El martes al mediodía la tragedia golpeó a Génova. Un tramo del puente Morandi, viaducto que cruza la localidad, se derrumbó mientras los vehículos circulaban por sus carriles. El resultado, al menos 39 muertos y todavía decenas de personas desaparecidas para los que los servicios de emergencia guardan ya muy pocas esperanzas. Sin embargo, en medio de la desgracia también hay espacio para los milagros.
Gianluca Ardini es un comerciante de Marassi de 29 años que circulaba con su camioneta por el puente Morandi junto a su compañero de trabajo Luigi Altadonna.
El colapso les cogió de lleno. Su vehículo voló y se quedó colgando encima de unos escombros de la misma infraestructura, 20 metros por encima del suelo.
Su compañero, Altadonna, perdió la vida mientras que Gianluca se quedó colgando de dos alambres de los escombros del puente con una fractura de hombro.
Permaneció horas en esa delicada situación hasta que los bomberos acudieron a rescatarle. En declaraciones a la prensa italiana, Gianluca aseguró que pensar en el nacimiento de su hijo "le dio fuerzas para sobrevivir".
“Ha sido un milagro, es todo lo que puedo decir. Se agarró a dos alambres por su vida. En septiembre será padre. Creo que esa es una de las razones por las que aguantó.”, dijo su novia Giulia Organo en 'Il Corriere'.
Cuando los servicios de rescate encontraron a Gianluca le dijeron que permaneciese inmóvil ya que cualquier movimiento podría producir otro derrumbamiento. Por suerte, consiguieron salvarle en la que ha sido una historia milagrosa del puente Morandi.
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