Timothy Grey, el sintecho que falleció sin saber que era heredero de 300 millones

  • Era sobrino-nieto de Huguette Clark, una de las mujeres más ricas de la historia de EEUU. 
Fotografía de camas de sintecho.
Fotografía de camas de sintecho.
Pixabay.

En la vida, los golpes de suerte y las fatalidades se diferencian en ocasiones por detalles. Por un lado, tenemos la historia de Jerry Winkler, el vagabundo que se enteró de que era millonario tras 10 años sin hogar, y que ahora vive en una lujosa vivienda en el centro de Ámsterdam. Por otro lado, la desgracia de Timothy Grey un sintecho americano que falleció en 2013 sin saber que era heredero de una fortuna estimada en 300 millones de dólares.

Timothy era el sobrino-nieto de Huguette Clark, una de las mujeres más poderosas en el ámbito económico en la historia de los Estados Unidos. Desde 1930 vivía sola disfrutando de la fortuna y las propiedades de su padre, William A. Clark,  figura histórica del Nuevo Mundo, senador y empresario involucrado en la minería, los ferrocarriles y la banca. 

Gozaba de tres propiedades en la 5ª Avenida de Nueva York, una vivienda en California y una mansión en Connecticut, entre otros inmuebles, y en su testamento decidió no dejar nada a su familia.

Huguette pasó su últimos 20 años recluida en un hospital hasta que falleció en 2011 con 104 años, dejando su dinero e inmuebles a su enfermera, su abogado, su ahijada, un doctor del hospital, varios empleados, su museo favorito y a una fundación de arte en Santa Bárbara. 

Esta distribución de la herencia enfadó a sus 19 herederos, cuyos abogados se encuentran luchando para que la fortuna les sea retribuida. A cada uno le corresponde 19 millones de dólares, los mismos que le correspondían a Timothy, a quien los abogados buscaban para comunicarle la buena noticia.

Pero no lo encontraron a tiempo. Timothy había desaparecido tras la muerte de su madre en 1990, sin decir ni una palabra a su familia y sin volver a contactar con ellos. 

El 26 de diciembre de 2013 su cuerpo fue hallado por unos niños en las calles de Evanston, una pequeña localidad de Wyoming. Tenía 60 años y las autoridades determinaron que había fallecido por hipotermia. Una muerte todavía más trágica al perecer sin saber el patrimonio que le correspondía. 

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