La inseguridad generalizada hace que estos conflictos sean cada vez más inaccesibles para los periodistas y queden sumidos en el olvido y el desinterés para la opinión pública internacional.
Nadie se acuerda de ellos. Por eso, el compromiso de MSF es doble, acción médica y testimonio. La organización cuenta lo que les ocurre a las personas a las que da asistencia, para denunciar su sufrimiento y conseguir cambios que mejoren su situación.
MSF quiere explicar los retos y dilemas a que se enfrenta, y así conseguir que aumente y mejore la ayuda que estas poblaciones reciben.Con la campaña "Seguir con vida", MSF quiere explicar cómo son sus vidas, y acercar a la sociedad estas situaciones a través de exposiciones, mesas redondas, talleres y vídeos en 360 grados a través de los cuales se llevará a cabo un itinerario por el éxodo sirio y por los campos de desplazados en Sudán de Sur.
El éxodo sirio
La guerra más sangrienta del siglo XXI ha creado el mayor éxodo de refugiados de las últimas décadas. Más de cuatro millones de sirios han abandonado el país desde que empezó el conflicto en 2011. Los que se quedan dentro de Siria sobreviven en condiciones catastróficas, los que huyen se juegan la vida en el mar, intentando alcanzar Europa.
Los heridos. Algunos refugiados no salen por su propio pie de Siria, sino que son evacuados después de haber sido víctimas de un ataque. Son los que sufren las consecuencias más directas y brutales de la guerra.
La espera. Después de salir de Siria, empieza la espera en campos, asentamientos o viviendas destartaladas. Turquía, Líbano y Jordania son los países que más refugiados sirios acogen.
El riesgo. No hay vías legales y seguras para llegar a Europa. Por eso los refugiados se lanzan al mar para pasar de Turquía a Grecia.
La ruta. Cuando parece que lo peor ha pasado, empieza una tediosa ruta por Europa: autobuses, caminatas, timos...
La frontera. Las decisiones de los Estados europeos sobre el cierre de sus fronteras afectan de inmediato a miles de personas.Atrapados en Sudán del Sur
¿Qué sabemos del país más joven del mundo? Sudán del Sur se independizó en 2011, y apenas dos años después estalló una guerra civil que está diezmando a su población. Hay 1,6 millones de desplazados internos. Muchos viven en campos en condiciones deplorables. O incluso en recintos protegidos de los que no pueden salir: están atrapados en el conflicto.
Malakal. Es la segunda ciudad de Sudán del Sur. Fue arrasada a principios de 2014. Decenas de miles de personas se refugiaron entonces en un centro de protección para civiles. Siguen allí. La ciudad está vacía.
El Nilo. Sudán del Sur no tiene salida al mar. Toda la vida transcurre alrededor del Nilo, que atraviesa el país.
Los campos. La guerra ha empujado a 1,6 millones de personas fuera de sus hogares; en su mayoría, viven hacinadas en campos insalubres como estos.
Instantes de paz. Los campos rebosan de niños. Mientras siguen esperando a que callen las armas, también hay instantes de paz.
El hospital. Mata la guerra, mata el desplazamiento, matan las enfermedades. En este hospital de Médicos Sin Fronteras, al menos se pueden tratar las enfermedades. Así se salvan vidas.
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