Lenin, la Cheka y las revelaciones sobre los peores años del terror soviético

  • En enero de 1918, Lenin había dicho: "Mientras no usemos el terror contra los especuladores, matándolos en el acto, nada sucederá".
Lenin, la Cheka y las revelaciones sobre los peores años del terror soviético
Lenin, la Cheka y las revelaciones sobre los peores años del terror soviético

El 30 de agosto de 1918, al salir de un mitin en una fábrica de armamento de Moscú, Lenin se giró al escuchar el grito de una mujer. En ese momento, esa mujer disparó tres veces. Dos balas impactaron en el pecho y en el hombro del líder comunista.

Los guardaespaldas trasladaron a Lenin a un sitio seguro y sobrevivió. La mujer fue arrestada y ejecutada. Se llamaba Fania Kaplán. Era una anarquista revolucionaria medio ciega que protestaba porque Lenin estaba traicionando la revolución.

El mismo día, otro miembro del Partido Bolchevique fue tiroteado y murió. Entonces, la Comisión de Emergencia para Combatir el Sabotaje y la Contrarrevolución, más conocida como Cheka, emitió un comunicado que llegó a todas partes de Rusia: 

Ya sabéis que hace unos días se realizó un atentado contra la vida del camarada Lenin y que el camarada Uritskii fue asesinado; esto fue organizado por los partidos de derecha y la burguesía, es decir, nos están infligiendo heridas en la cabeza. Es obvio que están eliminando sistemáticamente a los líderes de la revolución. Se han tomado medidas para prevenir esta vil empresa, y se han ideado antídotos para detener el contagio, es decir, el TERROR ROJO, concentrado contra la burguesía, la antigua gendarmería, los alguaciles y otros policías y oficiales que dirigen el elemento contrarrevolucionario. Toda Rusia ha sido vacunada, especialmente en la ciudad de Morshansk, donde en represalia por el asesinato del camarada Uritskii y las heridas del camarada Lenin, hemos matado al ex jefe de la policía de Morshansk, Vasilii Zasukhinj ,el ex jefe de policía de la ciudad, Pavel Arkhipovj, al ex agente de la sección 3 de Morshansk, Mikhail Kurgaevj y al el ex agente de las secciones 5 y 6, Viacheslav Lazov. Si hay otro intento de asesinar a los líderes de nuestra revolución o en general a los comunistas que ocupan puestos de responsabilidad, la crueldad de los trabajadores y los pobres del campo se revelará aún más dura contra la burguesía, porque necesitan reaccionar contra acciones tan viles como la implementación del "terror blanco” (de los oficiales zaristas).

Para los bolcheviques, la burguesía era una clase que debía desaparecer. Uno de los líderes de la Cheka, clamaba lo siguiente: "Estamos eliminando a la burguesía como clase". Todo estaba justificado.

En los primeros meses de la Revolución Rusa, de la que se cumplen cien años, el Comité Ejecutivo Central de los Soviets había declarado que "la Patria Socialista estaba en peligro" y por tanto, exigía desplegar un terror masivo contra la burguesía. En enero de 1918, Lenin había dicho: "Mientras no usemos el terror contra los especuladores, matándolos en el acto, nada sucederá".

Todos esos asesinatos y crueldades se conocían por declaraciones y testimonios, pero no había documentos escritos al alcance de la gente porque sencillamente, la Cheka y sus sucesores los habían mantenido en secreto durante los años en que pervivió la URSS.

Pero en 1991, dos años después de la caída de la Unión Soviética, el mayor especialista en documentación rusa llamado Rudolf Pikhoia, un demócrata convencido, se dio cuenta de que había que proteger los archivos del periodo soviético para evitar que estos documentos desaparecieran o fueran esquilmados por antiguos miembros del Partido Comunista. Había que evitar que los archivos de la Cheka fueran destruidos.

Pikhoia tomó el control de los archivos secretos del Comité Central del Partido Comunista e intentó organizarlos, para que investigadores del mundo entero supieran lo que había pasado en los 70 años desde la revolución rusa. Como la tarea era monumental, el Doctor Pikhoia pidió la cooperación del Bibliotecario del Congreso de los EEUU, James H. Billington, un especialista en Rusia, y a partir del examen de la documentación se decidió organizar una exposición en la misma Biblioteca del Congreso del 17 de junio al 16 de julio de 1992, hace justamente 25 años.

Pikhoia había obtenido 70 millones de documentos pero de ellos seleccionó los más importantes para destacar los terroríficos hitos de la Rusia soviética y de la Cheka. Historiadores rusos y norteamericanos trabajaron codo con codo para clasificar y traducir estos documentos que habían permanecido ocultos.

Ya a principios de 1992, ante el enorme coste que suponía manipular esos documentos, la empresa británica Chadwyck-Healey llegó a un acuerdo con el nuevo gobierno ruso para microfilmar el archivo completo. Varias instituciones norteamericanas se pusieron de acuerdo para aportar fondos.

Los archivos estaban clasificados por las autoridades rusas por varios niveles de secretismo, establecidos por el propio Lenin en 1924. Según el historiador militar ruso Dimitri Volgokonov estos niveles eran: “Ultra secreto, secreto superior, secreto, confidencial, copia única para pocas personas, para ser devuelto al remitente…”, y así hasta quince niveles.

Cuando terminó la exposición en la Biblioteca del Congreso, se redactó un libro que contenía las imágenes y documentos más destacados de la exposición. El libro se llamó “Las revelaciones de los archivos rusos”, y resumía también el contenido y el impacto de aquella exposición. Muchos correspondían a las actuaciones de la Cheka, que posteriormente se llamó NKVD, GPU hasta que terminó llamándose KGB.

“La Biblioteca [del Congreso] exhibió una gran cantidad de fotografías y películas seleccionadas de los archivos del partido: los extractos de las películas provenían de noticiarios y películas de propaganda nunca antes vistas fuera de la URSS, incluyendo imágenes raras del Palacio de Invierno y el Kremlin semanas después del golpe de octubre de 1917; la extensa cobertura del XIII Congreso del Partido, convocada cuatro meses después de la muerte de Lenin; iglesias y sinagogas arrasadas por funcionarios soviéticos la colectivización forzosa, la construcción del Canal del Mar Blanco y el extraordinario metraje sonoro de uno de los primeros juicios públicos, celebrado en 1930 para enjuiciar al llamado Partido Industrial”, dice el libro.

Esta exposición monumental, los materiales microfilmados y los libros que surgieron posteriormente, fueron la primera prueba gráfica de todo lo que se había sospechado: en los años que duró el comunismo en Rusia, desde Lenin hasta la caída de la URSS en 1989, la Cheka instauró un régimen de Terror Rojo en Rusia consistente en purgas, persecuciones, campos de concentración, espionaje, asesinatos, denuncias, sometimientos, hambrunas, deportaciones y abusos, todo ello en masa y cometidos por funcionarios a los que no se les permitía pensar. Funcionarios que obedecían órdenes.

Lenin tuvo desde el principio un papel destacado en este reinado de sangre y terror, pues se revelaron cartas donde mostraba un carácter implacable con sus enemigos políticos. Su estilo de persecución brutal fue continuado por Stalin, que prosiguió con las deportaciones en masa, y así sucesivamente hasta el fin del imperio soviético.

Los archivos revelaron por ejemplo que en 1934 había planes para desarrollar la guerra bacteriológica, que en 1941 los rusos estaban rearmándose fuertemente antes de la invasión alemana, y que desde 1979 existían informes sobre los defectos observados en la planta nuclear de Chernobyl que estalló en 1986 y que ha sido la mayor catástrofe de la energía nuclear para usos civiles en la historia.

Como dice el libro mencionado, “el sistema soviético era una máquina política implacablemente eficaz y que se autoperpetuaba, operada por apparatchiks a los que se enseñaba a no pensar por sí mismos”.

A los archiveros e historiadores les sorprendió el estilo parco y desdeñoso de algunos documentos, a pesar de que contenían noticias horripilantes. “Al examinar los informes de las reuniones de politburó, las órdenes de la NKVD y varios decretos gubernamentales”, dicen los historiadores que organizaron la exposición de 1991, “uno casi se vuelve insensible a las horribles realidades que describen debido al tono banal e imparcial en que se escribieron los documentos”.

En un documento llamado “el Documento 30”, por ejemplo, se dan instrucciones detalladas sobre “cómo llevar a cabo una purga de la base del Partido Comunista Ruso, empleando un test pseudocientífico mediante la cual cada miembro del partido debe ser evaluado”, dice el libro.

En otras frías estadísticas, se informa a Stalin que no hubo "incidentes" durante el reasentamiento forzoso de un cuarto de millón de tártaros, búlgaros, griegos y armenios de Crimea, afirman los historiadores que compilaron la exposición. Esos incidentes representaban miles de muertos.

Cuando los archivos de la antigua Cheka fueron consultados por más gente, empezaron a salir biografías sobre los estadistas soviéticos que tumbaban muchos mitos. Uno de ellos era Lenin. El periodista, Vasilii Seliunin publicó un artículo en la revista literaria y política Novyi Mit donde criticaba públicamente a Lenin por primera vez. Según este periodista, los documentos demostraban que Lenin no dudó en utilizar la coerción y el terror contra los campesinos y otros "enemigos del pueblo".

Un telegrama de Lenin fechado en agosto de 1918 (un año después de le Revolución Bolchevique) decía lo siguiente:

“¡Camaradas! La revuelta de los cinco kulaks (campesinos propietarios) debe ser reprimida sin piedad. El interés de toda la revolución exige esto, porque tenemos ahora ante nosotros nuestra última batalla decisiva "contra los kulaks". Necesitamos dar un ejemplo.

I) Tenéis que ahorcar (ahorcar sin fallar, para que el público vea) al menos 100 kulaks notorios, los ricos y los chupasangres.

2) Publicad sus nombres.

3) Quitadles todo su grano.

4) Ejecutad a los rehenes, de acuerdo con el telegrama de ayer.

Esto debe lograrse de tal manera que las personas a cientos de kilómetros a su alrededor puedan ver, temblar, saber y gritar: estrangulemos y estrangulemos a esos kulaks chupadores de sangre.

Enviadnos un telegrama de acuse recibo y de ejecución de esto.

Vuestro, Lenin

(PD: Utilizad a los tipos más duros para hacerlo)

Fue el mismo año en que Lenin sufrió el atentado, el cual sirvió para desatar el llamado Terror Rojo. La Cheka, la policía creada por los revolucionarios, entró en vigor con toda su vileza bajo los auspicios de Lenin. Así comenzó un programa que se puede considerar como el asesinato más premeditado, cruel, masivo y brutal de la historia.

(Hoy los archivos microfilmados han pasado a los Archivos de la Fundación George y Abby O'Neill del Partido Comunista del Estado Soviético)

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