Segunda vuelta

Le Pen, tras obtener el 40% de los votos: "El resultado de hoy es una victoria"

La líder de Agrupación Nacional acepta su derrota y se conforma con acortar distancias con respecto a los comicios de 2017 y logra un resultado histórico para la ultraderecha en Francia.

Le Pen
Le Pen, tras obtener el 42% de los votos: "El resultado de hoy es una victoria". 
DPA vía Europa Press

La ultraderechista Marine Le Pen admitió este domingo su derrota frente al liberal Enmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales francesas, pero denunció "métodos desleales" y consideró que sus resultados, que según las proyecciones le sitúan por encima del 40% de los votos, "son una victoria en si mismos". "Los resultados de hoy representan una gran victoria", ha zanjado. Los sondeos le dan el 42,87% de los apoyos, lo que supone el mejor resultado histórico para la ultraderecha en Francia.

Le Pen no especificó, sin embargo, ninguno de los "métodos desleales" a los que aludía, y se limitó que indicar que son "iguales a los que sufren los ciudadanos cotidianamente". "En esta derrota veo una forma de esperanza. Este resultado representa para nuestros dirigentes y para los dirigentes europeos un desafío que no pueden ignorar, así como la aspiración de un gran cambio", advirtió también Le Pen en una declaración pocos minutos después de conocerse las proyecciones de voto. Sobre todo, anunció que no va a abandonar y que va a liderar la campaña de las legislativas el próximo mes de junio para tratar de unir a toda la oposición al presidente reelegido, Emmanuel Macron.

Lo justificó porque "el riesgo de que Macron se haga con todos los resortes del poder Ejecutivo y Legislativo es elevado" a causa del sistema mayoritario que favorece al presidente para volver a conseguir una mayoría en la Asamblea Nacional que le dé manos libres. Su intención para evitarlo es que su partido, la Agrupación Nacional (RN), trabaje "para unir a todos los que, vengan de donde vengan, quieran juntar sus fuerzas contra Emmanuel Macron".

De la campaña ahora finalizada, se felicitó de que "las ideas que representamos hayan llegado a su nivel más alto en esta segunda vuelta de las presidenciales pese a dos semanas (de campaña) de métodos desleales y violentos". Afirmó que el resultado que le anuncian los institutos demoscópicos, "supone una victoria resplandeciente" con la que millones de franceses han manifestado su voluntad de cambio. Aunque aseguró que no tiene "ningún resentimiento ni rencor", no se privó de anticipar que "el quinquenio que se abre no romperá con las prácticas de menosprecio del anterior y que Emmanuel Macron no hará nada para reparar las fracturas que dividen el país y que hacen sufrir a nuestros compatriotas".

En 2002, Jean-Marie Le Pen, el fundador del Frente Nacional, se quedó por debajo de un quinto de los votos con 5,5 millones de sufragios y quince años después su hija Marine, que lleva años lavándole la cara al partido, superó el tercio de las papeletas y los 10 millones de apoyos. Las encuestas no han fallado, al proyecar más de un 40% de los votos, lo que supone añadir unos seis millones de votantes a los de hace cinco años. La heredera de la extrema derecha ha conseguido buena parte de su apuesta, convertir su movimiento en un partido más, limar al máximo los rechazos, redondear los ángulos más molestos y colocarse a las puertas del poder.

Aunque algunos sondeos le colocaban en los límites del margen de error, al alcance de una sorpresa mayúscula que algunos comparaban con la que tuvo lugar en el referéndum del brexit en el Reino Unido en 2015 o la elección de Donald Trump en Estados Unidos al año siguiente, finalmente ha perdido el pulso contra Macron, pese a ganar posiciones con respecto a los comicios anteriores. Le Pen, autoproclamada portavoz del pueblo, candidata del poder adquisitivo y defensora de las causas de los más desfavorecidos, mensaje que ha calado entre capas bajas de la sociedad y un 17%% del electorado de Mélenchon, ha puesto el acento en el rechazo que despierta Macron, en su "arrogancia" y la "altanería" con la que se dirige a los franceses, el presidente de las élites, alejado del pueblo, la baza con la que esperaba despertar en los abstencionistas su apoyo.

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