Ken Robinson, el hombre que compró una mansión por sólo 16 dólares

El pasado 17 de julio fue el día más feliz en la vida de Ken Robinson. Este buscavidas de de mediana edad de Flower Mound, una pequeña localidad al norte de Dallas (Texas), entró a vivir en su nueva casa: un lujoso chalet de dos plantas, con jardín y piscina, valorado en 330.000 dólares y por el que sólo ha pagado 16 dólares.

La casa llevaba más de un año completamente abandonada y, tras meses de investigación, descubrió una vieja ley estatal que permite reclamar una propiedad, si sus dueños no se oponen a esta ocupación legal. Algo que en el caso de la mansión de Robinson, es altamente improbable que suceda. Los propietarios de la casa la abandonaron cuando la embargó el banco, que poco después quebró por las deudas.

Sin embargo, según la misma ley, el avezado texano no tendrá el título de propiedad de la casa hasta que demuestre haber vivido en ella de manera continuada durante al menos tres años. La única manera de echarle supondría que la entidad financiera sobre la que recae la hipoteca de la casa se hiciera cargo del pago completo de la deuda antes de reclamar al juzgado una orden de desahucio.

Para este divorciado en dos ocasiones, con seis hijos y dos nietos, es como si le hubiera tocado la lotería. A pesar de que cuando llegó a su nuevo hogar no había electricidad ni agua, y mucho menos muebles, ahora disfruta cada día paseando por su jardín o limpiando la piscina.

A los que no les ha sentado demasiado bien la manera en que Robinson ha adquirido su nueva casa es a sus vecinos. El día que llegó al vecindario, avisaron a la policía para que le desalojaran, algo que no pudieron hacer al haber accedido a la casa con la llave y tratarse de un contencioso civil.

La curiosa manera de utilizar la crisis del mercado inmobiliario para encontrar casa por apenas unos dólares ha levantado gran interés entre varias compañías inmobiliarias, que le han llegado a ofrecer trabajo o incluso 10.000 dólares por dar un seminario a sus empleados, según asegura el diario Dallas Observer.

Pero a su casa no llegan sólo visitas profesionales. Ciudadanos de todo el país se acercan a ver a Robinson en busca de consejo y un apretón de manos de su héroe. De hecho, en desde hace tres meses recibe en su enorme salón a una media de dos invitados diarios, a los que despacha antes de ponerse a leer las cartas de sus fans, que llegan de lugares tan sorprendentes como Tailandia o China.