La poesía de José Hierro y Ángel González se sube a las tablas de El Cairo

  • "Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras". Versos como este de José Hierro se unen a otros de Ángel González para romper las barreras lingüísticas y acercar en árabe la obra de estos dos poetas españoles a las tablas de El Cairo.

Belén Delgado

El Cairo, 2 nov.- "Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras". Versos como este de José Hierro se unen a otros de Ángel González para romper las barreras lingüísticas y acercar en árabe la obra de estos dos poetas españoles a las tablas de El Cairo.

La obra teatral "El Otro" se estrena hoy en la capital egipcia con la refrescante imagen de fondo del mar Cantábrico, en un ambiente que su director, el español Marco Magoa, ha querido rescatar de su tierra natal y llevar a la aridez del desierto.

Una selección de poemas de Hierro y González traducidos al árabe dan contenido a ese espectáculo que Magoa no ve como "un recital poético", sino como una obra interpretada por tres actores, un bailarín y él mismo, que son "como un sueño, como lo que hemos querido ser y no somos", dice.

Vestidos con trajes tradicionales de Asturias, en el norte de España, los personajes dan rienda suelta a sus sentimientos, a veces de lo más trágico, pero guardando siempre un toque de optimismo, como destacó el dramaturgo durante el ensayo general en el teatro Falaki de El Cairo.

Ese optimismo relativo es el que desprenden en su lírica Hierro y González, que vivieron la Guerra Civil española (1936-1939) desde el bando perdedor, el de los republicanos, y a quienes -sin embargo- las penurias no les impidieron escribir "con alegría", recordó Magoa.

Ahí están los versos sacados precisamente del libro "Alegría", con el que un joven José Hierro (1922-2002) deslumbraría en 1947 al dar fuerza a lo que llamaría "la palabra cotidiana".

O aquellos otros fragmentos de "Palabras sin Palabras", del asturiano Ángel González (1925-2008), en los que el poeta se refleja a sí mismo, envuelto entre la esperanza y el pesimismo.

Magoa, quien ya adaptó el año pasado el drama "Bodas de Sangre" de Federico García Lorca a la realidad del Egipto más humilde, resaltó que, al igual que esos autores, los egipcios, que han salido de una larga dictadura a través de una convulsa revolución, preservan "cierto optimismo y no tienen tiempo para la depresión".

Por eso, consideró que pueden entender el significado de la poesía contemporánea de Hierro y González, cargada de amor pese a que en sus palabras también hay hueco para la muerte y el paso del tiempo.

"No quiero hablar desde las ideas políticas o el rencor", aseguró el director, que optó por un montaje de alto contenido sentimental a través de un "lenguaje potente pero no vulgar".

Así es cómo las fronteras del idioma se diluyen y los egipcios, a quienes el director considera "grandes poetas", son capaces de captar la idea de "El Otro", que no es otra que indagar en el amor hacia los demás y la comprensión mutua.

También salen a relucir los recuerdos en momentos en los que los intérpretes se empapan de agua en mitad del escenario, se revuelcan o recogen las redes de pescar como si estuvieran en el mar.

A veces se mueven simplemente en un juego de luces y sombras, de acuerdo a una escenografía que acompañan el sonido de la gaita asturiana y música clásica como la de Juan Sebastian Bach.

En medio de escenas que rememoran la labranza o la arraigada vida de pueblo, las frases en español se cuelan a duras penas en el relato, predominantemente en árabe, y ofrecen asimismo la cara dramática de los dos autores españoles.

No hay más que oír aquellas de González que dicen: "¿Qué sabes tú de lo que fue mi vida? Ahora solo ves estos últimos años que son como la empuñadura de un cuchillo clavado hasta el final de mi costado".

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