Los cuatro lazos que unen al "golpista" Boris Johnson con el 'procés' en Cataluña

  • El primer ministro británico ataca al poder legislativo suspendiendo el Parlamento y, al judicial, al no acatar las sentencias de los jueces.
Boris Johnson, durante su visita a Irlanda.
Boris Johnson, durante su visita a Irlanda.
EFE

Cada día que pasa, la crisis del Brexit se parece más a la deriva secesionista en Cataluña: lo que empezó siendo la ambición de un pequeño grupo de eurófobos ha terminado por dividir a la población británica en un proceso inacabable que amenaza no solo con resquebrajar Reino Unido, sino también la UE (no hay que olvidar que quien se retira del bloque comunitario es uno de sus pilares económicos). Ahora, Boris Johnson se ha erigido en el adalid del Brexit y, para ejecutarlo con o sin acuerdo, ha decidido anular al poder legislativo suspendiendo el Parlamento y obviar al judicial, no acatando las sentencias de los tribunales.

El paralelismo es evidente, teniendo en cuenta que hace poco más de tres años, en Reino Unido no existía un sentimiento generalizado a favor de la ruptura con Europa. Solo gracias a una fraudulenta campaña, plagada de 'fake news' y promesas falsas, ganó el sí en el referéndum sobre el Brexit de 2016. Lo curioso es que, desde entonces, para la opinión pública la opción de abandonar la UE nunca ha vuelto a estar por encima de la opción de quedarse. Los últimos datos de septiembre, en pleno meollo por la suspensión del Parlamento británico y con Boris Johnson lanzando su ofensiva para ejecutar el Brexit el 31 de octubre, apuntan en este sentido: 53% a favor de permanecer en la UE y 47% en contra. Pero este es solo uno de los cuatro 'lazos' que unen al "golpista" (como le califica parte de la oposición) Boris Johnson y el procés catalán.

Fomento del secesionismo

En las últimas décadas, en Cataluña siempre ha habido una parte de la sociedad partidaria de la independencia, que incluso se ha articulado en diversos partidos políticos, algo que encaja perfectamente en nuestro ordenamiento constitucional. Sin embargo, el paso del independentismo al secesionismo se produjo cuando la amenaza de proclamar unilateralmente un Estado catalán se tornó real. Y, desde el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, el fomento del secesionismo por parte de las autoridades regionales ha derivado en una Cataluña más fracturada que hace tan solo unos años. De hecho, este mismo 11 de septiembre, durante la celebración de la Diada, se ha vuelto a amenazar con la vía unilateral si se produce una sentencia desfavorable en el juicio del 'procés'.

Algo similar ocurre con el Brexit, impulsado por unos pocos eurófobos que han encontrado en Boris Johnson su vía unilateral particular: desde antes de asumir el poder el pasado julio, el primer ministro avisó de que el Brexit se produciría, con o sin acuerdo, el próximo 31 de octubre. Para llevar a cabo su plan no ha contado con Bruselas, ni con los tribunales (que ya en 2017 obligaron a Theresa May a pasar por el Parlamento antes de activar el Artículo 50 para la desconexión con la UE) y ni siquiera con la Cámara de los Comunes, a la que ha optado por puentear para salir unilateralmente del bloque comunitario.

No acatar las sentencias judiciales

En este sentido, si en algo se parecen particularmente el 'procés' y el Brexit (el de Boris Johnson, al menos) es en no acatar las sentencias judiciales. En 2017, Carles Puigdemont desoyó la prohibición del Tribunal Constitucional de celebrar el referéndum, como ahora el secesionismo encabezado por Torra anima a desafiar la futura sentencia del 'procés' retomando la vía unilateral. En Reino Unido, Johnson ya ha anunciado que recurrirá la sentencia de este miércoles del Tribunal de Apelación de Escocia, que declaraba "ilegal" la suspensión del Parlamento británico.

Puentear al Parlamento y obviar la legislación

Una suspensión que, de facto, es la  forma de Boris Johnson de evitar que se pueda frenar su plan para ejecutar unilateralmente el Brexit. Es más, el primer ministro británico también ha amenazado con llevar a cabo su plan de salir de la UE el 31 de octubre, obviando así la ley aprobada en la Cámara de los Comunes que le obliga forzar otra prórroga si no logra un acuerdo con Bruselas antes de esa fecha. Algo que recuerda a lo que se vivió en Cataluña en las semanas previas al 1-O, cuando el Govern decidió aprobar leyes de desconexión para las cuales el Parlamento catalán no tenía facultades, así como obviar el ordenamiento jurídico en material territorial, recogido incluso por la misma Constitución.

Populismo telemático

La cuarta característica en común es que Johnson, como ejemplo arquetípico de líder populista, prefiere hablar directamente al pueblo que con sus representantes electos (el resto de fuerzas políticas). Ahora que ha cerrado el Parlamento, por ejemplo, se dedica a realizar sesiones de control al Gobierno por Facebook y abiertas a cualquier ciudadano británico (lo llama 'People's PMQs', algo así como "sesiones de control del Pueblo"). Algo que recuerda a las tácticas empleadas por algunos líderes del secesionismo catalán como Carles Puigdemont, quien el pasado mayo protagonizaba mítines por Skype desde el extranjero durante su campaña para el Parlamento Europeo, debido a la orden de detención que pesaba sobre él si volvía a España.

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