Kipás para todos: así combaten los judíos la censura de Alemania a su gorra sagrada

  • La comunidad israelí en Alemania reacciona ante la recomendación del Gobierno de no llevar el gorro típico para evitar que sufran ataques.
Protestas contra el antisemitismo en Holanda
Protestas contra el antisemitismo en Holanda
EFE

Alemania vive tiempos convulsos incluso desde antes de las últimas elecciones europeas, en las que los Verdes fueron la segunda fuerza más votada, pero en las que también se produjo un avance considerable de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), la cual logró un 33% más de apoyos en que respecto a sus resultados de 2014. De ahí la preocupación de la canciller alemana, Angela Merkel, que esta misma semana alertaba de las "fuerzas oscuras" que se extienden por la UE; de hecho, el Gobierno también recomendaba la semana pasada a la comunidad judía en el país que evitase ponerse los característicos kipás -los gorros tradicionales de su fe- para evitar agresiones. Una precaución que ha sido acogida como una censura moral innecesaria y que este sábado tuvo su respuesta: una convocatoria para que todos los alemanes, independientemente de su credo, llevasen kipás en sus cabezas.

La iniciativa también pretende servir para que el pueblo alemán exhiba su solidaridad con la comunidad judía, después del aumento de ataques antisemitas registrados en los últimos meses. En este sentido, la recomendación del Gobierno de no usar los kipás en público como medida para frenar los crecientes ataques, generó un profundo debate nacional, que ha terminado por dividir a políticos, grupos sociales e, incluso, medios. El 'Bild', por ejemplo, ha sido uno de los firmes defensores de esta iniciativa, llegando a publicar kipás recortables para que todos sus lectores puedan disponer de uno imprimiéndolo el día de las protestas.

El principal impulsor de la tesis de que los kipás constituyen un elemento identificativo que puede poner en riesgo la seguridad de los judíos es Felix Klein, defensor del pueblo contra el antisemitismo desde hace un año. En declaraciones a varios medios alemanes la semana pasada, se mostraba preocupado por los crecientes ataques, al tiempo que desaconsejaba portar este tipo de gorros. "No puedo recomendar que los judíos usen el kipá cuando y donde quieran en Alemania, y lo digo con pesar". Y defendió su argumento señalando un aumento del 20% en los ataques contra ciudadanos judíos desde 2018. El año pasado, se reportaron alrededor de 1.800 ataques antisemitas, que fueron desde el abuso verbal y físico hasta las amenazas de muerte. Sin embargo, se cree que la cifra real es mucho más alta que los datos oficiales.

Por ello, el avance del partido euroescéptico y xenófobo AfD hasta obtener el 10,5% de los votos en las últimas europeas preocupa especialmente a las autoridades, que sin embargo se han mostrado incapaces de emprender con éxito ningún proceso de ilegalización de ningún partido ultranacionalista: en el nuevo siglo, todos los intentos se han encontrado con el rechazo del Tribunal Constitucional, cuya última ilegalización, la del Partido Comunista de Alemania, data de 1956.

Aumento de ataques antisemitas y rechazo a la medida

En abril, el rabino de la comunidad judía de 4.000 miembros de Colonia, Yechiel Brukner, aseguraba que ya no viajaría en transporte público debido a los abusos que había sufrido, incluida una amenaza de muerte. Otro incidente se produjo en el período previo a las elecciones europeas, a principios de mayo, cuando varios activistas del partido de extrema derecha Die Rechte pasaron por una sinagoga en la ciudad de Pforzheim al grito de "Abandonar Alemania" y "Volver a Israel", amenazando a los feligreses desde las ventanas abiertas de un autobús que mostraba la imagen gigante de un negacionista del Holocausto condenado por ello.

Más tarde, Klein explicaría que su advertencia se produjo en medio de "una creciente desinhibición y difusión de opiniones que representan un caldo de cultivo fatal para el antisemitismo". Según el defensor del pueblo, el 90% de las amenazas a los judíos en Alemania provienen de activistas de extrema derecha, mientras que la mayoría del 10% restante proviene de residentes musulmanes de larga duración: "Muchos de ellos ven canales de televisión árabes, en los que se transmite una imagen horrible de Israel y de los judíos". Además, reconocía que ha pedido ayuda para "educar" a la policía y los jueces en el problema del antisemitismo, para que sepan cómo actuar en cada caso.

Al margen de la reacción de la comunidad judía, ha habido varias autoridades políticas que se han opuesto a la recomendación. Por ejemplo, Joachim Herrmann, el ministro del interior de Baviera, entiende que la advertencia es equivalente a rendirse a la extrema derecha y ha instado a los judíos a ignorar la advertencia de Klein y a seguir usando el kipá. "Si caemos en el odio hacia los judíos, no estamos haciendo nada más que pasar el campo de juego a la ideología de derecha". Por su parte, Mike Pompeo,  secretario de Estado de Estados Unidos que visitaba Berlín el pasado viernes, se mostró escéptico con la medida: "Estamos preocupados al ver cómo se desanima a los judíos de usar el yarmulke [otro nombre para el kipá] en público por razones de seguridad. Ninguno de nosotros debería encogerse ante los prejuicios".

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