La izquierda germana arremete contra el presidente de la República por dudar de sus convicciones democráticas

    • Joachim Gauck, encargado de desmantelar la STASI tras la caída del Muro, se preguntó si la Izquierda está "realmente tan alejada" del extinto Partido Socialista Unificado.
Críticas al presidente alemán por dudar todavía de los postcomunistas
Críticas al presidente alemán por dudar todavía de los postcomunistas

El presidente alemán, Joachim Gauck, recibió hoy un chaparrón de críticas por dudar, 25 años después de la caída del muro de Berlín, de las convicciones democráticas del partido de la Izquierda, que aglutina a los postcomunistas germanos.

Gauck expresó sus dudas sobre la total desvinculación de esa formación del antiguo Partido Socialista Unificado (SED), que dirigió durante décadas la extinta República Democrática Alemana (RDA), al comentar en un programa de televisión el previsible nombramiento en el estado de Turingia (este) del primer presidente de la Izquierda, Bodo Ramelow.

"La gente que conoció la RDA y que tiene mi edad, debe hacer un gran esfuerzo para aceptarlo", señaló el presidente, pastor luterano y antiguo disidente en la Alemania comunista.

Gauck, responsable tras la caída del muro del desmantelamiento de la Stasi, la temida policía política de la RDA, y de la conservación de sus archivos, aseguró que su generación respeta las decisiones de los votantes, pero se preguntó si la Izquierda está "realmente tan alejada" de aquel partido que "oprimió" a los ciudadanos germanoorientales como para poder confiar en ella.

El presidente alemán reconoció que hay determinados grupos dentro de ese partido en los que él todavía no puede confiar.

Las principales críticas a su "intromisión" en la vida política alemana llegaron hoy desde la Izquierda, pero también cuestionó su comportamiento el Partido Socialdemócrata Alemania (SPD), decidido a coligarse con la Izquierda en Turingia.

"La prudencia es de sabios", subrayó en declaraciones al diario "Tagesspiegel" el vicepresidente del SPD, Ralf Stegner, quien recordó a Gauck que su autoridad se basa precisamente en que el jefe del Estado se sitúa por encima de las luchas partidistas.

También en ese medio y en la misma línea, el líder del grupo parlamentario de la Izquierda, Gregor Gysi, subrayó que la neutralidad es una obligación de la jefatura del Estado e instó a Gauck a aceptar los deseos de muchos alemanes del este de contar con un presidente de la izquierda.

Por su parte, la líder del partido, Katja Kipping, condenó que Gauck dudara de "las convicciones democráticas" de los militantes y votantes de la formación.

Mientras, los Verdes se mostraron comprensivo con Gauck recordando su experiencia en la RDA y desde las filas conservadoras de la CDU se defendió su derecho a expresarse libremente sobre el pasado y el presente.

El nombramiento de Ramelow en Turingia está todavía pendiente de las negociaciones del pacto de coalición entre la Izquierda, el SPD y los Verdes y del voto de los militantes socialdemócratas, que deben avalar el acuerdo de la dirección del partido.

Tras anunciar su apoyo a Ramelow, el SPD, coligado en Berlín con la CDU de Merkel, volvió a descartar cualquier posibilidad de cooperación en un eventual gobierno federal con la Izquierda, partido que se fundó en 2007 tras un largo proceso de fusión entre el postcomunista Partido del Socialismo Democrático (PDS) y la disidencia socialdemócrata liderada por Oskar Lafontaine.

En las elecciones regionales celebradas el pasado 14 de septiembre en Turingia, la CDU obtuvo un 33,5 % de los votos, mientras que la Izquierda quedó con el 28,2 % y el SPD logró el 12,4 %.

En septiembre, en los comicios generales, los postcomunistas se hicieron con el 8,6 % de los sufragios y quedaron como tercer grupo parlamentario en el Bundestag, tras los conservadores de la CDU/CSU y los socialdemócratas.

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