Japón da un vuelco a su política laboral

  • Durante décadas las grandes compañías japonesas han sido famosas por su acuerdo tácito con los trabajadores: la corporación era una gran familia que cuidaba a sus empleados a lo largo de toda su vida. A cambio, se esperaba una dedicación absoluta a la empresa. Ese era el estilo nipón. Pero ya no es así. De hecho, más de 17 millones de personas en la segunda economía mundial son trabajadores no fijos o temporales, según estadísticas oficiales del Gobierno.Y muchos de ellos están perdiendo su empleo.
Jonathan Adams | GlobalPost

(Nagoya, Japón). Casi el 34 por ciento de la fuerza laboral, nueve puntos más que el 25 por ciento de 1999 y muy por encima del 15 por ciento de 1984.Ese tipo de trabajador aporta a las empresas japonesas una plantilla más flexible, ayudándolas a reducir costes y a asumir la globalización. Los trabajadores temporales ganan menos que los que están a tiempo completo, tienen menos beneficios y son despedidos cuando llegan los tiempos difíciles.

La crisis global lo ha dejado muy claro.Desde el último trimestre de 2008 hasta el otoño de 2009 Japón perdió 440.000 puestos de trabajadores temporales, según las cifras del Gobierno (algunos han sido recontratados desde entonces o han cambiado a otras categorías de trabajo temporal). Los trabajadores temporales que vivían en casas de las compañías no sólo perdieron sus empleos, sin también sus hogares.

Cansados de la situación, los empleados temporales y los sindicatos pequeños e independientes están comenzando a actuar. Aseguran que las empresas niponas están explotando los vacíos legales y la débil aplicación de las leyes laborales a fin de seguir teniendo una plantilla de empleados “permeables-temporales” barata.

Cada vez llegan más casos de demandas de trabajadores temporales ante los tribunales.Muchos de estos trabajadores se muestran sorprendentemente comprensivos respecto a las necesidades de las compañías japonesas para seguir siendo competitivas. Simplemente piensan que las cosas han ido demasiado lejos.

“Es necesario limitar los derechos de los trabajadores hasta cierto punto para que las compañías puedan seguir en pie”, dice un antiguo empleado temporal de Panasonic Ecosystems a las afueras de Nagoya. “El problema es que las empresas están ignorando la ley y usando trabajadores temporales de forma indefinida”, dice.

Este trabajador de 45 años no quiere revelar su nombre porque ha demandado a Panasonic por haberle despedido en 2009, pero todavía vive y trabaja en una comunidad llena de trabajadores fijos de dicha empresa.Tanto él como otros trabajadores temporales y líderes sindicales entrevistados en el corazón manufacturero de Japón hablan de fábricas en las que los sistemas de contratación han creado algo parecido a una especie de castas.

En la cima del sistema están los empleados permanentes (dos tercios de los trabajadores), que todavía mantienen el viejo y típico acuerdo de lealtad mutua con las empresas. El otro tercio son los temporales, de todo tipo. Hay "temporales" que ganan la mitad del salario de los empleados fijos haciendo el mismo trabajo y durante las mismas horas.

Hay también trabajadores subcontratados que sólo pueden recibir instrucciones de la empresa subcontratada, no de los jefes o compañeros en su sitio de trabajo físico. También hay trabajadores brasileños y peruanos de ascendencia japonesa que cobran aún menos.

Y, al final de la escala, están los chinos, vietnamitas y otros “aprendices” extranjeros, que pueden ganar unos 300 yenes (cerca de 2,5 euros) a la hora. Estas personas, que pagan enormes sumas a los intermediarios para trabajar en Japón, no están cubiertas por las leyes laborales en su primer año de trabajo, y sufren duras multas si dejan sus puestos antes de cumplir sus contratos.

Esta tendencia afecta incluso a los profesores extranjeros de inglés, que han visto cómo las empresas han recortado sus salarios y beneficios con la excusa de reducir gastos.Las implicaciones de la creciente fuerza laboral de trabajadores temporales va más allá de las fábricas niponas. La tendencia ha tenido sus efectos en un descenso del consumo, una agudización de las desigualdades, la caída de los salarios y un problema de “trabajadores pobres”.

Los salarios medios en Japón cayeron prácticamente un 4 por ciento en 2009 (sumando tres años consecutivos de caídas), y los salarios reales, teniendo en cuenta la deflación, disminuyeron casi un 3 por ciento.Esta tendencia también se está dejando sentir en un menor número de matrimonios y de nacimientos, puesto que los trabajadores temporales sin seguridad laboral no son parejas atractivas. La tasa de matrimonios en 2008 fue de 5,8 por cada 1.000 personas, casi la mitad menos que a principios de la década de 1970, que era de 10 por cada 1.000.

Toda esta situación ha significado además un aumento de la presión sobre los trabajadores a tiempo completo o fijos, que tienen que redoblar sus esfuerzos en compañías repletas de temporales desmoralizados y sin apenas incentivos para trabajar duro.“El aumento de trabajadores no regulares crea a menudo una mayor carga de trabajo para los otros empleados, que se espera compensen las carencias sin preocuparse por el tiempo”, han escrito recientemente en un artículo los sociólogos con sede en Osaka Charles Weathers y Scott North.

En 2007 la encuesta Japanese Lifestyle White Paper detectó que el 67 por ciento de los trabajadores creían que su carga laboral y responsabilidad era mucho mayor que cinco años atrás.Cómo ha llegado Japón a este puntoEl estratificado mercado laboral nipón no se produjo de la noche a la mañana, o por accidente.Hasta la década de 1980 el trabajo “indirecto” o el empleo a través de una tercera persona, como una firma de trabajo temporal, era ilegal.

En respuesta a la presión de las empresas, el Gobierno empezó a relajar las leyes laborales. La desregulación continuó después de que la economía de Japón empezase a caer en picado y entrase en su “década perdida”, y después se aceleró con el primer ministro Junichiro Koizumi.La ley de empleo temporal se aprobó a mediados de la década de 1980. En 1999 la ley se modificó para permitir trabajadores temporales en 26 sectores especializados, según Yasushi Iguchi, un economista de la Kwansei Gakuin University, y en 2004 se relajó aún más para permitir trabajadores temporales en la industria manufacturera.

Las grandes empresas de automóviles y de electrónica lideraron la senda del aumento en la contratación de temporales, acuciados por los planes para recortar costes, afirma Iguchi. “Los fabricantes de coches contrataron una fuerza laboral temporal porque era lo que mejor les encajaba para un sistema basado en cumplir los plazos de entrega”, dice. “Estos trabajadores son muy flexibles. Son trabajadores ‘justo a tiempo’”.

Toyota es un ejemplo típico. En el año 2000 la compañía empezó un agresivo programa de recortes de costes, según Saichi Kurematsu, presidente de la federación de sindicatos de la prefectura de Aichi, entre cuyos miembros figuran 10 empleados de Toyota.Toyota se propuso hacer un 30 por ciento de los recortes en los tres primeros años, y el 15 por ciento restante en los tres siguientes. El pasado mes de diciembre anunció planes para recortar otro 30 por ciento adicional, afirma Kurematsu.

Para lograr adelgazar, Toyota ha impulsado la contratación de trabajadores temporales, y a algunos de ellos se les han recortado los salarios. Los trabajadores temporales de Toyota ganaron 1.800 yenes por hora en 2004, y en 2007 ganaron 1.150, afirma Kurematsu. (Toyota no ha querido comentar esas cifras, pero señala que esos salarios están determinados por la empresa de contratación temporal).

Según correos electrónicos enviados por el portavoz de Toyota, Paul Nolasco, la compañía utilizó una cifra récord de 1.350 empleados temporales en sus líneas de montaje en 2004, pero ya no usa ese tipo de contratado para esos trabajos.Según Nolasco, Toyota emplea en torno a 70.000 empleados a tiempo completo y 4.000 temporales en tareas de oficina.

En sus líneas de montaje su plantilla incluye a 2.300 trabajadores temporales con contratos por un periodo fijo que va de tres meses a tres años (a mediados de 2008, antes de la crisis, tenía 10.000 trabajadores de ese tipo en esas mismas áreas). Los "temporales" con contratos por un periodo determinado ganan de media un 60 por ciento menos que los trabajadores fijos, según un informe del National Labor Committee. (Toyota dice que no hace comentarios sobre los sueldos de sus empleados, pero destaca que más de 2.000 contratados por un periodo determinado han sido convertidos en trabajadores a tiempo completo desde 2007).

¿Dónde están los sindicatos?Irónicamente, Japón tiene unas de las leyes laborales más afines a los trabajadores del mundo. Por ejemplo, no hay límite en el número de sindicatos permitidos en una empresa, y un sólo empleado está legalmente autorizado a formar un sindicato.EEUU es responsable de eso. Asesores estadounidenses de izquierdas hicieron un borrador de la actual constitución de Japón y la legislación laboral tras la II Guerra Mundial.

Pero en la actualidad Japón está dominado por grandes sindicatos “de empresa”, que suelen representar tan sólo a los empleados fijos. La mayor parte de ellos están bajo el paraguas de Rengo, la mayor confederación sindical de Japón, con unos siete millones de miembros.Rengo mira por los salarios de los trabajadores a tiempo completo, pero aporta escasa ayuda a las crecientes filas de trabajadores temporales nipones, la mayoría de ellos no adscritos a sindicato alguno.

“Estos grandes sindicatos opinan lo mismo que los empleadores en casi todo”, dice Yamahara Katsuji, presidente de General Union, un pequeño sindicato independiente de Osaka. “Así que están de acuerdo en que es necesario tener empleados temporales en sus fábricas”.

Algunos altos cargos simultanean incluso puestos en los sindicatos y en la dirección de las empresas, denuncia.“Casi todos los grandes sindicatos tienen fuertes vínculos con la dirección, lo que les impide exigir mejores condiciones laborales”, añaden los sociólogos de Weathers and North.

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