Las Iglesias del mundo acusan a Pakistán de ser un campo de exterminio

    • Acusan al país de haberse convertido en un "campo de exterminio" donde "no hay dignidad" para los civiles.
    • De enero a agosto han muerto 4.286 persona y han resultado heridas otras 4.066.
Lenta mejoría de Malala Yusufzai, según los doctores que la atienden
Lenta mejoría de Malala Yusufzai, según los doctores que la atienden
T. I.

El Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias (WCC), Olav Fykse Tveit, ha enviado una carta al primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, pidiéndole que "proteja del terrorismo a los paquistaníes cristianos y a todas las minorías religiosas", a raíz de los recientes atentados en la iglesia de Todos los Santos en Peshawar.

En dicha carta, el WCC "condena los actos de terrorismo", expresando su solidaridad con las familias de las víctimas, prometiendo "llevar a todos en nuestros pensamientos y en nuestras oraciones", según la Agencia Fides.

Tras la creciente amenaza del extremismo religioso, Tveit insta al gobierno de Pakistán a tomar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las comunidades más vulnerables, en especial las comunidades religiosas que se enfrentan a constantes amenazas contra su vida.

Las cifras más recientes dadas a conocer por el "Centro de Investigación y Estudios de Seguridad", un think-tank con sede en Islamabad (Pakistán), desvelan que el terrorismo afecta a toda la nación. Según este Centro, de enero a agosto de 2013 han sido asesinadas 4.286 personas (y 4.066 heridas) entre ataques de militantes, ataques terroristas y bombas suicidas de talibanes.

"Debido a las lagunas existentes en el estado de derecho y ante la impotencia de los tribunales, Pakistán se ha convertido en un campo de exterminio, donde los fundamentalistas islámicos talibanes actúan con impunidad", afirma el comunicado enviado a la Agencia Fides por Asian Human Rights Commission (AHRC), con sede en Hong Kong.

"Para los civiles no hay dignidad", continúa la declaración. El respeto por la vida y el sentido de justicia han desaparecido, mientras que los ciudadanos inocentes "se han convertido simplemente en carne de cañón". El derecho a la vida "ha perdido todo sentido".

Según AHRC, es urgente intervenir en el sistema de justicia penal, pero se necesita de la voluntad política del gobierno para "controlar la militancia en el país".

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