Los ibéricos exportaron a toda Europa su cultura campaniforme pero no sus genes

  • El estudio demuestra que los rasgos de comunidad se exportaron en un primer momento sin grandes movimientos poblacionales.
Vaso campaniforme, Ministerio de Cultura
Vaso campaniforme, Ministerio de Cultura

La cultura de vaso campaniforme, que probablemente se originó en Iberia en la Edad del Cobre, ha dejado restos en toda Europa, llegando hasta Gran Bretaña, Sicilia, Polonia y, en general, en el centro del continente. Pero esa difusión no se debió a grandes migraciones de poblaciones que llevaran con ellos dicha cultura, según concluye un estudio internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicado en la revista 'Nature', que no ha hallado evidencias de salida genética desde Iberia hacia dichas zonas.

Este hallazgo revela, por tanto, que la difusión de la cultura campaniforme desde Iberia sería el primer ejemplo de cultura que se transmite como idea, básicamente por una cuestión de prestigio social, ya que ésta estaba asociada a virtudes viriles y guerreras, y por ello fue adoptada por otras poblaciones, según explica el investigador Carles Lalueza-Fox, del Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del CSIC y la Universitat Pompeu Fabra.

Hace entre 4.700 y 4.400 años, un nuevo tipo de alfarería de vasos campaniformes se extendió a lo largo de Europa occidental y central. Durante más de un siglo, los arqueólogos han intentado determinar si la difusión de esta alfarería campaniforme --y la cultura asociada a ella-- representó una migración a gran escala o se debió sencillamente al intercambio de nuevas ideas.

El estudio, que arroja luz sobre este debate, está coordinado por el investigador David Reich, del Howard Hughes Medical Institute y del Broad Institute of MIT and Harvard, y ha sido desarrollado por un equipo internacional de 144 arqueólogos y genetistas de instituciones de Europa y Estados Unidos.

Migraciones tardías

Así, el estudio muestra que la cultura que produjo los vasos campaniformes se extendió entre Iberia y Europa central sin un movimiento significativo de poblaciones, pero más tarde sí se extendió de esta forma.

Una vez que la cultura campaniforme llega al centro de Europa (en torno a Alemania y alrededores), se expande como un reflujo a otras zonas, especialmente a las Islas Británicas, donde sí hubo un importante movimiento de migración. En Gran Bretaña e Irlanda esta oleada migratoria aparece claramente tras el estudio de 155 muestras fechadas entre hace 6.000 y 3.000 años.

Los análisis han revelado que esos ancestros británicos tenían un perfil genético diferente de los que vivieron poco tiempo después que ellos y que, al menos el 90% fue reemplazado por la llegada desde el continente del campaniforme. "Tras la llegada de esta nueva población empezó a existir en la isla británica población con antepasados con características físicas similares --color de piel y ojos-- a la mayoría de los británicos actuales", asegura el genetista Ian Barnes, del Museo de Historia Natural de Londres.

Esto significa que los neolíticos que construyeron Stonehenge (que tenían mayor afinidad genética con los neolíticos íberos que con los de Centroeuropa) casi desaparecen y son reemplazados por las poblaciones de la cultura campaniforme de Países Bajos y Alemania. "Este reemplazo es casi absoluto a nivel del cromosoma Y (que se transmite por línea paterna), lo cual indica un sesgo reproductivo extremo (y por tanto una dominancia social desconocida antes)", detalla Lalueza-Fox.

No obstante, el reflujo también acaba llegando a otros sitios como Italia (al menos en el norte) e incluso Iberia, lo que según Lalueza-Fox, está asociado a la expansión de las lenguas célticas o protocélticas.

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