Los graffitis traen la paz en Irlanda del Norte

  • Los paramilitares armados y los pistoleros con pasamontañas desaparecen de los murales callejeros.
Los murales eran una manera de delimitar los territorios en Belfast | Reuters
Los murales eran una manera de delimitar los territorios en Belfast | Reuters
Conor O'Clery - GlobalPost para lainformacion.com
Conor O'Clery - GlobalPost para lainformacion.com

BELFAST — El mapa de Belfast del Ejército británico muestra en verde los enclaves católicos, en naranja los protestantes y en blanco los distritos mixtos, pero durante muchos años no se necesitó este plano para conducir por la ciudad y saber la afiliación o guetos que se atravesaban. Bastaba ver los murales pintados en las paredes de los barrios de clase media, en donde composiciones retratando a paramilitares armados se encargaban de indicar a qué grupo pertenecía cada territorio.

Además, las aceras pintadas en rojo, blanco y azul identificaban las calles protestantes; las que estaban pintadas en verde, blanco y naranja designaban las zonas nacionalistas católicas.

Hoy en día, durante los meses de verano las fronteras territoriales todavía se convierten a veces en escenario de confrontaciones cuando desfiles de la Orden de Orange pasan por zonas católicas con bandas y pancartas para celebrar la victoria de Guillermo de Orange sobre el católico Rey Jaime en 1690.

Cuando uno de los primeros desfiles protestantes de la "temporada de marchas" pasó el viernes 19 de junio por el distrito nacionalista de Ardoyne, en el norte de Belfast, algunos gamberros tiraron objetos arrojadizos e hirieron a tres personas.

Fue una escaramuza menor, comparada con los violentos altercados de años anteriores, y podría haber sido peor si no fuera por la presencia del personal de seguridad nacionalista, que como parte del proceso de paz se encarga desde hace unos años de que los actos transcurran con normalidad.

Petición católica

Tras el desfile, el viceprimer ministro de Irlanda del Norte, Martin McGuinness, pidió a la Orden de Orange que haga su contribución a la paz y que en el futuro "no intente forzar desfiles por zonas católicas y se arriesgue a traer la violencia a nuestras calles".

En una acto conmemorativo del Sinn Fein en Bodenstown frente a la tumba de Wolfe Tune, un icono del republicanismo irlandés el siglo XVIII, el viceprimer ministro dijo que esta medida sólo afectaría a unos cuantos de los cientos de desfiles que se celebran anualmente.

Pero la Orden de Orange ha acusado a McGuinness, un antiguo comandante del IRA, de no entender hasta qué punto los desfiles forman parte integral de la cultura protestante. La orden, con 214 años de antigüedad, afirmó además que ya está trabajando para hacer los desfiles "más abiertos a las familias y acogedores, especialmente para los turistas".

Belfast continúa siendo una ciudad sectaria amargamente dividida, y para los católicos los desfiles siempre suponen un manotazo triunfalista. Sin embargo, el objetivo expresado por la Orden de Orange para hacer los desfiles menos polémicas supone un importante paso hacia una sociedad estable en Irlanda del Norte.

Otro paso positivo es el reciente anuncio por parte de los dos principales grupos paramilitares lealistas, la Asociación para la Defensa del Ulster (UDA) y la Fuerza de Voluntarios del Ulster (UVF), de entregar las armas, 15 años después de haber declarado el alto al fuego. El proceso está siendo supervisado por la Comisión Internacional Independiente de Desarme, encabezada por el general retirado canadiense John de Chastelain, que en agosto emitirá un informe sobre los progresos del organismo.

Los paramilitares lealistas han estado siendo presionados para desarmarse desde que el IRA dejó fuera de servicio su arsenal hace cuatro años, como paso preliminar para que su brazo político, el Sinn Fein, entrase en el gobierno. El UVF fue el más letal de los grupos de terror clandestinos, llegando a matar a unas 500 de las 864 víctimas (en su mayoría católicas) causadas por la violencia lealista entre 1968 y 1998.

Los muralistas de Belfast también están jugando un papel en el proceso de paz, y las pintadas que hacen desde hace unos años son menos amenazantes. Muchos de los murales más militaristas se han suavizado o han sido reemplazados con imágenes culturales. El más amenazante que se puede ver en la lealista Shankill Road dice: "e;Preparados para la paz; Dispuestos para la guerra"e;. Las imágenes de pistoleros lealistas sujetando rifles están siendo lentamente sustituidas por retratos de estrellas del deporte de Belfast, como el legendario futbolista George Best y el campeón de snooker (billar) Alex Huracán Higgins.

A su vez, en los guetos nacionalistas, el antaño omnipresente pistolero del IRA Provisional ha desaparecido de los murales, sustituido por imágenes de héroes nacionalistas como James Connolly, ejecutado tras la Insurrección de Pascua de 1916 en Dublín.

De hecho, cualquiera puede ver cómo han cambiado las cosas en Belfast a través de una página web en la que se muestra un mapa con imágenes de los murales a lo largo de la ciudad, una curiosidad turística que recuerda uno de los conflictos nacionalistas abiertos en Europa occidental.

En el mapa se pueden ver iconos rojos para marcar los murales lealistas y verdes para los nacionalistas, que ya casi empatan en número con los iconos azules que señalan las pintadas neutrales.

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