Júbilo y tristeza entre los británicos

"Hemos ganado la guerra": los brexiters celebran el divorcio sin una hoja de ruta

  • Reino Unido ya es un país externo a la Unión Europea. Tras 47 años de una relación llena de desavenencias, se adentra en una incierta transición.
"Hemos ganado la guerra": los brexiters celebran el divorcio sin una hoja de ruta. / EFE
"Hemos ganado la guerra": los brexiters celebran el divorcio sin una hoja de ruta. / EFE

"Esto no es un final, sino un principio. Este es el momento en el que amanece y se levanta el telón de un nuevo acto de nuestra gran obra nacional". El hombre que lideró la campaña a favor del Brexit antes del referéndum de junio de 2016, el actual 'premier' Boris Johnson, celebraba de esta forma la salida oficial del Reino Unido de la Unión Europea. Sus declaraciones fueron un dechado de moderación comparadas con las palabras del eurófobo Nigel Farage, líder del Partido del Brexit, quien felicitó a sus compatriotas por haber "ganado la guerra (...) en una masiva victoria del pueblo contra el 'establishment'", antes de cantar a pleno pulmón el himno nacional durante una solemne celebración del divorcio en Parliament Square.

Tras una relación de casi medio siglo llena de desavenencias, Reino Unido ya es un país externo a la Unión Europea, aunque continuará integrado en las estructuras comunitarias hasta el próximo 31 de diciembre. Entre las manifestaciones de júbilo de los 'brexiters' y la tristeza de los europeístas, un reflejo de la profunda división de la sociedad británica ante el Brexit, el país se adentró la noche del viernes en una incierta transición de once meses durante la cual deberá negociar una nueva relación con el bloque comunitario. 

La economía británica, que afronta una ralentización en los próximos tres años, dependerá ahora de los acuerdos comerciales que negociará el Gobierno de Johnson con Estados Unidos y los Veintisiete -y de la política fiscal y de inversiones que anuncie el Ejecutivo 'tory' en los presupuestos generales que presentará el 11 de marzo-.

Johnson luchará por cerrar un tratado comercial con Bruselas "al estilo canadiense" antes de 2021, cuando acaba un periodo de transición que no contempla extender -aunque muchos consideran imposible cerrar un tratado que cubra tantas áreas de negociación extremadamente complejas-. El 'premier' negociará "en paralelo" un pacto con EEUU, cuyo secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró este jueves que el Reino Unido está "al frente de la cola" de las conservaciones comerciales, según el 'Financial Times'.

El reto para el Gobierno británico es monumental y la preocupación de parte de la ciudadanía británica, evidente. Tal vez por ello, el 'premier' quiso celebrar una jornada histórica con unos festejos sobrios y sin el entusiasmo que le caracteriza. Un reloj proyectado en la fachada del número 10 de Downing Street, residencia oficial del primer ministro, escenificó la cuenta atrás hacia el Brexit, mientras los edificios gubernamentales lucían los colores de la bandera británica, omnipresente en el Palacio de Westminster, sede del Parlamento, y las calles cercanas.

También fueron discretas las celebraciones de los políticos y empresarios invitados a un evento de etiqueta celebrado en un exclusivo club del barrio de Mayfair, uno de los más lujosos de Londres, o la velada convocada por el millonario Jon Moynihan, presidente del comité financiero de la campaña a favor del Brexit, en su mansión de Chelsea.

La imagen era muy diferente en Escocia e Irlanda del Norte, regiones que votaron a favor de la permanencia en el referéndum de 2016 y en las que se sucedieron las muestras de tristeza por la salida definitiva del club comunitario. En la frontera entre las dos Irlandas, grupos de manifestantes protestaban contra el divorcio y lanzaban una advertencia a Londres: "La lucha continúa". Más emotiva fue el lamento de dos veteranos británicos de la Segunda Guerra Mundial, cuyo testimonio se proyectó sobre la inmensa pared blanca de los acantilados de Dover, ubicados sobre la costa británica del Canal de la Mancha. Allí, los hombres que lucharon en Europa se mostraron abatidos por la brecha que desde hoy les separa del resto del continente.

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