Guía para comprar unas elecciones

  • Dinero en metálico y coacciones son las principales técnicas para ganar unas elecciones en Asia. Los métodos dependen de las condiciones del electorado, pero eso sí, los políticos corruptos siempre acaban ganando.
Patrick Winn, Bangkok (Tailandia) | GlobalPost

En las débiles democracias de Asia, al menos hay una temporada en la que los pobres pueden estar seguros de que los políticos van a visitar sus pueblos y compartir alguna de las prebendas del poder.

Desde la victoria de las democracias sobre las dictaduras en el sureste asiático, los defensores de las elecciones limpias han hecho de todo para convencer a los ciudadanos de lo sagrado que es su derecho al voto.

Si bien la compra de votos es ilegal en toda la región, el reparto de dinero y regalos sigue siendo un mal endémico en muchas partes de Asia. Quienes incurren en esta práctica solían exigir a los votantes a utilizar papel carbón en las cabinas electorales para demostrar que habían marcado la casilla correcta. Ahora exigen que saquen fotografías de las papeletas, lo que ha llevado a Tailandia a prohibir el uso de móviles en las mesas electorales.

En Filipinas, los votantes que antes recibían menos de cinco dólares por voto pueden llegar a ganar ahora hasta 200 dólares por cabeza si el resultado de los comicios se presenta ajustado. Incluso en China los medios estatales han informado de que las autoridades comunistas que solían pagar dos dólares por voto en las elecciones internas de los partidos locales ahora pueden llegar a ofrecer más de 100 dólares.

"Los políticos reparten comida y dinero, pero no piden explícitamente votos a cambio", dice Frederic C. Schaffer, profesor de Política de la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos). "Pero resulta efectivo al crear una sensación de obligación".

Pone como ejemplo a un político taiwanés reformista a quien su familia consideraba maleducado por negarse a comprar votos. "Se sentían humillados", explica Schaffer. "Finalmente la fuerte presión le llevó a empezar a hacer regalos".

Lejos de ser un simple intercambio de dinero por votos, comprar elecciones en una refinada forma de arte en Asia. Algunas de las técnicas empleadas incluyen:

La compra: La compensación se hace con un mensaje explícito ("te pago para que me votes") o para que el político caiga bien a los votantes.

La compra se puede hacer con dinero, ganado o incluso alcohol. Hay un candidato que se hizo famoso por congraciarse con los votantes ofreciendo litro y medio de bumbo (un vino especiado) a cada hombre durante un acto de campaña. Era el año 1758 y el candidato era George Washington, posteriormente elegido primer presidente de Estados Unidos.

El voto nulo: Los votantes en un distrito que tiende a ser de un político rival reciben dinero para descalificarse.

El método más habitual consiste en dar dinero por la tarjeta de identificación que se tiene que presentar ante la mesa electoral. En Filipinas, así como en México y Venezuela, miembros de algunos partidos políticos han obligado a los campesinos a teñirse los dedos con tinta, la marca que supuestamente demuestra que alguien ya ha votado.

Amenazas de desinversión: En los distritos electorales se hacen circular rumores diciendo que si se vota en contra del partido gobernante la población quedará marcada como desleal y se paralizará la construcción de carreteras, escuelas o presas.

Esta táctica ha hecho que surja el movimiento ciudadano Berish en Malasia, que demanda una politica limpia, explica el profesor Wong Chin Huat, de la Universidad Monash de Kuala Lumpur. "A menudo no se vota por las leyes, sino por el lugar a donde se va a destinar el dinero", afirma. "Si hay manera de saber a quién ha votado alguien, y eso se usa en su contra, entonces hay algo va mal".

La oferta irrechazable: La compra de votos que va acompañada de una amenaza. "He pagado por tu voto, y pagarás si no cumples".

Los partidos políticos que compran votos suelen estar asociados con matones, dice Schaffer, porque necesitan asegurarse mucho dinero negro para conseguir su objetivo.

Muchas veces colocan a matones a la puerta de las mesas electorales para asustar a los votantes e impedir que incumplan el trato. Una encuesta de la Fundación Asia revela que en las recientes elecciones en Tailandia algunos votantes estaban convencidos de que los matones lograrían saber qué papeleta metieron en la urna pese a las estrictas normas de privacidad.

Táctica de la lotería: Un partido político da dinero a una lotería clandestina para que se prometan ganancias astronómicas si su candidato gana las elecciones. Si una apuesta de un dólar promete ganancias de 10 dólares, por ejemplo, los jugadores apostarán mucho dinero y apremiarán a sus amigos para que voten a quien sea que les aporte esa cantidad.

La técnica es poco habitual, dice Schaffer, que aún así la ha detectado en Taiwán y Tailandia.

El truco de Tasmania: Cuando los votantes comprados llegan a las mesas electorales, un simpatizante del partido les da una papeleta ya cubierta. El ciudadano vota y a la salida le da a esa persona otra papeleta limpia, que la rellena y entrega a otro votante. Y así constantemente. El método se conoce como "el telegrafiado" en Camboya y "lanzadera" en Filipinas, explica Schaffer. En Australia y Estados Unidos se conocía como el "truco de Tasmania" durante el siglo XIX.

Incluso los mayores defensores de la reforma electoral reconocen que la compra de votos es muy difícil de erradicar. Aún así, los políticos de Malasia se han vuelto tan corruptos, dice Chin Huat, que el movimiento Berish se está consolidando.

"Si convencemos a suficientes personas para tomarse en serio la reforma electoral, y el gobierno se niega a hacer nada, entonces cambiaremos el Gobierno", asegura. "O se enderezan, o que se preparen para marcharse".

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