Johnson Sirleaf: graduada en Harvard, Premio Nobel... pero no saca a su país de la pobreza

  • La actual presidenta de Liberia y Nobel de la Paz se bate en duelo para renovar su mandato. Como ases en la manga para los comicios de hoy guarda los 19.000 millones de dólares en inversión extranjera directa y la reducción de la deuda de su país. Pero la oposición la tacha de estrella en un cielo en el que el liberiano medio sigue pasando hambre.

FILE PHOTO: Liberian Ellen Johnson Sirleaf Wins Nobel Peace Prize
FILE PHOTO: Liberian Ellen Johnson Sirleaf Wins Nobel Peace Prize
Wade Williams y Mae Azango, Monrovia (Liberia) | GlobalPost

De pie, en un escenario improvisado enganchado entre dos camiones en el repleto estadio Antoinette Tubman de Monrovia, la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf entona  una entusiasta canción de campaña.

Cantando "Ellen´s got the Mansion Key" (Ellen tiene la llave de la casa) para alentar a los simpatizantes, Johnson Sirleaf parece estar confiada en su segunda victoria por la presidencia de Liberia.

Hoy Johnson Sirleaf se enfrenta a 15 candidatos, entre ellos el ex líder militar Prince Johnson y la estrella internacional del fútbol George Weah.

Aunque ella ya se ganó el reconocimiento internacional al convertirse en la primera mujer presidente de África, ésta podría ser la carrera de su vida.

La oposición ha acusado a su administración de no haber erradicado la corrupción porque no ha procesado a miembros de su gobierno acusados de despilfarrar recursos públicos. Algunos alegan también que Johnson Sirleaf no ha sido efectiva a la hora de mejorar la vida corriente de los liberianos.

Uno de sus grandes objetivos políticos como presidenta ha sido la reducción de la miseria, pero la mayoría de los liberianos siguen viviendo por debajo del umbral de pobreza internacional.

Johnson Sirleaf dice haber heredado un país roto, destruido por un baño de sangre de 14 años, que acabó con la vida de 250.000 personas.

Argumenta que conseguir que el desarrollo económico llegue a las bases lleva su tiempo.

"Nos llevó tiempo conseguir abrir la economía, conseguir inversiones, porque el gobierno no puede dar trabajo a todo el mundo. Así que tenemos que traer a las compañías aquí. Ahora lo hemos hecho, estamos satisfechos de que puedas ir por todo el país y ver diferentes compañías operando aquí; están empezando a hacer su labor, así que pronto serán capaces de crear más puestos de trabajo", dijo Johnson Sirleaf durante un encuentro con ex combatientes y con soldados desmovilizados de las Fuerzas Armadas de Liberia.

Su administración ha atraído cerca de 19.000 millones de dólares en inversión extranjera directa, pero la evolución de la minería y la agricultura no están dando empleo a la suficiente cantidad de jóvenes liberianos que no cursaron estudios debido a la guerra.

El FMI advierte que el país podría experimentar un "crecimiento económico sin desarrollo".

La presidenta usó su fama internacional y su experiencia como ex economista de Citigroup para convencer al FMI y el Banco Mundial de que no exigiesen los 4.600 millones de deuda del país.

Pero tal logro fiscal significa poco para la mayoría de los liberianos. Ellos quieren ver mejoras tangibles en sus vidas.

En Monrovia, junto a los edificios acribillados, se están levantando nuevas edificaciones. Se han pavimentado las calles llenas de socavones. Pero Dew Mayson, el que antes fuera aliado de Johnson Sirleaf y ahora pugna por la presidencia bajo la bandera de la Coalición Nacional Democrática, dice que la presidenta tan sólo ha logrado migajas en materia de desarrollo de infraestructuras.

"Su estatus de estrella como la primera mujer presidenta de un país africano ha engañado a una parte considerable de la comunidad internacional de la creencia de que la presidenta está aplicando un régimen progresista", dijo Mayson al periódico diario nigeriano "The Nation".

Johnson Sirleaf se convirtió en un símbolo de la emancipación de la mujer cuando se bautizó como la primera presidenta de África.

Ella ha apoyado los programas de alfabetización de adultos destinados a mujeres y ha creado un tribunal especial para juzgar los casos de violación. El gobierno ha establecido un programa de educación primaria gratuita y obligatoria, con resultados desiguales.

"Lo primero que hizo Ma Ellen fue mandarme a la escuela a cursar el siguiente nivel a través del Ministerio de Género", dice María Siah Varney, que vende carne deshuesada en el mercado de Rally Time cerca del centro de Monrovia, uno de los mercados renovados a través del denominado "Sirleaf Market Women Fund" (Fondo para las mujeres comerciantes de Sirleaf).

"El ministerio nos formó para ir a la escuela y encima nos pagó. Ma Ellen nos abrió los ojos", dice Varney.

El aumento del precio de los productos básicos, incluyendo el arroz, que es el alimento básico de Liberia, ha ahuyentado a algunos partidarios de Johnson Sirleaf en este concurrido mercado.

Sin embargo, Varney dice que va a seguir dando su voto a Johnson Sirleaf para ayudarle a ganar un segundo mandato. "Ella hizo un montón de cosas buenas para nosotros. Nos hizo conocer nuestros derechos como mujeres, así que estoy rezando para que ocupe la silla por segunda vez".

Uno de los críticos de Johnson Sirleaf es Mariah Faniah, que es gerente de operaciones de un albergue para mujeres maltratadas y niñas, y el secretario general del Partido Liberty de la oposición.

Las mujeres confiaban mucho en que la elección de una presidenta arrojaría luz sobre la difícil situación de las mujeres en Liberia, en una sociedad dominada por los hombres, dice.

Sin embargo, Johnson Sirleaf no ha demostrado ser "sensible al género".

Johnson Sirleaf, economista formada en Harvard, se jacta de que su abuela fue una de las mujeres comerciantes de Liberia. Su principal rival a la presidencia, Winston Tubman, también se ha formado en Harvard, es abogado y desempeñó anteriormente el cargo de Representante especial del Secretario General de la ONU para Somalia. 

Comparte escenario con el astro del fútbol Weah, que ocupó el segundo lugar después de Sirleaf en las elecciones de 2005.

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