"Me amenazaron con cortarme la cabeza porque no leía el Corán"

    • Ammar tuvo que cambiar de hogar tres veces junto a su mujer y tres hijos después de recibir diariamente amenazas de muerte por no creer en el islam.
    • Este padre trabajó en una base militar americana, en una clínica israelita para después acabar viviendo en Francia junto a su familia.
Hallan en Reino Unido dos hojas de un Corán escrito en tiempos de Mahoma
Hallan en Reino Unido dos hojas de un Corán escrito en tiempos de Mahoma

Ammar tuvo que huir de su casa en Bagdad por varias amenazas de muerte. Es sirio y cristiano. Padre de tres hijos y casado, este hombre de 41 años tuvo que pasar varios episodios en la clandestinidad y salvar la vida de su familia.

Fue en 2005 cuando trabajaba en una clínica en el barrio iraquí de Hay Al-Wahda. Esta clínica ofrecía sus servicios a ciudadanos cristianos y musulmanes y estaba financiada por una Iglesia Evangélica. El problema surgió cuando, sin saberlo, distribuían medicamentos procedentes de Israel. "Empezamos a recibir cartas anónimas con amenazas para que dejáramos de trabajar en esa empresa dirigida por judíos", dice Ammar.

La presión pudo con los trabajadores y Ammar tuvo que cambiarse de barrio y mudarse a Doró. Un año más tarde, encontró trabajo en una base militar americana como vigilante de seguridad además de traductor. "Trabajé en la base Fob Falcon durante tres años con mi hermano Zaid pero mi familia no estaba a gusto", declara angustiado este padre que veía como su mujer se pasaba los días llorando porque no podía salir de casa. "Recibía muchas amenazas porque los vecinos la presionaban para que se vistiera como una musulmana y obedecer la Sharia", recuerda.

El barrio donde vive esta familia se ha vuelto muy extremista. "Había que evitar por todos los medios decir que éramos cristianos", dice Ammar que fue testigo junto a su hermano de cómo varios hombres enmascarados asaltaron su coche cuando iban a trabajar. "Temí por mi vida y decidí dejar la base militar".

Días más tarde, Ammar y su familia recibieron una carta amenazándoles para que dejaran su casa por haber trabajado a las órdenes de los americanos. "Tuvimos que dejar la casa con todos nuestros bienes y cargar con la ropa y unas maletas si queríamos seguir con vida".

Ammar se trasladó al barrio iraquí de Zayounna, por tercera vez en dos años. La convivencia con los vecinos no fue fácil desde el primer momento. "Conocí a un joven terrorista que me amenazó junto a un grupo de chicos y me dijeron que me iban acortar la cabeza por no leer el Corán", dice.

Este padre era conocido por ser un enemigo del Islam. Las amenazas no cesaban y fueron varias veces a su casa a matarle. "Me tuve que esconder en casa de varios amigos y dejar a mi familia sola ante el peligro".

Ammar tuvo que huir de Iraq con destino a Francia pero en su viaje se topó con la policia que no le dejó pasar. Estuvo en un campo de refugiados en Holanda mientras su familia permanceía amenazada en Iraq. Cuando volvió, Ammar pasó por tierras turcas antes de volver a ver a su familia. "Estuve peleando por ver a mis hijos pero no me dejaron", declara.

Al final, Francia acogió a esta familia que ahora vive en paz después de pasar penurias y dificultades que hoy pueden contar.

Mostrar comentarios