La colonia que pasó del opio a la banca: por qué Hong Kong se alza contra China

  • El origen de esta pequeña colonia fue uno de los episodios mas oscuros de la historia, y uno de sus protagonistas fue la adormidera.
Hong Kong
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Europa Press

Una de las preguntas que se están haciendo los internautas en Google es: ¿por qué los habitantes de Hong Kong se han rebelado contra China? Los medios han respondido diciendo que todo forma parte de un enfado general porque el Gobierno local de Hong Kong aprobó una ley por la cual podría extraditar a cualquier ciudadano de Hong Kong a China.

Y ahí quedaron las explicaciones. Lo cual merecía otra pregunta: si son parte de China, ¿por qué hablan de extradición, un término que se usa cuando se envía a un ciudadano a otro país?

Eso merece la gran explicación. Hong Kong ha sido una colonia británica en China desde mediados del siglo XIX. El origen de esta pequeña colonia fue uno de los episodios mas oscuros de la historia, y uno de sus protagonistas fue el opio.

Gran Bretaña obtenía opio de India, y lo metía como contrabando a China a través de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Los chinos eran muy aficionados al opio. Con ello, Gran Bretaña lograba compensar su déficit comercial, pues, al igual que ahora EEUU con su déficit con los chinos, la economía británica de entonces se estaba desangrando porque los británicos eran muy aficionados a las porcelanas, la seda, el té y otros productos de China. Tan aficionados que Gran Bretaña se estaba quedando sin plata, metal con el que pagaba a los comerciantes chinos.

Para compensar la balanza de pagos, los británicos les vendían opio y así recuperaban su plata. Pero al analizar los estragos que esta droga (madre de la heroína) hacía en la población, el emperador chino Daoguang decidió aprobar una ley que prohibía el comercio de opio, confiscaba los contenidos de varios barcos y destruía cargamentos.

Enfadados por esa decisión que arruinaba su florido negocio, los británicos cañonearon el puerto de Cantón, (Guanzhu), doblegaron al emperador y le hicieron firmar un tratado (Nanking), por el cual les cedería una entrada libre a China llamada Hong Kong durante 150 años.

Esta pequeña zona, compuesta por unas islas y un territorio continental, que ocupan la mitad que Tenerife, se ha desarrollado desde entonces bajo el mandato británico. Prosperó como ningún territorio en el mundo, y hoy es una de las zonas mas ricas del planeta. Tiene una renta per cápita de 48.000 dólares, el doble que España.

Hong Kong
Manifestantes durante una protesta en Hong Kong. / Europa Press

Oficialmente, Hong Kong nunca dejó de ser territorio chino, como Gibraltar nunca ha dejado de ser territorio español. Pero, en el caso de Hong Kong, al expirar el mandato británico en 1997, el gobierno comunista de China permitió que la antigua colonia tuviera una autonomía destacada durante 50 años más. Se le llama Región Administrativa Especial.

Tan especial que esa región conducen por la izquierda (en China como nosotros, por la derecha) tienen su propia moneda (el dólar de Hong Kong), su equipo olímpico, su bandera, su himno, su parlamento, su Gobierno autónomo y, sobre todo, su propio sistema legal basado en el "common law" británico.

Y aquí empezaron los problemas. El sistema legal hongkonés no tiene nada que ver con el chino. De hecho, el Gobierno chino no podía arrestar a nadie en Hong Kong, ni siquiera emitiendo una orden internacional, como la que puede emitir cualquier país para solicitar a otro la extradición de un delincuente.

La batalla que tienen los hongkoneses contra el Gobierno de Pekín desde hace años se debe a que el Ejecutivo chino intenta maniobrar para aumentar su poder en la excolonia. De hecho, tiene potestad para nombrar a la mitad del Parlamento y al jefe de gobierno. Y uno de sus últimos movimientos fue obligar al Parlamento de Hong Kong a aprobar una ley para poder arrestar y extraditar a cualquier ciudadano hongkonés solicitado por China. Hasta ahora, se podía extraditar a ciudadanos de Hong Kong con delitos a otro país pero no a China.

Esa ley desató la rabia de los habitantes de la excolonia, que se lanzaron a las calles en un duro desafío al Gobierno de Pekín. Los manifestantes han demostrado mucho brío y violencia al enfrentarse a las fuerzas de la policía, colapsar el aeropuerto y amenazar al Parlamento.

Los ciudadanos de Hong Kong se consideran chinos, pero de otro país pues poseen su propio pasaporte, leyes de inmigración y visa. Los chinos continentales tienen que pedir un permiso especial para viajar a Hong Kong, cosa que les encanta pues son los principales visitantes a este pequeño paraíso de edificios altos y precios exorbitantes.

Pero otra cosa era entenderse con los hongkoneses pues estos hablan oficialmente dos idiomas: el inglés y el chino cantonés. En cambio los chinos continentales hablan muchos dialectos, sobre todo el chino mandarín que es el que se está extendiendo por el territorio continental.

Es decir, los siete millones de habitantes de Hong Kong piensan que su prosperidad no se debe a China, sino a Hong Kong y sus particulares leyes que les hacen libres. Esa prosperidad se ha logrado especialmente gracias al libre mercado en la segunda mitad del siglo XX, años en que China era gobernada por Mao, cuyas revoluciones dejaron unos 60 millones de muertos y la pobreza nacional.

Hong Kong creció debido a sus bajos impuestos, su facilidad de crear empresas, su potente bolsa, sus bancos y su paraíso fiscal. Los bancos son poderosos como el Hong Kong and Shanghai Bank Corporation. El país tienen unas reservas de más de 400.000 millones de dólares. Es como Luxemburgo, pero en Asia, y con una salida al mar, lo que les ha convertido en un puerto muy destacado.

Los habitantes de Hong Kong quieren mantener esa riqueza financiera, así como su democracia, su separación de poderes, sus leyes, su autonomía, su prensa libre, su derecho de protestar y su prosperidad.

Pero temen a China porque saben que tarde o temprano se les puede acabar tanta autonomía. Y porque China tiene el mayor ejército del mundo, ante el cual, los hongkoneses no pueden hacer nada.

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