"Mi hijo fue asesinado por no convertirse al Islam"

    • Samer perdió la vida por no convertirse al Islam después de que fuera forzado a hacer una cosa que no quería ni creía.
    • Sabah abandonó su casa en el barrio deAl Quadisiyahpor temor a que sus hijos fueran asesinados por miembros del EI.
Al menos 42 muertos por un bombardeo gubernamental cerca de Damasco
Al menos 42 muertos por un bombardeo gubernamental cerca de Damasco

Sabah es padre de cinco hijos y tuvo que escapar de Karkuk para poder salvar la vida junto al resto de su familia.

Este auxiliar de Farmacia abandonó su casa en el barrio de Al Quadisiyah por temor a que sus hijos fueran asesinados por miembros del EI.

Casado con Intisar, trabajaba como director de Cáritas en Karkut. "Me encargaba de suministrar alimentos para los más desfavorecidos", reclama Sabah, que hizo todo lo posible para salvaguardar la vida de sus pequeños Sara, Mariam y Samer.

Sabah ahora puede contar que su oficina de Cáritas fue bombardeada y por poco salvó la vida, sin embargo su homólogo de Mossoul no puede decir lo mismo.

"Vivíamos con miedo porque todos en el barrio nos conocíamos y algunos nos preguntaban más de la cuenta por mis contactos con los americanos", asegura Sabah.

Tal era la presión vecinal que un día uno de los vecinos amenazó a Sabah para que uno de sus hijos se convirtiera al Islam. "Era estudiante de Ciencias y antes de ser asesinado lo presionaron para que se convirtiera pero al final no quiso y lo mataron", recuerda el padre.

Samer perdió la vida por no convertirse al Islam después de que fuera forzado a hacer una cosa que no quería ni creía. "Sus propios amigos de escuela estaban todos los días presionándole pero el no se dejaba intimidar".

Durante seis meses Samer recibió amenazas de muerte hasta que un día cuando regresaba en bus de la Universidad perdió la vida después de que su asiento saltara por los aires. "Un testigo dijo a la policia que vio a un hombre vestido de negro que dejó una bolsa debajo de su asiento justo antes de explotar" señala Sabah.

Pero los islamistas siguieron aterrorizando a la familia de Sabah. "Tuvimos que huir de Irak después de que los islamistas destruyeran mi puesto de trabajo en Cáritas. Decían que estaban en contra de los cristianos", recuerda.

Sabah y su familia descansan en Francia gracias a la Operación Iraq 500 de la Asociación AEMO.

Pero el testimonio de Sabah no es el único. Antoine es otro de los muchos jóvenes que tuvo que huir de Bagdad y recaló en Francia después de una larga odisea.

"Pido asilo político enFranciapor razones religiosas, y porque pertenezco a una minoría étnica amenazada", reclamaAntoine-nombre ficticio- de origen sirio.

La realidad es que cientos de miles derefugiadospiden asilo tanto económico como político deSiriaa países comoFrancia,EspañaoItalia. El país galo se ha convertido en uno de los países que más inmigrantes ha acogido en los últimos meses.

"Vivía con mi familia enBagdadpero de repende mi casa saltó por los aires", dice Antoine que vio como su padre perdía la vida a causa de un ataque al corazón. Además, su tio Nissan, fue prisionero de guerra enIrándurante 8 años y fue obligado a convertirse alIslam.

Desde la caída del régimen deSaddam Husseinen 2003, fue testigo de la degradación de su barrio: a pesar de su juventud, 27 años, Antoine ha sido testigo de la muerte de miles de cristianos por parte de bandas organizadas de las milicias chiítas y sunitas.

"Sembraban el terror entre los habitantes y saqueaban todo lo que podían", dice.

Ante el terror de las bombas, la familia de Antoine tuvo que abandonar su casa en 2003. "Nos fuimos a Telkef y tuvimos que dormir toda la familia en una cabaña".

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