En Rusia, el país del vodka, cualquier bebida con menos de un 10% de alcohol es considerada poco menos que un inofensivo refresco. Al menos hasta ahora. El presidente Dimitri Medvedev acaba de firmar una nueva ley que, por primera vez, considera la cerveza como una bebida alcohólica.
Si antes de la nueva legislación en consumo de alcohol en Rusia ya era dos veces superiora al recomendado por la Organización Mundial de la Salud, ahora esta cifra se puede disparar peligrosamente.
En la última década, el consumo de cerveza ha aumentado un 40% en el país, mientras que las ventas de vodka han caído por encima del 30%. De hecho, los rusos suelen beber cerveza en las calles y los parques como si se tratase de refrescos. Hasta ahora no había ningún tipo de restricción sobre su venta.
"La nueva ley impondrá un cierto orden en el mercado de cerveza", ha asegurado Vadim Drobiz, director del Centro Federal para el estudio de los Mercados de Alcohol, a la cadena de televisión Bloomberg.
La legislación recién introducida, que entrará en vigor en 2013, será un duro golpe para los productores y los importadores de cerveza del país, ya que sufrirán un incremento de los impuestos cercano al 200%.
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