Los aborígenes australianos también adoran a Elvis

  • Bajo el sol extremo de las áridas planicies de Australia, existe un reyque aún hace sentir su voz desde el Más Allá. Cada año, en el día de sucumpleaños y los días en torno al aniversario, miles de fieles súbditos se dan citaen Parkes, un pequeño pueblo a unas 200 millas de Sydney, para celebrarsu legado.
Harry Sanna | GlobalPost

(Parkes, Australia).El Festival Anual de Elvis, en Parkes, acaba de cerrar su 18ª edición. Su ubicación, tan alejada del circuito tradicional, lo convierte en un lugar especial donde cada año llegan milen de seguidores a rendir tributo al ídolo de Memphis. “Elvis no ha podido venir hoy”, afirma Gnarnayarrahe Waitairie, un aborigen australiano e imitador de Elvis. “Pero envíó a todos los otros Elvis aquí al festival y están cantando con todo el corazón. Gloria al Rey”.

El festival nació humildemente en 1993 como un grupo disperso de unos cientos de seguidores. Pero al igual que el propio Elvis, ha aumentado considerablemente de tamaño. Según los organizadores, el festival atrae ahora a más del doble de la población de Parkes, unos 12.000 visitantes, que dejan unos 5 millones de dólares.

Entre los espectáculos de la semana de festival existe un concurso para buscar a los dobles de Elvis (versión joven y versión mayor) y Priscilla, una especie de Operación Triunfo sólo para imitadores de Elvis, un desfile, una feria de recuerdos y ceremonias para renovar los votos matrimoniales.

Tampoco faltan los conciertos de homenaje a cargo de imitadores profesionales o los borrachos que comparten su talento vocal en el bar-karaoke del pueblo. Hay Elvis de todas formas y colores. Invaden las calles, los bares y el parque local. Hombres y mujeres de cinco a cincuenta año con trajes de gala. También hay jóvenes en buen estado físico que lucen el clásico mono blanco de Elvis enseñando pectorales. Y otros que, orgullosos, exhiben más la figura de Elvis a mediados del 70, con una enorme barriga y doble mentón.

Edwin Posa, de 43 años, de Sydney, se ha llevado el primer lugar en el concurso de dobles. Padre de tres niños, ha sido un seguidor de Elvis desde su infancia y lleva tres años compitiendo. El criterio de los jueces se basa en el grado de parecido, tanto en la apariencia física como el vestuario y la forma de bailar. Para los aspirantes a ‘triunfito Elvis’ el talento vocal y la rutina presentada son esenciales. “Siempre creo que llevo mal el cabello. Me preocupa mi pelo”, afirma Posa.

Su madre le hizo el primer mono blanco, igual al de Elvis. Pero el segundo lo encargó a un sastre y compró las imitaciones de piedras preciosas en EEUU. “El traje tiene que ser hecho a medida, es la única forma”, argumenta orgulloso, con su trofeo y un cheque de 500 dólares.

Otros imitadores, como Crap Elvis ("Elvis de mierda"), del norte de Londres, se toman la actuación de manera menos profesional. El auto-proclamado “peor imitador de Elvis del mundo” se llama Matt Hale, tiene 39 años y ha recorrido el mundo con un traje de Elvis que le costó 30 dólares. “No tenía ninguna posibilidad de ser el mejor, pero sabía que podía ser el peor”, afirma. Hale incluso produjo un CD con canciones de Elvis, pero con un pequeño giro en las letras. Sus favoritas son “Déjame ser tu terrorista” y “Acosándote”, parodias de “Déjame ser tu osito” y “Enamorado de ti”.

Durante el desfile, uno de los espectáculos preferidos de la semana, la calle principal brillaba con los trajes de imitación y las gafas cromadas. Les seguía una procesión interminable de coches Chevrolet, Cadillac y Lincoln. Ken Keith, el alcalde de Parkes, recuerda cuando sólo participaban unos cuantos vehículos del ayuntamiento y los residentes evitaban el festival. Ahora, afirma, los locales también se han entusiasmado.

“Creo que comienza a unir a la comunidad”, explica Keith, de 57 años, que confiesa que tuvo sus dudas con la celebración. “Tengo que reconocer que yo era más fanático de Los Beatles cuando era joven… pero me estoy convirtiendo [en un seguidor de Elvis]”.

La creciente popularidad del evento ha obligado al ayuntamiento a actuar con rapidez. Las tiendas de campaña y las rulots lo han invadido todo. Algunos residentes, más espabilados, alquilan sus hogares a los visitantes. Para mantener el festival dentro de los confines de Parkes, las autoridades reconocen que hay quee evolucionar o morir. Los lugareños aseguran que corre el rumor que otros ayuntamientos con más oferta hotelera preparan un golpe para apoderarse de las fiestas. “Si [los visitantes] no tienen un pub con aire acondicionado, una cerveza fría y algo que comer, entonces es un problema”, afirma Keith. Al menos por ahora, parece que los residentes de Parkes tienen el trono bien asegurado.

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