Vuelven las sospechas

México ‘se ceba’ contra las empresas españolas por los casos de corrupción

El presidente López Obrador se resguarda de los efectos que la pandemia está teniendo en su país, a la vez que mantiene un discurso contrario a la actuación de las compañías extranjeras en su propio territorio.

Andrés Manuel López Obrador
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
EFE

"No es el mejor momento de las empresas españolas en México". Así de contundentes se muestran algunas de las fuentes consultadas por La Información cuando se pregunta por el clima existente en el país azteca tras los numerosos escándalos que están sacudiendo la política mexicana en los últimos meses. Las declaraciones ante la justicia del exdirector de Pemex, la petrolera estatal del país, han supuesto un auténtico huracán en un país acostumbrado a la realidad paralegal en el devenir político. Emilio Lozoya, el que fuera hombre fuerte del expresidente Peña Nieto, no dejó títere con cabeza cuando, preguntado por la Fiscalía, se refería a distintos casos de corrupción que se remontan ni más ni menos que a tres máximos mandatarios de los diferentes gobiernos mexicanos.

Desde Carlos Salinas de Gortari, a Felipe Calderón, pasando por el mismísimo Enrique Peña Nieto, las acusaciones de Lozoya han salpicado al menos a 16 personas en diversos actos legislativos que van desde la concesión de infraestructuras a reformas integrales de sectores estratégicos como el energético o el sanitario. La revelación del exdirectivo se produce como consecuencia de una acusación directa de la fiscalía mexicana por la que debe afrontar una intensa investigación que motivó su extradición desde España y en la que se le acusa directamente de recibir 10,5 millones de dólares de la ingeniería brasileña Odetrecht por varios conceptos desde 2012.

La convulsión es tal en México que no son pocas las voces que claman por una mayor profundidad en las investigaciones de la fiscalía para "hacer una auditoría en profundidad" a todo el sistema político mexicano desde principios de los años noventa. Alejandro Gertz Manero, Fiscal General de México, ha señalado en repetidas ocasiones la crudeza e importancia de los acontecimientos que confirmarían la "tragedia social en la que hemos vivido en los últimos años y que son el resultado de un sistema que está hecho para delinquir y para saquear".

La situación ha servido para que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) también se apunte al carro de las denuncias y muestras públicas de consternación. Sobre la denuncia de Lozoya, AMLO manifestó su reticencia a continuar leyendo la declaración del exdirectivo para "no tener pesadillas". Una actitud que sin duda le sirve para resguardarse de los efectos que la pandemia está teniendo en México, a la vez que le sirve para mantener un discurso contrario a la actuación de las empresas extranjeras que durante décadas han venido realizando negocios en México.

Esa animadversión hacia las compañías foráneas, y concretamente españolas, son las que llevaron hace un año y medio a AMLO a cargar contra la presencia empresarial hispana en tierras aztecas y que motivaron incluso la reacción del presidente del gobierno español cuando en enero de 2019, durante la segunda jornada de su viaje oficial a México, respaldó el papel de las empresas españolas en el país, asegurando que había trasladado al presidente "el valor insustituible de las empresas españolas en México".

Es precisamente este "valor insustituible" el que vuelve ahora a estar en cuestión más de un año y medio después. AMLO parece dispuesto a dar un revulsivo a la forma de contratación pública y privada en México y luchar contra la corrupción en todos los campos posibles. En este sentido, la Cámara de Diputados aprobó, durante la semana en curso, una reforma constitucional para derogar el fuero del presidente. Algo que, promovido por AMLO, permitirá que la presidencia del país pueda ser juzgada por cualquier delito. La reforma tiene su relación directa con los casos denunciados por Lozoya y que el mismo AMLO ha justificado como respuesta a "la deshonestidad de los gobernantes y de las élites del poder que han causado el mayor deterioro de la vida pública de México".

Los círculos cercanos al presidente se empeñan en destacar la "cruzada personal" de AMLO contra la corrupción que, "alcanzará a quien tenga que alcanzar", independientemente de su poder o nacionalidad, lo cierto es que son muchos los expedientes que se están rescatando en las últimas semanas en el Distrito Federal y que afectan a los contratos firmados en su momento por varias empresas españolas durante los mandatos de Peña Nieto o Felipe Calderón. 

OHL, Iberdrola y Repsol ya fueron señalados en su momento por AMLO en diversos negocios que afectan al sector eléctrico, petrolero y de infraestructuras y comienzan a alcanzar a los polémicos "hoteles flotantes" que Pemex encargó en 2013 a los astilleros Hijos de J. Barreras, por los que la petrolera se comprometía a comprar hasta el 51% del capital de la empresa viguesa. Un favor que, algunos medios mexicanos, señalan como un "favor prometido" a petición de Juan Camilo Mouriño, secretario de gobernación, y quien falleció en un accidente aéreo en 2008.

Con respecto a la constructora española, OHL, AMLO no ha perdido un segundo para recordar que fue "una empresa favorita en México, como lo fue Repsol en otro sexenio". Unas empresas que a juicio del presidente mexicano "tenían todas las facilidades" para realizar negocios en el país. AMLO no dudó incluso de acusar directamente a OHL de llevar a cabo una política "influyentista", recordando que "lo de OHL es evidente, está en todos los escándalos mundiales, al rey emérito de España lo involucran con un soborno de OHL".

Iberdrola también ha sido objeto de la furia del presidente. Además de las acusaciones de "influyentismo", en el caso de la eléctrica, afeó el gesto de "llevarse a la secretaria de energía a trabajar y a un expresidente de la república de consejero. Es una vergüenza". Una cuestión que llevó al mandatario mexicano a preguntarse por si "¿en España pueden hacer eso?"

Las próximas semanas serán cruciales en el desarrollo de las investigaciones judiciales y sus derivadas empresariales, algo que dan por descartado en México, y que tarde o temprano supondrán una escalada en las tensas relaciones políticas y económicas entre dos países que suman miles de millones de dólares en concepto de proyectos e intercambios comerciales.

Mostrar comentarios