Hasta 102 impactos de bala recibió el vehículo de dos mujeres que se encontraban paradas en un cruce de la localidad californiana de Torrance (EEUU) el pasado jueves 7 de febrero. ¿Su crimen? Viajar en una camioneta 'pick up' de la marca Toyota, similar a la utilizada por el asesino de policías Christopher Dorner en su desesperada huída que mantuvo en alerta a la policía de California durante semanas.
Por suerte ninguno de los disparos fue mortal y ambas mujeres salieron bien paradas del incidente. Emma Hernández, de 71 años, recibió dos impactos en la espalada, pero ninguno afectó a órganos vitales. Su hija, Margie Carranza, únicamente sufrió algunos cortes provocados por los cristales destrozados por el centenar de disparos recibidos por su camioneta. Un milagro.
Ahora las dos mujeres recibirán una indemnización de 4,2 millones de dólares, además de un coche nuevo. Lo inusual del caso es la rapidez con la que el Departamento de policía de Los Ángeles (LAPD) y el ayuntamiento de la ciudad han llegado a un acuerdo con las afectadas sobre la cantidad a pagar por la negligencia policial, algo que normalmente conlleva años de caros litigios.
"Esperemos que este acuerdo sirva para acabar de una vez por todas con el asunto Dorner", ha reconocido al diario 'Los Ángeles Times', Carmen Trutanich, representante legal del LAPD, a la vez que aseguraba que el acuerdo había sido rápido "para evitar que los costes se disparasen".
Miedo a Dorner
El tiroteo que ha motivado la millonaria indemnización a estas dos mujeres californianas se produjo por el pavor que Chris Dorner, exagente de policía expulsado del cuerpo en 2008 por prestar falso testimonio, provocaba entre sus antiguos compañeros.
"Los agentes temen por su vida", reconocía el jefe del departamento de policía de Los Ángeles el pasado mes de febrero, mientras Dorner aún permanecía fugado. El nerviosismo de los patrulleros quedó demostrado cuando acribillaron la camioneta Toyota Tacoma de Emma Hernández y Margie Carranza cuando se encontraban repartiendo periódicos.
El fugitivo, que había usado un vehículo igual en su huída, había jurado venganza y asesinado a tres personas. La psicosis que tenían las fuerzas del orden, y que les llevó a disparar contra ciudadanos inocentes hasta en tres ocasiones distintas, motivó que se comercializasen pegatinas para coche con el lema "Por favor, no me disparéis. No soy Dorner".
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