Miguel Abellán triunfa en primera corrida de Feria del Señor de los Milagros

  • La primera corrida de la Feria del Señor de los Milagros ha tenido como triunfador a Miguel Abellán, que ha abierto la puerta grande de la plaza de Acho tras cortar dos orejas a cada uno de sus toros.

Jaime de Rivero

Lima, 26 oct.- La primera corrida de la Feria del Señor de los Milagros ha tenido como triunfador a Miguel Abellán, que ha abierto la puerta grande de la plaza de Acho tras cortar dos orejas a cada uno de sus toros.

Con media entrada, se lidiaron seis toros y 5ª (bis) de Juan Bernardo Caicedo de Colombia, bien presentados, nobles, mansos y justos de fuerza.

Juan José Padilla (silencio y silencio), Antonio Ferrera (palmas y palmas) y Miguel Abellán (oreja y oreja)

Miguel Abellán se impuso al tercero de la tarde, al que lidió con clase desde los primeros lances orientados a fijarlo en los trastos.

El inicio de faena fue al pie de la barrera, con varios muletazos quieto en el sitio para luego someterlo por derechazos aprovechando el pitón derecho y la nobleza de su adversario.

Culminó con una estocada levemente caída y obtuvo el primer trofeo.

Con el que cerró plaza nuevamente se pudo apreciar su capacidad lidiadora, toreando con suavidad y a media altura un toro que no tenía fuerza, movilidad ni transmisión.

De a pocos y sin obligarle, fue logrando muletazos de buena factura, haciéndolo todo él mismo. Sin remates ni adornos, entró a matar para colocar una gran estocada en lo alto que le aseguró otro apéndice y la puerta grande.

Juan José Padilla enfrentó el peor lote. El primero era un manso huidizo que no tenía un pase. El cuarto exhibió poderío de salida que refrendó en el caballo donde recibió un gran puyazo.

Padilla inició faena de rodillas aprovechando la noble embestida. Pero el astado perdió la fuerza inicial, diluyendo la labor del torero. Concluyó con un pinchazo y estocada.

Antonio Ferrera estuvo muy acertado con el corrido en segundo lugar, un jabonero sucio, veleto, manso y remiso que fue picado en la querencia de toriles. Tras un lúcido tercio de banderillas compartido con Padilla, Ferrera se aplicó a fijar el toro en la muleta.

En los medios logró pases de mano muy baja aprovechando las pocas condiciones que le daba la bronca embestida del toro. Un pinchazo y el golletazo le impidieron llevarse una oreja por su buena lidia.

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