Israel destruye cuatro viviendas de palestinos sospechosos de atentados

  • El ejército israelí destruyó el sábado las viviendas de cuatro palestinos acusados de haber cometido atentados, una forma de represalia cuestionada incluso en Israel, después de semanas de una mortífera escalada de violencia.

Por otro lado, 19 palestinos resultaron heridos en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad israelíes, en el sur de Cisjordania ocupada.

En Naplusa (norte de Cisjordania), los soldados destruyeron antes del amanecer las casas de tres palestinos acusados de haber matado el 1º de octubre a un matrimonio de colonos israelíes, informó el ejército.

Los tres palestinos fueron identificados como Kerem Razek, Samir Kusa y Yahya Haj Hamed. Actualmente están en espera de juicio por el asesinato de Eitam y Na'ama Henkin, abatidos a balazos delante de sus hijos.

Ese incidente desató la actual espiral de violencia.

En Silwad (al noreste de Ramala, la capital política de los Territorios Palestinos), los soldados destruyeron la casa de Muad Hamed, un palestino acusado de haber matado en junio a un israelí, Malachi Rosenfled, en una carretera de Cisjordania.

La demolición se efectuó con explosivos, que dañaron al menos dos cadas vecinas, indicó un fotógrafo de la AFP.

En los enfrentamientos del sábado en Hebrón (en el sur de Cisjordania), 19 palestinos fueron hospitalizados -catorce con heridas provocadas por balas reales y cinco por balas de goma- después de enfrentamientos con las fuerzas israelíes, indicaron fuentes médicas palestinas.

Desde el 1º de octubre, los atentados antiisraelíes (con arma blanca en su mayoría), los enfrentamientos entre jóvenes palestinos y soldados y las agresiones entre palestinos y colonos han causado la muerte de 80 palestinos -entre ellos un árabe-israelí- y de 12 israelíes.

La gran mayoría de los palestinos fueron abatidos cuando realizaban o trataban de realizar ataques.

Las demoliciones de represalia son cuestionadas dentro y fuera de Israel.

El gobierno alega que sirven como disuasivos, pero sus críticos denuncian una forma de castigo contra familiares que compartían el techo con un acusado, sin tener nada que ver con sus actividades.

Dalia Kerstein, directora de la ONG Hamoked, había presentado un recurso contra las últimas demoliciones, pensando que las familias podrían obtener de ese modo un plazo de 48 horas para dejar sus hogares.

Las demoliciones "son ilegales. Representan un castigo colectivo e incendiarán Cisjordania. ¿Cómo puede ser que [las autoridades israelíes] no se den cuenta de que están atizando las llamas?", se preguntó Kerstein.

El primer ministro Benjamin Netanyahu ordenó el mes pasado intensificar la política de demoliciones, bajo la presión de sus aliados de ultraderecha.

El dispositivo represivo prevé además penas mínimas para los manifestantes que arrojen piedras y la retención de los cuerpos de palestinos abatidos en presuntos ataques, para evitar que sus funerales se conviertan en marchas de protesta.

Pero esas medidas han dado hasta ahora pocos resultados.

Las demoliciones del sábado se produjeron pocas horas después del asesinato a balazos de dos israelíes, un padre y su hijo, en una presunta emboscada tendida cerca de Hebrón, que desde hace un mes se ha convertido en el principal punto de fricciones entre las dos partes.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo el mes pasado que comprendía la ira de los israelíes "cuando cualquiera que camina por la calle es una víctima potencial", pero advirtió contra "el uso excesivo de la fuerza" en las represalias.

"Las guerras, los controles, la dureza de la reacción de las fuerzas de seguridad y las destrucciones de viviendas no les asegurarán la paz y la seguridad", dijo Ban dirigiéndose a los israelíes, durante una visita a Jerusalén.

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