Jair Bolsonaro vs Amazonas: superará las 1,3 millones de hectáreas taladas en 2018

  • Varias ONG, así como algunos opositores políticos denuncian que el presidente de Brasil ha acabado con la protección de los valiosos bosques.
1,3 millones de hectáreas perdidas en el Brasil amazónico en 2018
1,3 millones de hectáreas perdidas en el Brasil amazónico en 2018
EFE

El mayor tesoro de Brasil, los bosques selváticos del Amazonas, está en grave peligro. Las políticas medioambientales del presidente del país, Jair Bolsonaro, están convirtiendo a gigante sudamericano en un "exterminador del futuro", tal y como denuncia Marina Silva, activista y candidata a la presidencia en 2010, 2014 y 2018 por el partido Red de Sostenibilidad (REDE), quien advierte que con el nuevo Gobierno se están eliminando las restricciones que hasta ahora protegían la selva tropical de Brasil de la tala indiscriminada: "No podemos dejar que eso suceda". Solo el año pasado, antes de la llegada de Bolsonaro al poder, se perdieron en Brasil 1,3 millones de hectáreas de selva amazónica.

La superficie de este pulmón natural del planeta se ha reducido en un 20% desde que se inició el actual ritmo brutal de deforestación, en el año 1970. Los informes del Center for International Forestry Research (CIFOR) señalan que el rápido crecimiento en las ventas de carne de res brasileña ha contribuido decisivamente en la destrucción de la selva tropical del Amazonas. En estos 50 años, el mayor destructor ha sido Brasil, especialmente en las últimas dos décadas: desde el año 2000 hasta la actualidad, más de la mitad de los bosques amazónicos del país han sido destruidos.

Mayores deforestadores del planeta en 2018
Mayores deforestadores del planeta en 2018. / Nerea de Bilbao

En un reciente estudio del que se hace eco 'National Geographic', un grupo de investigadores de Global Forest Watch observó mediante imágenes satelitales que en 2018 se perdieron 12  millones de hectáreas de bosques en todo el mundo, mientras que 356.000 hectáreas correspondían a bosques primarios, también conocidos como bosques antiguos, que nunca han sido explotados y que suelen ser una fuente fundamental para la biodiversidad del planeta. Por ello, la amenaza para estas especies (y para los seres humanos) es cada vez mayor: aunque la pérdida de bosques se ha reducido al 50% entre 2016 y 2017, en todo el globo desaparecieron en 2018 aproximadamente el 13% de los bosques, sin incluir la acción de los incendios forestales.

Detrás de esta deforestación en Brasil está la ganadería, pero también se han intervenido en los últimos años otras actividades productivas como la minería o el cultivo de soja: el problema es que, para llegar a un recurso en concreto, las empresas tienen que atravesar el mayor bosque selvático del mundo, por lo que muchas tratan de crear una red de infraestructuras (talando los bosques) que les permita tanto acceder a la zona de extracción como transportar los productos. Hasta la llegada de Bolsonaro, Brasil contaba con una legislación relativamente estricta que, al menos permitía que la deforestación no se descontrolase. Con el nuevo presidente, las restricciones han desaparecido, según denuncian ONG's y partidos de la oposición. Y la tala indiscriminada ha regresado.

El objetivo del 30x30 y las consecuencias climáticas

Esto tiene una implicación directa en el cambio climático y alimenta otras preocupaciones, según señalan los investigadores del Global Forest Watch: los objetivos medioambientales fijados en los Acuerdos de París en 2015 establecen que la temperatura media del planeta no debe subir por encima de los 1,5 grados en el siglo. Y, aunque Brasil, como país firmante, se comprometió a ello, la deforestación descontrolada podría acelerar el proceso. Y eso que el verano pasado, varios partidos ambientalistas anunciaron una iniciativa denominada "30x30", que fija como objetivo lograr una reducción del 30% en las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la gestión sostenible de los bosques.

Inmediatamente después de los 1,3 millones de hectáreas deforestadas por Brasil, Indonesia ocupa el segundo puesto en la lista de los países más deforestadores (202.000 hectáreas), seguido de Colombia, Perú y Colombia, las tres con valores por debajo de las 100.000 hectáreas. Esto significa que Brasil ha destruido en 2018 más bosques que los siguientes cuatro países. La importancia de esta pérdida, además de que dejarán de ser zonas que proporcionan hábitat a una fauna y flora únicos, se explica porque las grandes extensiones de bosques como la selva amazónica son sumideros de carbono, que ayudan a absorber el exceso de emisiones de carbono de la atmósfera.

El nuevo presidente prometía en la campaña previa a las elecciones de 2018 abrir el Amazonas a la industria. Eso sí, el informe de Global Forest Watch subraya que la pérdida de bosques comenzó antes de que Bolsonaro ocupase la presidencia el pasado 1 de enero, aunque no cabe duda de que eliminar las restricciones de deforestación ha contribuido decisivamente a que la extensión sea aún mayor. De hecho, solo cabe mirar el ejemplo reciente de Colombia, donde el año pasado se permitió a la industria explotar los territorios anteriormente controlados por las FARC: unas 12.000 hectáreas fueron deforestadas solo en esa zona.

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