En Afganistán solo ha perdido el prestigio

¿El fin de la hegemonía global de EEUU? Estos datos demuestran lo contrario

Estados Unidos no ha perdido influencia en el mundo pero ya no decide a solas su destino. Desde los años setenta, otras potencias han ascendido, como China y Rusia. Sus problemas internos marcarán el futuro. 

¿El fin de la hegemonía global de EEUU? Los datos demuestran lo contrario
¿El fin de la hegemonía global de EEUU? Los datos demuestran lo contrario
EFE

Los 320 millones de estadounidenses que hay en el mundo se sienten en estos momentos bastante ridículos. La nación más poderosa de la Tierra ha perdido una guerra contra unos guerrilleros que van en chanclas. “Si alguna vez os sentís inútiles, recordad que se necesitaron 20 años, billones de dólares, y cuatro presidentes de EEUU para reemplazar a los talibanes por los talibanes”, escribía Trevor Coult, un veterano británico que combatió en ese país.

Leer los análisis que aparecen por doquier es para deprimir hasta el estadounidense más animoso. “Existe un temor generalizado de que los últimos 20 años, las decenas de miles de vidas perdidas y los 2 billones de dólares gastados, hayan sido en vano”, escribía Julian Borger en 'The Guardian'. El exministro griego Yanis Varoufakis escribía en su cuenta en Twitter sobre la retirada de EEUU: "El día en que el colonialismo liberal neocon fue derrotado para siempre".

Muchos artículos han titulado con las palabras como “el imperio norteamericano está en decadencia”, “le llegó su hora”, “el fin del superpoder de EEUU en el mundo” y dentro de poco se cumplirá la maldición de Tucídides, según la cual la potencia ascendente sustituirá a la potencia descendente. China batirá a EEUU.

Antes de dejarse llevar por esas narraciones, convendría tener en cuenta algunos datos. Desde el punto de vista militar, EEUU tiene en estos momentos 800 bases militares en el mundo (dos de ellas en España). La maquinaria de guerra estadounidense es la número 1 del mundo, según la web Global Fire Power, que incluye en su índice desde las armas, hasta la logística, las fuerzas navales y los recursos financieros, entre otras cosas. Posee 71 submarinos nucleares, más del doble que Rusia, que es la segunda en el ranking, y la mayor flota de portaviones.

Para EEUU dar por terminada su misión en Afganistán es como si una multinacional cerrase su sucursal en Bélgica porque era ruinosa. EEUU ha perdido unos 2.400 soldados en Afganistán en 20 años. En la Guerra de Vietnam perdió 58.000 en quince años, veinte veces más. En la Segunda Guerra Mundial perdió casi 300.000 soldados en cuatro años. Solo en el desembarco de Normandía EEUU perdió 4.400 hombres, más soldados que en Afganistán. La relación muertos/años de guerra es una de las más bajas de su historia.

De los dos billones de dólares que le ha costado la guerra, unos 800.000 millones han sido para sostener a sus tropas. En ese periodo ha tenido tiempo de probar nuevas armas como la bomba GBU-43B, llamada "la madre de todas las bombas" que perfora el terreno a niveles jamás logrados. También puso en marcha el avión AC-130J que está cargado con tanta maquinaria de combate que parece salido de algún episodio de 'Los Vengadores'. El ejército de EEUU tiene en pruebas a robots, armas láser e ingenios de guerra que cambiarán la guerra del futuro.

En el terreno espacial no hay nación que le haga sombra a Estados Unidos. Han logrado construir unos cohetes que van y vuelven sin un rasguño y se pueden volver a utilizar. Es el único país que ha llegado con hombres a la Luna y que pondrá un pie en Marte tarde o temprano. Y a lo mejor no lo hace el Gobierno ni la NASA, sino una empresa privada.

En la lista de las mejores universidades del mundo, las de EEUU copan los primeros puestos a una notable distancia de las demás. Lo mismo pasa con las escuelas de negocios, pues Harvard, MIT, Wharton y Stanford siguen estando entre las primeras.

De las cuatro vacunas aceptadas como las mejores contra el Covid, tres son de EEUU. La rusa, la China y la cubana generan muchas dudas.

La carrera por fabricar vehículos eléctricos en gran escala la empezó Estados Unidos con los Tesla. La revolución en la telefonía inteligente nació en EEUU con el iPhone 1. Apple es la compañía de mayor valor de mercado de la historia: más de 2 billones de euros. De las diez mayores empresas del mundo por valor en bolsa, siete son estadounidenses.

La influencia y el liderazgo tecnológico de EEUU sobre el resto del mundo es algo que se puede palpar abriendo el correo electrónico: gmail, yahoo, outlook son norteamericanas. El programa informático más extendido del mundo procede de Microsoft, con sede en Seattle.

En el mundo de la investigación científica, EEUU está a la cabeza desde hace mucho tiempo: es el país con mayor numero de premios Nobel en todas las áreas del conocimiento. En economía su ventaja es aplastante. También es el país con mayor cantidad de documentos científicos publicados en los últimos cinco años, según SJR (Scimago Journal Country Rank). Y es el país que inscribe más patentes registradas en 2020 (fueron 196.443), casi cuatro veces más que el segundo, Japón.

Los movimientos sociales que ahora están haciendo temblar las estructuras de los sistemas en Europa como el #MeToo, o el Black Lives Matter nacieron en EEUU no hace muchos años.

En el mundo de la cultura, EEUU sigue siendo el faro: las series de televisión estadounidenses fueron las más vistas en 2020. Lo mismo sucede con los estrenos en las salas de cine. Los hitos musicales más populares en Spotify a escala mundial están copados por cantantes de EEUU. Desde libros de ficción hasta libros de divulgación, la predominancia de Estados Unidos es aplastante.

Los movimientos sociales que ahora están haciendo temblar las estructuras de los sistemas en Europa como el #MeToo, el woke o el Black Lives Matter nacieron en EEUU no hace muchos años. Y la influencia de la 'alt-right' (derecha alternativa) en el mundo también es innegable. Todos esos movimientos tomaron impulso en los últimos diez años.

Si el inglés es el lenguaje del mundo de los negocios no fue por la capacidad de influencia del imperio británico en sus tiempos, sino por la presencia de los productos de EEUU en el mundo. El segundo idioma más estudiado en el mundo es el inglés. Si un documento científico quiere aumentar su impacto tiene que estar escrito en inglés.

Los norteamericanos han cambiado los hábitos de comer, de beber y de vestir del planeta. Las franquicias americanas de comida rápida siguen creciendo en todos los países, incluso en aquellos que teóricamente les desafían como China. Los chinos adoran Kentucky Fried Chicken porque se acerca más a sus gustos que las hamburguesas. El mayor Pizza Hut del mundo está en Xiamen, una ciudad de tres millones de habitantes. El mayor Starbucks está en Shanghai.

El rap y el hip hop latino que triunfa en esos países y en España es de raíces afroamericanas. Pero también el k-pop coreano. En su libro "Soul in Seoul: Música popular afroamericana y K-Pop", Crystal Anderson, profesora afiliada de estudios coreanos de la Universidad George, afirma que cuando comenzó el K-pop, los grupos se inspiraron en artistas de hip-hop y Rythm and Blues de la década de 1990, y que esa tendencia continúa en la actualidad.

La lista de deportes inventados en EEUU se amplía cada cierto tiempo: desde el basketball, al volleyball, pasando por el snowboard, el windsurfing, el ski acuático, y ya más recientemente, el skateboarding, que se ha convertido en disciplina olímpica en los Juegos de Tokio de este año 2021.

EEUU es el país que más dinero da en ayuda exterior. En 2021 ya ha dado más de 47.000 millones de dólares a través del departamento USAID. El primer receptor ha sido Afganistán, según la web concernusa.org, y esa ayuda no va a los gobiernos sino a las ONG, al cual han ido 4.900 millones.

La mayor parte de los análisis orientados al “fin de le hegemonía de EEUU” han estado sesgados por la falsa percepción de que lo último es lo que marca la línea. Es el mismo sesgo que se dio tras el fin de la guerra de Vietnam. Pero tras el fin de esa guerra, Vietnam no supuso un enemigo económico ni político para Estados Unidos. Todo lo contrario: Vietnam fue abandonando el comunismo, y hoy permite la empresa privada y la presencia de multinacionales norteamericanas como IBM o Procter&Gamble. Ellos sí tendrían que preguntarse: ¿para qué sirvió una guerra que mató a un millón de vietnamitas? Los chinos también podrían hacerse esa pregunta: “¿Para qué sirvió el maoísmo y sus 60 millones de muertos por hambre y persecuciones si al final nos encanta el capitalismo?”.

Otro sesgo de los analistas procede de percibir a EEUU como el eje del capitalismo depredador. Hace tiempo que tenían ganas de celebrar el fin de la hegemonía americana. Pero el poder económico y financiero estadounidense no se ha visto mermado. Nueva York es el centro de las finanzas mundiales, para bien o para mal. En Afganistán EEUU solo ha perdido sobre todo su prestigio. Un prestigio que se puede recuperar cuando EEUU intervenga en otro conflicto a petición del mundo, y que lo resuelva como los hizo con la Guerra de los Balcanes, con la de Kosovo, o cuando eliminó el ISIS de Siria.

También se podría hablar del sesgo del débil. Los más débiles celebran que el más fuerte tropiece y se caiga. El abogado Antonio Garrigues Walker lo suele definir así: “Se odia a EEUU porque es el más fuerte, y la gente odia al más fuerte”.

Incluso cabe aquí el sesgo del relato o “the narrative fallacy”. Fue el sesgo que acuñó el financiero Nassim Taleb en su libro “Cisne negro” para describir cómo los inversores se montan películas para justificar los hechos. “Nos gustan las historias, nos gusta resumir y nos gusta simplificar, es decir, reducir la dimensión de las cosas”, dice Taleb en su libro. El problema es que si no contamos con informaciones exactas, caemos en la falacia narrativa, la cual “distorsiona gravemente nuestra representación mental del mundo”. Adaptamos los hechos al relato, no el relato a los hechos.

Estados Unidos no ha perdido influencia en el mundo. Ha perdido su influencia relativa. Desde los años setenta, otras potencias han ascendido como Japón, Corea del Sur y ahora China y Rusia. Ya no decide a solas el destino del mundo como lo hizo tras la Segunda Guerra Mundial hasta los setenta, la famosa 'Pax Americana'. Ahora lo comparte con otras potencias, pero sigue siendo la más influyente.

El problema de la hegemonía americana actual en el mundo no procede de fuera sino de dentro. “Las causas de la debilidad y el declive de Estados Unidos son más nacionales que internacionales”, decía Francis Fukuyama en 'The Economist'. Fukuyama es un analista estadounidense que escribió 'El fin de la historia' en 1989, defendiendo que la democracia liberal era el régimen ganador de la historia, una vez caído el comunismo.

Según él, la fuerte polarización interna que sufre EEUU está mermando las bases de su arquitectura nacional. Los estadounidenses debaten ahora si su base fundacional fue la lucha por la libertad de los Padres Fundadores o la esclavitud. “El país seguirá siendo una gran potencia durante muchos años, pero la influencia que tenga dependerá de su capacidad para solucionar sus problemas internos, más que de su política exterior”, dice Fukuyama.

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