo tipo de apoyos del régimen cubano y del sandinismo nicaragüense. El FMLN mantuvo en jaque durante más de una década al ejército salvadoreño, que a su vez contaba con los cuantiosos suministros que le proporcionaba la administración estadounidense dirigida por Ronald Reagan.
Cuando gobierno de El Salvador firmó la paz en 1992 y el FMLN se incorporó a la vida política, agentes cubanos anticantristas continuaron operando en territorio salvadoreño. Uno de ellos, Luis Posada Carriles, había contratado a un mercenario local, Raúl Ernesto Cruz León para que atentase contra intereses turísticos en la Isla. Una bomba colocada por él provocó la muerte de un ciudadano italiano.Bronca en la cumbre iberoamericana de Panamá
Cuando Fidel Castro se quejó de la tolerancia de El Salvador con el terrorismo, en aquel entonces gobernada por el partido marcadamente anticomunista ARENA, el presidente salvadoreño, Francisco Flores, reprochó en público al dictador cubano haber contribuido a la muerte de miles de compatriotas. “Es absolutamente intolerable que usted, involucrado en la muerte de tantos salvadoreños, que usted, que entrenó a muchísimas personas para matar a salvadoreños, me acuse a mí, de estar involucrado en el caso de Luis Posada Carriles”.
La escena, que se produjo en el marco de una Cumbre Iberoamericana, dio la vuelta al mundo y suscitó una fuerte controversia internacional. El contundente tono de las palabras de Francisco Flores tampoco pasó inadvertido. Era la primera vez que en un foro internacional se confrontaba en términos tan duros al líder de la Revolución cubana.
"Usted ha acusado en este foro a El Salvador de estar protegiendo actos criminales. Eso es absolutamente intolerable. Especialmente viniendo de usted. Hemos tenido paciencia con usted, señor Castro”, le espetó ante el asombro de todos los asistentes.
Fidel Castro justificó el apoyo cubano a los movimientos revolucionarios en que los gobiernos de muchos de esos países, entre ellos El Salvador, habían violado los derechos humanos a través de secuestros, extorsiones, asesinatos extrajudiciales y la organización de fuerzas paramilitares.
Fue Hugo Chávez quien cerró la polémica contando un chiste sobre españoles que hizo reír a la mayoría de los presentes, incluido al rey Juan Carlos I, y contribuyó a relajar el ambiente.
Curiosamente, ambos protagonistas de esta anécdota, Francisco Flores y Fidel Castro, han fallecido este mismo año. Flores murió a los 56 años por un derrame cerebral el pasado 30 de enero y Castro este 26 de noviembre, a los 90.
A principios de los años 80, Fidel Castro propició la unificación de cinco grupos de la guerrilla salvadoreña en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, a imagen y semejanza de la guerrilla sandinista nicaragüense del FSLN.
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