
Se llama Javier Milei, tiene 51 años y los argentinos lo conocen por tres cosas: por su melena despeinada, por su extremo liberalismo y porque es un furioso polemista que dispara datos económicos como una ametralladora. La televisión es su medio preferido porque habla con mucha claridad, y expone los complejos términos económicos en formatos muy sencillos. Los locutores quieren a Javier Milei en sus programas porque saben que no va a defraudar. Sus cortes de vídeo subidos a YouTube tienen miles de comentarios. Su cabello alborotado, la seguridad de sus afirmaciones y las chocantes soluciones que propone, le han convertido en un político mediático.
Este fin de semana, Milei se presenta como candidato en las elecciones legislativas argentinas. Se renovará parte del Congreso: 127 de 257 escaños. En las primarias que tuvieron lugar el pasado septiembre, fue el tercer candidato más votado en Buenos Aires. Su partido se llama La Libertad Avanza y su enemigo está bien definido. "La lucha contra el comunismo y contra el socialismo", manifiesta Milei cuando se le pregunta por su ideología. "El socialismo es una máquina de generar pobreza. El socialismo, en su versión pura, cuando se aplicó, fue un fracaso en lo económico, en lo social y en lo cultural".

No es fácil encasillar a este candidato agitador: él mismo se define como un anarcocapitalista. "Considero que el Estado es el máximo enemigo, es el máximo agresor y que todas sus intervenciones hacen daños. Daños directos, daños indirectos. Y que todo tipo de intervención estatal es violenta", dijo recientemente en unas declaraciones recogidas por la CNN. En un programa de televisión arremetió contra la existencia del Banco Central. "El Banco Central te roba. Es un mecanismo por el cual los políticos estafan a la población". En algunos momentos parece que está hablando Pablo Iglesias en la etapa triunfal de Podemos. Milei también denuncia a "la casta política", un argumento que cala muy bien en la población. "¿Acaso no creemos en la igualdad ante la ley? ¿Qué es más justo, la igualdad ante la ley o que haya un conjunto de privilegiados a costa de otros?", dijo Milei en una entrevista a 'Infobae'.
"El Estado no es la solución: es la base de todos los problemas"
Al igual que Iglesias, Milei sabe emplear la televisión para conectar con los argentinos. La diferencia es que mientras Pablo Iglesias quiere más Estado, Milei está en contra del Estado. "En mi mundo no existe el Estado". "El Estado no es la solución: es la base de todos los problemas". "El Estado solo debe estar a cargo de la seguridad y la justicia", ha dicho en sus intervenciones. Llama "ladrón" al Estado porque roba a los ciudadanos con los impuestos. ¿Obras públicas del Estado? Cero: hay que dárselas a las manos privadas. ¿Red eléctrica estatal? Nada de eso: todo al sector privado. Piensa que los políticos están lavando el cerebro a los argentinos, haciéndoles creer que no se puede hacer nada sin los políticos.
Milei sabe utilizar el inconsciente del argentino medio para tocar las fibras más sensibles. "A finales del siglo XIX fuimos la nación más rica del mundo. Estábamos cabeza a cabeza con EEUU". Según Milei, poco a poco Argentina fue cayendo como potencia mundial, especialmente, cuando llegó lo que llama "el fascismo de tres patas" (Perón), donde por un lado están los empresarios, por el otro los políticos y sus prebendas, y por último, los sindicatos. Eso es el peronismo. "Ahí empieza la decadencia: cuando Argentina comienza a abrazar dosis crecientes de socialismo", afirmaba ante un programa de televisión. Cree que hay que volver a aquellos años en los que el Estado era pequeño, y la iniciativa privada era grande.
En algunos momentos, Milei descoloca a todos como cuando dice que los ciudadanos deben portar armas, pues donde eso sucede "hay menos delito". Ve la delincuencia como si fuera una variable económica, y aplica al delito las teorías económicas de Friedman. "La evidencia empírica dice que el delito es como cualquier actividad: cuando tiene mayores beneficios, crece. (Pero) si el delincuente cree que estás armado, su costo sube, y la delincuencia cae".

Sus argumentos sobre la educación son neoliberales: la educación no es gratuita porque al final se paga con impuestos. Pero prefiere cambiar la forma de administrarla. Propone que todo el mundo reciba una especie de vales repartidos por el Estado, y que la gente decida adonde quiere llevar a sus hijos. Los colegios o universidades deberán competir entre ellos para captar alumnos, y eso obligará a las instituciones educativas a competir para obtener matrículas. Los que no lo logren, que quiebren. En cambio, si dejamos que el Estado nos eduque, nos va a lavar el cerebro, piensa.
Llama "burro", "ignorante" y "totalitario" a Alberto Fernández, presidente de Argentina (entrevista con La Nación). "Cada día se parece más a Maduro". En su estilo provocador, Milei afirma que cuando le hagan diputado, renunciará a sus pagas. Como la ley establece que eso no se puede hacer, presentará un proyecto de Ley para que los diputados que quieran, renuncien a sus salarios. Para sustentar su opinión dice que el Congreso argentino en su fundación tenía diputados ad honorem: sin pagas.
Su currículo es una de sus grandes bazas a la hora de polemizar sobre economía pues se presenta con armamento atómico: licenciado en Economía por la Universidad de Belgrano, posee un posgrado por el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES) y otro por la Universidad Torcuato di Tella. Como profesor, ha sido durante dos décadas catedrático de Macroeconomía, Economía del Crecimiento, Microeconomía y Matemáticas para Economistas. Su tema favorito en las conferencias que imparte por todo el país es la Escuela Austriaca, y Friedrich Hayek, bestia negra de la izquierda intervencionista. Hayek era un austriaco, radical defensor del individuo contra los totalitarismos, que ha influido en los liberales de todo el mundo con su obra 'Camino de servidumbre'. Milei también es un prolífico escritor pues su firma está detrás de decenas de artículos periodísticos en 'La Nación' e 'Infobae', ensayos académicos y libros. Profesionalmente, ha trabajado como principal economista de empresas como Máxima AFJP, Estudio Broda y ha sido consultor gubernamental en el Centro Internacional para la Solución de Diferencias Relativas a Inversiones, sin olvidar su cargo de economista en el mundialmente famoso banco HSBC. Luce su membresía en el Foro Económico Mundial, y en otras fundaciones.
Algunos medios españoles lo califican de extrema derecha, por sus alineamientos con las tesis de Trump o Bolsonaro. Y de hecho, les admira pues hizo imprimir en uno de sus mítines camisetas con el provocador acrónimo: LGTB: Libertad, Guns (armas), Trump, Bolsonaro. Su programa económico tiene bastantes similitudes con el liberalismo de Vox, aunque Milei es mucho más radical como cuando ataca al Banco Central de Argentina.
Pero no se le puede calificar de ultraconservador en toda regla. "El matrimonio es una institución horrorosa", dijo en una entrevista a 'La Nación'. "Primero porque es un contrato de por vida (...) ¡No quiero matrimonio, no quiero regulaciones! Con el matrimonio empeora la relación porque, como romper ese contrato es costoso, aparece lo que se llama el 'moral hazard' (riesgo moral), y entonces tomas más riesgos. Los hombres engordan, las mujeres se cuidan menos y se producen toda una serie de deterioros que afectan a cómo funcionan las cosas". Aplica la teoría económica ultraliberal a las relaciones íntimas, incluso promoviendo los tríos amorosos. "Cuando salís con dos o tres personas funciona bárbaro porque de una persona captás una cosa y de otra, otra cosa, entonces vos andás bárbaro. Ahora, cuando vos por alguna cuestión te ponés monógamo, la ley de la utilidad marginal decreciente te mata". "No me gustan los monopolios".
"Los hombres engordan, las mujeres se cuidan menos y se producen deterioros que afectan a cómo funcionan las cosas"
Si Milei quiere reformar la economía argentina, deberá revertir una larga historia de fracasos económicos que ha causado un pesimismo congénito en el pueblo: devaluaciones constantes, corralito en 2001 (bancos cerrados y sin fondos), deuda externa permanente y un gran descrédito mundial. Según un informe del Banco Mundial, la Covid ha hecho mella en la economía argentina: "La pobreza urbana es elevada y alcanza un 40,6% de la población en el primer semestre de 2021, y 10,7% argentinos están en la indigencia. La pobreza infantil, de niños menores de 14 años, llega al 543%". El PIB argentino cayó un 9% en 2020.
Este fenómeno televisivo cree que el liberalismo acabará con todo eso. Pero le va a costar convencer a los argentinos pues muchos piensan que ese liberalismo es cosa de las clases altas. Considera que esa mala imagen procede de la propaganda de la izquierda. Él asegura que la libertad es junto con la vida y la propiedad un derecho universal. "La libertad nos atañe a todos y para todos es un valor", sostiene. Este domingo se verá si su discurso ha tenido sus efectos en una de las naciones más ricas de América en cuanto recursos, pero que los ha gestionado de la peor forma posible. También se pondrá a prueba la idea de si los argentinos quieren comprometerse con un discurso ultraliberal en lo económico y ultraliberal en lo amoroso.
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