Un hotel en México aloja a todo un pueblo 'exiliado' que debió huir del infierno narco

  • Sus habitantes debieron escapar del horror y del espanto en Santa María Sur, una localidad acorralada por las bandas de sicarios más peligrosas del país. 

    Las familias no quieren separarse y fueron derivadas al humilde municipio de Chilpancingo. La narcoviolencia ha provocado el éxodo de más de 5.000 campesinos en el sureste del país.

Fachada del hotel 'El Diplomático'
Fachada del hotel 'El Diplomático'
Diego Caldentey

El municipio mexicano de Chilpancingo de los Bravo, situado en el estado de Guerrero, nunca cobró celebridad por sus artistas, paisajes, belleza u otros atractivos turísticos. No tiene nada de eso. Pero en los últimos tiempos ha alcanzado notoriedad por ser un refugio 'in extremis' de todo un pueblo que ha tenido que escapar del infierno narco.

Esta es una historia más del México violento y acorralado por la muerte y la locura de los grupos de narcotraficantes más sanguinarios del planeta. Pero no por ello deja causar estupor y espanto.

Todo comienza en un puñado de caseríos denominado Santa María Sur, tan diminuto como perdido en la geografía mexicana. El municipio pertenece a la región de Tierra Caliente, también en Guerrero, situado al sureste de México. Allí vivían hasta hace no mucho tiempo sus 133 habitantes.

Pero el crimen organizado y la guerra narco lo engulló, como vienen haciendo con diversas localizaciones mexicanas las poderosísimas bandas de sicarios que controlan el tráfico de drogas en el país latinoamericano.

Hace apenas dos años, la locura se tornó tal que en la región serrana de San Miguel Totolapan, a la que pertenece Santa María Sur, hubo un enfrentamiento abierto entre sicarios al servicio del grupo delictivo La Familia y la extensión del temible Cartel Jalisco Nueva Generación. Allí comenzó a gestarse el peor de los infiernos. 

Desde ese momento hasta hoy, la batalla por el control de las zona de producción y rutas de trasiego de drogas no cesa, por lo que 5.000 aldeanos que vivían en los pueblos de Heliodoro Castillo, San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Arcelia, Apaxtla de Castrejón, Cuetzala y Teloloapan comenzaron a escapar de la barbarie, según informa el portal Mexicoaldia.

En esta región mexicana se produce el 42 por ciento del opio a nivel nacional, un negocio millonario que se torna cada día más grande. Las familias amenazadas por los narcos comenzaron a dispersarse por todo el país.

Sin embargo, los habitantes de Santa María Sur no quisieron separarse. Perdieron el techo y huyeron con lo puesto, pero con una premisa: permanecer todos juntos. Castigados por la narcoviolencia, el poco más de centenar de habitantes de ese municipio eligieron el poblado de Chilpancingo de los Bravo para radicarse e intentar encontrar un poco de paz. 

Atrás dejaron de manera forzosa los enfrentamientos a base de tiros y sangre de los descendientes de 'La Familia Michoacana',  y los nuevos intrusos en busca de un negocio colosal: Los Pelones y Los Tequileros. Entre estos grupos los ajustes de cuentas siguen siendo moneda corriente.

Los 'exiliados' de Santa María Sur buscaron en Chilpancingo un oasis infame. Primero, las autoridades municipales habilitaron albergues temporales en el parque central de la localidad, pero después las familias fueron alojadas en diversos sitios, hasta recalar en un hotel, donde permanecen resguardas por militares. El lugar en cuestión se llama 'Hotel El Diplomático'.

Viven todos juntos en habitaciones hacinadas. El establecimiento cuenta con apenas dos estrellas, pero eso ya es mucho decir: baños compartidos, suciedad, austeridad, y cuartos donde duermen hasta ocho integrantes de cada familia... En junio del pasado año, Chilpancingo comenzó a recibir a los primeros huéspedes.

Lainformacion.com intentó comunicarse sin éxito con los dueños de 'El Diplomático'. Sí lo hizo con otros establecimientos cercanos, como el hotel Paradisse Inn, cuya empleada Rubí conoce perfectamente la situación de los 'exiliados' de Guerrero, acorralados por la barbarie.

Nadie sabe cuánto tiempo más pernoctarán todos allí. Lo que sí está claro es que las bandas criminales seguirán operando a sus anchas en estas áreas del México profundo... un corredor clave en el control del paso de la droga que se transporta por la región de Tierra Caliente. Mientras tanto, los pueblos de Guerrero siguen convirtiéndose en 'fantasmas', lugares donde solo habita el miedo.

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