Lisboa, capital europea del jubilado: un cuarto de su población ya es anciana

Lisboa ancianos
Lisboa ancianos
Efe

Lisboa es la capital europea con mayor proporción de ancianos. Son ya un cuarto de su población, y aumentarán hasta ser el 40 % de todo Portugal en 2050. Con el reloj en marcha, la urbe empieza a prepararse con un millonario programa que transformará calles e implicará a todos los ciudadanos. La necesidad de actuar ha ido calando tras un goteo de datos ya imposibles de ignorar. Sobre todo, por parte del Instituto Nacional de Estadística, que avisa desde 2010 que el país pierde población; actualmente hay 10,2 millones de habitantes, dos de los cuales son ancianos.

Se suma la escasez juvenil. Emigra gente joven -se calcula que medio millón se fue con la crisis de 2008- a la que cuesta recuperar por los bajos salarios del país, de media inferior a 1.000 euros, y los que se quedan tiene cada vez menos hijos y más tarde. Resultado: la edad media en Portugal supera los 44 años, y los mayores de 65 han llegado a máximos europeos, según revela el barómetro Eurostat, que sitúa a Lisboa como la capital de la UE con más ancianos respecto a la población activa, con una tasa de 41,4 %, ocho puntos más que la media comunitaria.

Tantos ancianos que "las respuestas ya no pueden ser el modelo que teníamos anteriormente, es decir, poner a las personas en residencias de ancianos", advierte a Efe la presidenta de la Asociación Portuguesa de Demografía, Ana Fernandes. Y Lisboa ha empezado a pensar de modo diferente.

¿Por qué es extremo el caso portugués?

"La cuestión de la natalidad es fundamental. Nosotros bajamos y no conseguimos recuperar después de la crisis los niveles de natalidad", destaca Fernandes, también catedrática del Instituto Superior de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Lisboa. De una tasa bruta de natalidad - nacimientos por cada 1.000 habitantes - de 24,1 en los años 60, el país ha pasado a 8,5 en 2018. Y lo ha hecho, según Fernandes, por los efectos de la llegada de la troika en 2011, con "pérdida de empleos o salarios muy bajos a nivel europeo", y posterior encarecimiento de alquileres, que impiden la emancipación.

Más ancianos significa problemas para la seguridad social a nivel estatal y local "de demanda de cuidados", sobre todo para quienes residen en "apartamentos sin ascensor, con familiares que no estén cerca". "Un gran desafío", resume Fernandes, que no cree que haya "mucho tiempo por delante" y pide evitar una "pre-crisis humanitaria" como la que se vivió hace años en Portugal. "Tuvimos problemas de personas que aparecían muertas en casa un mes después, tres meses después, porque estaban solas, nadie se ocupaba de ellas", recuerda la catedrática.

No basta con más residencias

Para dar soluciones, el Ayuntamiento y la Santa Casa de Misericordia de Lisboa (SCML), una organización que realiza tareas de acción social, presentaron el programa "Lisboa, una ciudad para todas las edades", dotado con 100 millones de euros. Actuaban ante la previsión de que para 2026 los ancianos habrán aumentado un 21 %. Demasiado como para pensar solo en residencias.

Por eso, aunque el plan prevé construir ocho nuevos centros de este tipo, se vuelca en una reconfiguración del territorio, con nuevos "espacios de recreo" y cambios en paseos, pasos de peatones y paradas de autobús más frecuentadas por mayores de 65 años para hacerlas más accesibles. "Nosotros aquí estamos anticipando la cuestión, el fenómeno de la longevidad, estamos dando respuesta desde el punto de vista de la prevención y de la promoción de lo que va a ser el futuro", asevera la responsable de la SCML para el proyecto, Maria da Luz Cabral.

Parten de la idea de "ruptura con el anterior paradigma, que era de institucionalización desde el inicio", y se trata de "preparar la ciudad para que las personas puedan estar más tiempo en su entorno". Los cambios alcanzarán también a algunos ciudadanos, convertidos en "radares" que identificarán si un anciano lleva tiempo sin ser visto o necesita algo. Es el trabajo de "Radar", que forma parte del programa general, y que busca a mayores en todo Lisboa.

¿Necesita algo?

Se calcula que 85.000 mayores de 65 años viven solos en Lisboa, y tras un año de trabajo que concluye en enero, los equipos de Radar localizarán a 30.000. Lo han hecho puerta a puerta, en un proyecto en el que colaboran autoridades sanitarias y de seguridad social. "Hoy vamos a Carnide, estamos buscando a una señora con la que no pudimos hablar ayer", cuenta a Efe Joana. Formada en rehabilitación psicomotora, de 27 años, está acompañada por dos colegas, Mariana, de 25, y Bruno, de 22, titulados en Trabajo Social.

Van identificados con chaquetas rojas y mochilas del proyecto Radar, y acompañados siempre por un policía, fundamental porque "da confianza a las personas" para que abran la puerta. Cinco barrios destacan por su alta concentración de ancianos, alrededor del centro de Lisboa: Olivais, Ajuda, Benfica, Alvalade y Alcántara, donde un tercio de sus residentes tiene más de 65 años. El centro escapa por el turismo, que ha expulsado a los lisboetas.

Joana y sus compañeros acaban por hablar con doña Isabel, de 73 años, que vive en un bajo. Sabe qué es "Radar" porque ha visto un folleto en la cafetería donde desayuna y almuerza -"todos los días, incluso los jueves, que voy también a la peluquería", informa- y por eso accede a hablar con ellos. Empieza entonces un cuestionario: ¿Tiene médico de familia? ¿Toma medicación? ¿Sale todos los días a la calle? ¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre? ¿Tiene familia? ¿Se siente sola?

Doña Isabel responde e introduce anécdotas, hasta que la charla se alarga media hora. No es la primera vez. Joana, Mariana y Bruno han llegado a pasar una hora con algún anciano, a veces tomando café y pastas en su casa. "El problema que encontramos más frecuentemente acaba por ser la soledad, sin duda. Las personas tienen mucha necesidad de hablar, de decir lo que sienten", sostiene Joana.

Doña Isabel lo confirma y pide que la iniciativa se extienda a "todo el país". A partir de mañana empezarán a estar pendiente sus vecinos, con los que también hablar los chicos de Radar: si Isabel no aparece en un par de días, llamen a las autoridades.

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