Desesperada por superar la debacle económica, Irlanda busca ahora ayuda entre los más de 70 millones de personas que conforman la diáspora del país.
Ante la seriedad de la crisis económica, el gobierno irlandés entregó la semana pasada cifras que demuestran que, por primera vez en 14 años, la emigración superó a la inmigración. Al igual que en el pasado, quizás esos nuevos emigrantes puedan ayudar a plantar las semillas de la recuperación en su tierra natal.
El llamamiento se realizó en Dublín durante el Foro Global Irlandés, patrocinado por el gobierno, muy al estilo del encuentro de Davos donde se reúnen los líderes mundiales para analizar importantes problemas internacionales. Tuvo lugar en Farnleigh House, la antigua residencia de la familia Guinness, ubicada en un parque en el oeste de la capital.
Atraer las inversiones
Durante el Foro, algunos de las irlandeses e irlandesas más destacados ofrecieron consejos sobre cómo aprovechar la población de emigrantes al mismo tiempo que criticaron a la propia Irlanda. Personajes políticos, empresariales y culturales de todo el mundo se reunieron en sesiones privadas en esta mansión del siglo XVIII, a la cual también estaba invitado el primer ministro Brian Cowen.
Gran parte de la conversación se centró en cómo atraer inversiones y promover las empresas irlandesas en el extranjero. Sin embargo, también se habló seriamente de la pobre evolución del país en los últimos años. Craig Barrett, ex presidente de Intel, que desde 1986 ha invertido 7.000 millones de dólares en el país, dejó a todos en silencio cuando declaró que actualmente quedaban muy pocas de las razones que habían llevado al gigante informático a trasladarse a Irlanda.
"Fue el día de Craig Barrett", reconoce Niall O'Dowd, de Nueva York, mientras los asistentes se reúnen para el cierre del encuentro en el gran salón de la residencia. "Hizo que todos se enderezaran y prestaran atención". O'Dowd, editor de la web de noticias Irish Central, indica que Barrett "llamó la atención sobre el hecho de que Irlanda se está quedando rezagada en infraestructuras, banda ancha, educación, y por sobre todo, en inversión en investigación y desarrollo, un elemento clave para atraer inversión extranjera de alto nivel".
Hermanamiento de los irlandeses
Martina Newell-McLoughlin, directora del programa de biotecnología de la Universidad de California, sorprendió a los rectores de las universidades irlandesas de la audiencia cuando declaró que las siete instituciones del país son "un puñado de torres de marfil" sin una política coordinada.
Denis O'Brien, magnate de la telefonía móvil, se quejó ante los asistentes, entre ellos el músico Bob Geldoff, y dijo que "somos famosos por nuestros escritores, artistas, poetas y poco más". O'Brien recalcó que la emigración irlandesa ya había ayudado a emprendedores como él de manera insospechada: su empresa consiguió una licencia para operar en Samoa porque el primer ministro de esa nación había sido educado en un colegio de los Hermanos Cristianos [de Irlanda].
Buscando ejemplo en los demás
Para algunos países, Irlanda es un modelo sobre cómo aprovechar la diáspora, con redes establecidas en diversos países y un importante apoyo financiero del gobierno. Pero los irlandeses ahora miran a naciones como Israel o la India para aprender cosas nuevas. Worldwide Ireland Funds, una organización mundial sin ánimo de lucro, ha llevado a cabo un estudio sobre las estrategias en otros lugares del planeta.
"Los gobiernos de todo el mundo buscan formas para involucrar a los ciudadanos que viven en el extranjero de manera innovadora", declara Kingsley Aikins, presidente de la organización y coautor del informe. El estudio señala que además de los 34 millones de norteamericanos de origen irlandés del censo del 2000 (que no incluye los cinco millones que declaran ser escoceses-irlandeses), también hay 3,8 millones de canadienses, 1,9 millones de australianos, 500 irlandeses argentinos y millones más con raíces irlandesas en Gran Bretaña y otros países europeos.
Un país global
Si bien los irlandeses sólo representan el 1 por ciento de la población de la Comunidad Europea, cuando se observa el factor de la emigración, Irlanda resulta ser un país altamente globalizado con casi 70 millones de miembros. "Esta red diversa, globalizada y altamente valiosa" debería beneficiar a sus miembros, afirma Aikins. El economista David McWilliams, promotor del Foro, ofrece una conclusión similar: "la patria puede verse reforzada por la tribu".
McWilliams, de unos 40 años, es un emigrante que regresó a Irlanda. Explica que su generación no quiere ser "la primera que tenga que emigrar dos veces durante su vida laboral".
Las grandes migraciones de los dos últimos siglos –responsables de la diáspora de Irlanda- acabaron con la llegada de la prosperidad durante los años del Tigre Celta. Entre 1991 y 2006 el país recibió más de 350.000 inmigrantes, más de la mitad de ellos, irlandeses retornados. Sin embargo, las nuevas cifras de población indican que el número de emigrantes aumentó hasta 65.000–durante el año que acabó en abril pasado-, mientras que el número de inmigrantes bajó hasta 57.000.
Un problema que Irlanda no tiene es la pérdida de población. El país creció casi un 1 por ciento durante el mismo período, debido a la sólida tasa de natalidad, la mayor en más de 100 años.
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