Lula busca el apoyo de Brasil en la calle y no descarta ser candidato en 2018

  • La actuación de la justicia y de las fuerzas de seguridad con el exmandatario recalentaron la crisis política que vive desde hace un año el mayor país de América Latina. 

    Unos 500 simpatizantes de Lula se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Dilma Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo

P.R.

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, ícono de la izquierda brasileña, pidió a sus partidarios que lo respalden tras un polémico incidente en que fue llevado por la fuerza para que declare por el megafraude a Petrobras.

La actuación de la justicia y de las fuerzas de seguridad con el exmandatario recalentaron la crisis política que vive desde hace un año el mayor país de América Latina, hundido en una recesión económica y sacudido por una trama de multimillonarios sobornos en la petrolera estatal.

El sábado, unos 500 simpatizantes de Lula se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Dilma Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo personalmente.

"Lula estuvo muy animado durante el encuentro que tuvimos junto con la presidenta Dilma para apoyarlo. La presidenta dijo: 'Lula, eres muy importante para el pueblo y para Brasil'. Y Lula me dijo que se sentía muy motivado para la lucha", dijo el diputado oficialista Vicente da Silva tras la reunión.Se manifiestan contra "persecución" a #Lula por caso #Petrobras https://t.co/Zct0Wdrj2a pic.twitter.com/ncN1aqGdMF— La Jornada (@lajornadaonline) 6 de marzo de 2016

La fotografía de Rousseff junto a Lula saludando desde un balcón contrastó con las celebraciones del viernes, en las que algunos brasileños convocaron por las redes sociales a celebrar la acción policial que obligó al expresidente a dar explicaciones por el escándalo de corrupción que le costó más de 2.000 millones de dólares a Petrobras.

Y es también un retrato del momento político que vive Brasil, en el que Rousseff enfrenta dos procesos que podrían terminar anticipadamente su mandato, impulsados por una oposición en guerra abierta contra su gobierno.

Fiscales brasileños sospechan que Lula aceptó millonarios favores de constructoras acusadas de desfalcar a Petrobras, en una causa que investiga el armado de un sistema político-empresarial de sobornos y fraudes destinado a financiar fuerzas aliadas al gobierno y a enriquecer a los involucrados, según la describe la fiscalía.

Esa escandalosa trama llevó a la policía a golpear las puertas de la casa de Lula, en una gran operación que incluyó efectivos armados y cortes de calles.

El carismático expresidente, que a sus 70 años podría postularse por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones de 2018, se declaró ultrajado, y en inflamados discursos aseguró el viernes: "si me quieren derrotar me tendrán que enfrentar en las calles de este país".

"Estoy dispuesto a viajar por todo el país. Si alguien piensa que me va a callar con persecuciones y denuncias, yo sobreviví al hambre, y quien sobrevive al hambre no desiste nunca", dijo Lula, que de niño fue lustrabotas y luego tornero mecánico y sindicalista.Manifestación convocada para el martes

Una manifestación en su favor fue convocada para el martes, mientras que la oposición hará una protesta el 13 de marzo para pedir la salida de Rousseff.

La situación de Lula, una de las figuras políticas más importantes de América Latina en las últimas décadas, llevó a la izquierdista regional a solidarizarse, como fue el caso del presidente de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Nicolás Maduro.

El sábado se sumó el mandatario de Ecuador, Rafael Correa: "Estoy seguro que no tiene nada que ver en los escándalos de los que se los acusa, pero si quieren investigar que lo hagan con el debido proceso. Pero se ha querido humillar", dijo en su programa de radio y televisión.

Los problemas judiciales de su antecesor debilitan aún más a Rousseff, que cuenta con apenas 11% de popularidad.

Al escándalo en Petrobras que ha llevado a la cárcel a figuras de su partido se suma un proceso de destitución en su contra por maquillar las cuentas públicas y una investigación sobre la financiación de la campaña que la llevó a la reelección.

"La declaración forzosa de Lula dará más fuerza a los pedidos de impeachment, y la oposición gana un nuevo ímpetu para intentar forzar la salida de Rousseff", dijo el analista André César.

El recalentamiento del ambiente político coincide con una recesión económica que proyecta convertirse en la peor en un siglo.

"No se puede obligara alguien a prestar testimonio cuando no está obligado a hacerlo. Es el caso de Lula que ya prestó testimonio espontáneamente en el marco de este caso", dijo a la agencia AFP Thiago Bottino, experto en derecho penal de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

El juez Sergio Moro, que tramita el caso, explicó en una nota de prensa que su intención fue la de evitar tumultos entre manifestantes y la fiscalía llamó a esa discusión "nada más que una cortina de humo"

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